La tercera semana del juicio por el crimen de Nora Dalmasso, ocurrido en noviembre de 2006, registró dos testimonios de amigas de la víctima que pusieron nuevamente en el centro de la escena al abogado Daniel Lacase. Ambos testimonios desacomodaron la estrategia defensiva del viudo Marcelo Macarrón, único imputado en el caso.
Fue por eso, que Facundo Macarrón, hijo de Marcelo y Nora, afirmó que Paula “Poly” Fitte de Ruiz y María del Carmen Pelleritti “no eran amigas” de su madre. Es decir, intentó quitarles entidad y, por extensión, valor a sus testimonios.
También le dijo a Télam el sábado, que “hasta el momento no se ha presentado ninguna prueba y específicamente ningún testimonio que sirva para sustentar la absurda hipótesis del fiscal (Luis) Pizarro” que vincula a su padre como instigador del crimen.
Agregó que “lo único que buscan es defender a su amigo Michel Rohrer”, el empresario al que la defensa de Macarrón instaló como protagonista principal del “operativo” de distracción de la única acusación con posibilidades de prosperar (Eventualmente, si se comprobara alguno de los dichos o pistas que puedan surgir del juicio, ni Rohrer ni Lacase podrían ser acusados porque ya prescribieron los posibles delitos que podrían caberles por un hecho de estas características). “Tanto María como ‘Poly’ Ruiz son enviadas de Rohrer para defender su honor, eran amigas circunstanciales (de su madre). Nada más”, insistió Facundo.
Pelleritti, la amiga con la que Nora salía a caminar, había dicho que los posibles beneficiarios del crimen eran el viudo y único acusado, Marcelo Macarrón, y su amigo y abogado, Daniel Lacase. “Nora le tenía terror”, recordó, y a continuación dejó helados a los presentes: “Si aparezco muerta (por lo que digo), busquen a Lacase”.
“Poly”, por su parte, había dicho simplemente que le parecía “ridículo” que se acusara a Rohrer y había contado sobre la personalidad del empresario.
Cabe recordar que Lacase, entre otros hechos, acompañó a Macarrón a Punta del Este pese a que el resto de sus amigos no querían que lo hiciera; conversó en el viaje de regreso desde el país vecino con los policías que “investigaban” la escena del asesinato; actuó de vocero del médico traumatólogo en los primeros tiempos posteriores al hecho; uno de los primeros abogados defensores era su socio; y hasta habría ayudado a sembrar al menos dos pistas falsas, entre otras intervenciones.
Si bien el grupo de “amigos” lo integraban los tres, Macarrón, Lacase y Rohrer, está claro que el abogado era más cercano a la familia del médico traumatólogo. Al punto que Facundo lo llamaba “Tío Daniel”. A su vez, los tres hacían negocios juntos, según ha escrito en varias oportunidades el periodista y autor del libro “Las cuatro muertes de Nora Dalmasso”, Hernán Vaca Narvaja. Pese a ello, la profundidad de ese triángulo no fue suficientemente explorada en la investigación judicial.
Mientras que la pista económica está descripta en la requisitoria del fiscal Luis Pizarro hasta listar los bienes que poseía Macarrón y que en caso de divorcio debía dividir con Nora en partes iguales. Esa es justamente una de las razones del móvil del crimen. Sin embargo, el fiscal no ahondó en este terreno sobre las posibles relaciones del imputado con los otros nombres clave de este caso, es decir, con Lacase y/o con Rohrer o con los dos a la vez.
Dice la requisitoria al identificar una operación que ubica con el número 4: “Inmueble ubicado en calle Manuel Estrada n° 95 de la ciudad de Córdoba, Edificio Olimpos II, PH n° 43, Matrícula n° 475638/43- corresponde a la unidad referida, que fuera vendida originalmente por la constructora DYCSA (Arq. Becaccese y Jauregui) al Sr. Lacasse Daniel Horacio en la suma de $ 42.000, quien con idéntica fecha (19/04/02) transfiere dicha unidad funcional al matrimonio Macarrón / Dalmasso en la cantidad de $ 50.000”.
Cabe acotar que en esa época, todavía corría la cotización 1 dólar igual a 1 peso.
Al observar en detalle, Lacase aparece como comprador y luego como vendedor a los Macarrón-Dalmasso de un departamento en Córdoba. Se trata, al menos, de una operación llamativa, tanto por quién compra (Lacase), por la simultaneidad del acto comercial (Lacase compra el inmueble y el mismo día lo vende al matrimonio) y por la escasa diferencia que obtiene de la operación comercial (8 mil dólares. Adquirió a 42 mil y comercializó a 50 mil).
En este caso, el único imputado es Macarrón, que está acusado de instigar el asesinato de quien fuera su esposa. Lo acusa del delito de “homicidio calificado por el vínculo, por alevosía, y por precio o promesa remuneratoria en concurso ideal”, que contempla prisión perpetua.
Según el requerimiento fiscal de elevación a juicio, en fecha que no se puede establecer con exactitud, presumiblemente unos meses antes del 25 de noviembre de 2006, Marcelo Macarrón “en acuerdo delictivo con personas aún no identificadas por la instrucción, instigó el crimen”.
Para el fiscal Pizarro, el móvil fue económico, porque Dalmasso y Macarrón atravesaban una crisis conyugal y Nora habría querido divorciarse. En ese marco, el hombre no habría querido dividir los bienes conyugales. Está acusado de contratar un sicario, de facilitarle el acceso a la vivienda y de planear una simulación sexual para justificar el hecho.
COBERTURA
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