La ciudad de Río Cuarto amaneció distinta: 200 metros alrededor de la plaza central, las vallas impedían el acceso de autos y colectivos, y el microcentro se convirtió en una gran peatonal.
El tema del día en los bares, los taxis, en las esquinas, era la visita del presidente Mauricio Macri. Pero esta vez, a diferencia de las tres anteriores, Macri venía en calidad de candidato a presidente y en busca del apoyo de sus simpatizantes. “Sí, se cometieron errores, pero hizo lo que se tenía que hacer”, aseguraban los promotores del cambio. “Queremos vivir en libertad”, agregaban otros.
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La música al aire libre empezó a sonar cerca de las 9, al compás de las máquinas de café que no daban tregua a esa hora de la mañana. En la intersección de calles Sobremonte y Vélez Sarsfield, frente a los bancos Nación y Galicia, se montó el escenario sobre el que horas más tarde desfilaron el presidente -en plena campaña- junto a su esposa Juliana Awada y funcionarios provinciales y nacionales.
Pasadas las 12.30, el jingle más popular del día no paraba de repetir: “se da vuelta, esto se da vuelta, Mauricio lo da vuelta, la gente lo da vuelta”. A partir de ese momento y similar a lo que sucede en las iglesias evangélicas, cuando un pastor arenga a sus fieles a cantar, Luis Juez, Soher El Sukaría, Hernán Lombardi, Mario Negri -en ese orden de aparición- fueron coreando la canción desde el escenario para darse aliento y conectar con las emociones del centenar de miradas que estaban enfocadas hacia el escenario.
Más tarde, cerca de las 13, la voz de Mario Negri presentó al presidente y un estallido de gritos y aplausos se hicieron notar. “Hola imperio”, saludó él. Más aplausos. Jóvenes, niños, adultos, un público de todas las edades se emocionó al ver a su líder aparecer en escena. Un poco de calor para contrarrestar el frío casi invernal.
Banderas argentinas flameaban encima de las cabezas cubiertas por capuchas o gorros (en el mejor de los casos) para protegerse de la llovizna que asediaba desde temprano. La sonrisa del presidente junto a su compañero de fórmula, Miguel Ángel Pichetto, custodiaban el acontecimiento desde una gigantografía ubicada en la terraza de un edificio a metros de allí.
Un par de pancartas, algunos carteles en cartulina escritos a mano con frases como “la libertad no se resigna” “Sí se puede” “No volvamos al pasado” -frases de cabecera de Macri- y las pantallas de celulares apuntando a la figura estelar del presidente.
“No queremos más deditos que nos disciplinen”, “no queremos volver al pasado”, “quiero decirles que los escuché” fueron algunas de las ideas que sobrevolaron el acto de campaña, tal como se viene escuchando a lo largo de la gira del #SíSePuede. Luego de cada frase de impacto, el jingle comenzaba de nuevo “la da vuelta… Mauricio la da vuelta”.
Como nunca antes en la ciudad, Macri estuvo en la plaza pública frente a sus fans, que se apretaban en una de las esquinas del microcentro. Fiel al estilo macrista, no hubo choripanes, y tampoco colectivos. Al final, antes de retirarse, el presidente le pidió al público “marcharse de manera ordenada” y “no dejar ni un papel tirado en la calle”.