María del Carmen Pelleritti, la amiga con la que Nora Dalmasso salía a caminar, dijo que los posibles beneficiarios del crimen eran el viudo y único acusado, Marcelo Macarrón, y su amigo y abogado, Daniel Lacase. “Nora le tenía terror”, recordó, y a continuación dejó helados a los presentes: “Si aparezco muerta (por lo que digo), busquen a Lacase”.
La dimensión de hombre peligroso del abogado se corporizó a medida que Pelleritti brindaba su testimonio.
Cabe recordar que Lacase acompañó a Macarrón a Punta del Este, conversó en el viaje de regreso desde el país vecino con los policías que “investigaban” la escena del asesinato, actuó de vocero del médico traumatólogo en los primeros tiempos posteriores al hecho, y hasta habría ayudado a sembrar al menos dos pistas falsas, entre otras intervenciones.
Nora Dalmasso fue asesinada el sábado 25 de noviembre de 2006 en su casa del barrio Villa Golf, de Río Cuarto.
El único imputado es Macarrón, acusado de instigar el asesinato de quien fuera su esposa. Lo acusa del delito de “homicidio calificado por el vínculo, por alevosía, y por precio o promesa remuneratoria en concurso ideal”, que contempla prisión perpetua.
Según el requerimiento fiscal de elevación a juicio, en fecha que no se puede establecer con exactitud, presumiblemente unos meses antes del 25 de noviembre de 2006, Marcelo Macarrón “en acuerdo delictivo con personas aún no identificadas por la instrucción, instigó el crimen”.
Para el fiscal Luis Pizarro, que instruyó la causa, el móvil fue económico, porque Dalmasso y Macarrón atravesaban una crisis conyugal y Nora habría querido divorciarse. En ese marco, el hombre no habría querido dividir los bienes conyugales. Está acusado de contratar un sicario, de facilitarle el acceso a la vivienda y de planear una simulación sexual para justificar el hecho.
En la octava jornada del juicio, Pelleritti expresó con indignación que “si se hubiera buscado a quién se benefició con el crimen, se hubiera encontrado al asesino”.
Tras ello, el fiscal Julio Rivero le preguntó quién para ella fue la persona que se benefició con el crimen, a lo que respondió: “Posiblemente podría ser Macarrón para no compartir el cincuenta por ciento de los bienes”.
La mujer hizo referencia a un eventual divorcio de la pareja, ya que ratificó una declaración que brindó con anterioridad, en la que recordó que Nora le había comentado que si se separaba de su marido, Macarrón le pondría muchas trabas.
Daniel Lacase. (Foto: Gentileza Revista El Sur).
La testigo apuntó también como posible beneficiario del femicidio al abogado Lacase. Planteó sobre el abogado, que “es mejor tenerlo de amigo que de enemigo” y aseguró que fue el temor hacia él lo que detuvo a Nora de encarar el divorcio de Macarrón, ya que era quien lo representaba en los asuntos legales.
Tras esos dichos, el abogado Marcelo Brito, defensor de Macarrón, le preguntó a la testigo si tiene pruebas contra el viudo por el crimen de Nora, a lo que ella respondió de manera contundente que “no”.
Añadió que en la instrucción de la causa “salieron en la búsqueda de amantes y no de un asesino. Mientras buscaban amantes se escapó el asesino”.
La mujer también relató que cuando se encontró el cuerpo de Nora, una policía salió a puerta de la casa para preguntar “si alguien conocía amantes de la señora”.
Pelleritti también arriesgó la hipótesis de que “la persona que mató a Nora la estaba esperando en la casa” y dijo que, a su parecer, el asesino “tenía la llave de la casa porque Nora era muy cuidadosa cuando salía y cerraba todas las puertas”.
Nora Dalmasso.
“Si Nora esperaba a alguien no se habría sacado el maquillaje”, dijo al recordar que estaba desmaquillada cuando fue encontrada muerta en su casa del country Villa Golf de Río Cuarto en el sur provincial.
Al salir de la sala de audiencias, hizo dos afirmaciones inquietantes. Primero, los periodistas le consultaron cómo tendría la llave de la casa el asesino, y Peleritti afirmó: “Pregúntele a Marcelo (Macarrón)”. Después le preguntaron si la frase (“”Si aparezco muerta, busquen a Lacase”) se refería a lo que le pasó a Nora o a lo que podría ocurrirle a ella, a lo que la amiga respondió: “Nos podría pasar a las dos”.
COBERTURA
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