La decisión de garantizar el abastecimiento interno es el principal argumento esgrimido por las autoridades nacionales y dirigentes del sector privado que avalan la medida tomada la semana pasada por el Ministerio de Agricultura de suspender el registro de exportaciones de maíz de la campaña 2019-2020. Ese es el punto de partida del nuevo conflicto entre el gobierno y sectores de la cadena productiva agro-alimentaria versus los productores agropecuarios y los exportadores de cereales y oleaginosas.
No se trata de un cruce casual. El incremento del precio del maíz que, en un año, pasó, en la Bolsa de Rosario, de 139 dólares a 199 dólares la tonelada, un aumento de 43 por ciento entre enero 2020 y enero 2021 es el escenario en el que se desenvuelve este nuevo enfrentamiento. Se agrega que hay una previsión a la suba del precio internacional lo que acrecienta la disputa, sobre todo por el lado de las productores de retener el maíz que aún queda para aprovechar el diferencial de precio.
A su vez, la decisión de garantizar abastencimiento a los productores de carne, procura disminuir tensiones sobre los precios al público de la carne vacuna, aviar y porcina.
El objetivo oficial del Ejecutivo, con su disposición, es priorizar la provisión del mercado interno ante las complicaciones que desde determinados sectores productivos -en especial los relacionados con la producción de carne aviar, porcina y vacuna- para obtener materia prima para alimentar a sus animales a pesar de la cosecha récord alcanzada la campaña pasada.
Argentina es un gran exportador mundial del cereal, pero también posee un alto consumo interno, que en su gran mayoría es dedicado a la alimentación animal.
Según un informe la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), la producción de maíz fue de 51,5 millones de toneladas en la campaña 2019/20. De ese total, más de 38 millones de toneladas fueron consideradas como saldo exportable, mientras que el remanente tuvo como principal destino a los corrales de engorde o feedlots, tambos de producción lechera, granjas de cerdos y criaderos avícolas.
En un comunicado, el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, precisó que hasta el momento se autorizó la exportación de 34,23 millones de toneladas de maíz de la campaña 2019/20, sobre un total teórico exportable de 38,50 millones de toneladas, es decir que se ha cumplido con el 89% del mismo.
“El objetivo de la medida es que las 4,27 millones de toneladas restantes queden disponibles para el consumo interno, con el objeto de asegurar el abastecimiento durante los meses del verano, cuando la oferta de cereal tiende a escasear”, sostuvo el Ministerio de Agricultura.Desde hace varios meses varios sectores de la producción salieron a advertir que, a pesar del volumen récord de producción, enfrentaban complicaciones para poder adquirir el maíz destinado a alimentar sus animales.
En diálogo con Télam la semana pasada, horas después de que el Gobierno anunciara la suspensión temporal del registro de exportaciones, el presidente de la Cámara de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA), Roberto Domenech, sostuvo que “no es mucho el maíz que queda y son muchos los sectores que venimos con muchas dificultades para conseguirlo, ya desde hace 90 días”.
En este sentido, comentó que la fórmula debería estar compuesta con 63% de maíz, pero por la falta de oferta, algunas empresas están trabajando con una participación del 40% al 45%.
“En el mercado en la actualidad hay tres posiciones, cuando normalmente, siempre había dos: el productor ponía el maíz y nos peleábamos entre la exportación y el mercado interno para hacernos del producto. En este momento es de tres patas: el mercado interno, la exportación y el productor, que quiere tenerlo él. Creo que esta medida hace que la exportación de alguna manera descomprima la demanda”, concluyó.
Si bien no fue para admitir ese planteo de Domenech, al sumarse a las protestas de la Mesa de Enlace, el Centro de Exportadores de Cereales (CEC) confirmó la disputa por el cereal. Según la cámara empresaria, hay registros de existencias por 10 millones de toneladas, de las cuales solo 1,2 millones de toneladas tenía previsto el destino de exportación.
“La intervención en un mercado transparente altera las reglas y genera incertidumbre entre los productores, que retraen la venta de sus stocks y reducen la siembra de la próxima campaña, lo que provoca la reacción inversa para reducir los precios internos”, indicó CEC en un comunicado.
Lo cierto, es que esa retención de maíz por parte de los productores, básicamente con fines especulativos, esto es para aprovechar los potenciales incrementos del precio internacional en los próximos meses, y de una eventual devaluación del dólar en el país.
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