La voladura de la Fábrica Militar de Río Tercero (FMRT) el 3 de noviembre de 1995 se ejecutó para ocultar el tráfico ilegal de armas a Croacia y Ecuador, entre 1991 y 1995. La venta de armas se realizaba a un país que sufría el embargo militar de la ONU (Naciones Unidas) como Croacia, que participaba de la “Guerra de los Balcanes” en la que se desintegró la ex Yugoslavia. Y a otro, Ecuador, que necesitaba equiparar la falta de capacidad militar con Perú en la Guerra del río Cenepa. En este hecho, lo que es más impresionante aún, es que Argentina era garante de paz entre los dos países. Las operaciones se desarrollaron con el impulso y anuencia de Estados Unidos, que necesitaba abastecer de armamento a sus aliados en la Península Balcánica, pero no podía hacerlo a “cielo abierto” a causa del embargo de la ONU. El presidente Carlos Menem había alineado férreamente a Argentina con Estados Unidos, del mismo modo que ahora lo hace el actual titular del Ejecutivo, Javier Milei, y, por eso, embarcó al país en esta aventura.

Ser “amigo” de Estados Unidos tiene sus beneficios y, por supuesto, también sus riesgos. En aquel momento, el gobierno recibió “ayuda” financiera estadounidense para sortear los problemas que acarreaba con su deuda externa y sepultó, a cambio, entre otras políticas, el desarrollo del misil Cóndor II y privatizó la Fábrica Militar de Aviones, entregándosela a la Lockheed Martin (un fabricante militar aeronáutico de EE.UU.). A la par, el gobierno menemista metió el reclamo de soberanía de las Islas Malvinas debajo del concepto del “paraguas” del canciller Guido Di Tella: el objetivo era habilitar negociaciones para mejorar las relaciones con Reino Unido sobre otros temas, incluidos los económicos, sin reclamar soberanía, pero sin renunciar expresamente a ella. Dentro de ese marco, entre otras fértiles ocurrencias, Di Tella decidió que había que seducir a los isleños (cualquier parecido con la actualidad es pura coincidencia) y regaló para la Navidad de 1998 a las 600 familias de la Isla un libro con historias de Winnie the Pooh.
También, efectivos de las Fuerzas Armadas participaron de operaciones internacionales de paz y dos naves de la Armada y helicópteros integraron en 1990 la fuerza internacional que participó de la Primera Guerra del Golfo, en Irak, para derrocar a Saddan Hussein. Incluso, Argentina, fue declarada por Estados Unidos, por este hecho, como “importante aliado extra-OTAN” (Organización del Tratado del Atlántico Norte), una coalición creada por EE.UU. y Europa para enfrentar, en su momento, a la Unión Soviética.
El tráfico de armas a Croacia y Ecuador ocurrió en ese contexto de “relaciones carnales” (una frase de Di Tella) con Estados Unidos. El presidente Menem emitió decretos falsos para encubrir la venta de armas. Así autorizó operaciones con Panamá (que no tenía Fuerzas Armadas) y Venezuela, que ocultaba el verdadero destino de armas y proyectiles.
El segundo punto, fue que, para cumplir con el suministro de armamento a Croacia, Argentina debió recurrir a material que estaba en los arsenales del Ejército, ya que las fábricas militares habían sido desmanteladas. Un recorrido similar tuvo el abastecimiento a Ecuador.
Así surgió que armas, cañones y una parte de los proyectiles vendidos, fueron traídos desde guarniciones militares a la Fábrica Militar de Río Tercero (FMRT) para que fueran maquillados -repintados- y luego transportados a sus destinatarios en los Balcanes y, posteriormente, en Ecuador. Entre otros cargamentos fueron enviados cañones Citer 155mm. y cañones italianos Otto Melara a los Balcanes. También, personal de la FMRT fue enviado a Croacia a capacitar a las Fuerzas Armadas de ese país para utilizar el armamento. Cuando una publicación de Clarín destapa que había armamento que era vendido ilegalmente, el Estado argentino habría decido volar la fábrica riotercerense para ocultar la operación. Como el armamento del Ejército llegaba a Río Tercero para “supuesto mantenimiento”, el objetivo del atentado fue simular la desaparición de armas y explosivos que, en realidad, ya no estaban allí.
La sentencia del Tribunal Oral Federal N°2 de Córdoba, luego ratificada en instancias superiores, no deja lugar a dudas. Define que lo ocurrido en la FMRT fue un hecho intencional (un atentado), se determinó que las explosiones fueron programadas y direccionadas para evitar daños en la planta química del complejo fabril que se ubica a un costado de la dependencia militar. Por esa razón, las consecuencias de la acción no fueron mayores, y las víctimas fatales fueron siete: Las víctimas fatales fueron Romina Torres (15); Aldo Aguirre (25); Leonardo Solleveld (32); José Varela (51); Hoder Dalmasso (55); Laura Muñoz (27); y Elena Rivas de Quiroga (52). También se determinó el móvil: ocultar el tráfico de armas a Croacia y Ecuador, que se estaba realizando ilegalmente, por decisión del gobierno nacional, que en ese momento presidía Carlos Menem. Justamente, el ex presidente argentino eludió el accionar de la justicia porque lo alcanzó la muerte el 14 de febrero de 2021, diez días antes de que se iniciara el juicio en su contra. El ex titular del Ejecutivo contó con la protección del Estado argentino y probablemente de Estados Unidos por su rol en la venta de armamento, sobre todo a Croacia, que sufría un embargo de la ONU. Eso se expresó en una extensa impunidad judicial y política de 26 años.
También hay que mencionar que la sentencia judicial condenó a Jorge Antonio Cornejo Torino, Carlos Franke y Edberto González de la Vega (fallecido) a la pena de trece años de prisión y a Marcelo Diego Gatto a la pena de diez años de prisión por considerarlos autores del delito de estrago doloso agravado por muerte de personas. Cornejo Torino y Gatto eran integrantes en actividad del Ejército, mientras que los cuatro eran parte de Fabricaciones Militares al momento de los hechos. Si bien no se pudo encontrar a los autores materiales de la voladura, resulta evidente que fue ejecutada por personal especializado en explosivos.
La política exterior forma parte de las decisiones de los gobiernos y es una herramienta que integra el concepto general de la soberanía de las naciones. Es decir, el país ejercita su soberanía y promueve sus intereses a partir de su política exterior. Hay que recordar que el alineamiento con EE.UU., que impulsó el menemismo, resultó una política contradictoria con el “no alineamiento” histórico de las administraciones peronistas y radicales. En este marco, el alineamiento con EE.UU., entre otras consecuencias, derivó, en última instancia, en la voladura de la FMRT, una acción que el Estado nacional, tres décadas después, aún se niega a reconocer.

Una imagen de la ciudad de Río Tercero luego de la voladura. (Foto: Gentileza Daniel Cáceres / Archivo).
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