En excursión. Para aprovechar mejor el viaje, lo ideal es contratar una excursión. Hay tours de tres, siete o diez días por Marruecos. Para llegar al desierto, hay que tomar, al menos, la de siete días. Muy recomendables los tours de Europamundo, con guías locales.
VER [¿VIAJAMOS?] El Sahara, un destino inevitable.
VER [¿VIAJAMOS?] El desierto en fotos.
Estado islámico. La venta de bebidas alcohólicas está restringida en la calle y en restaurantes y algunos hoteles más tradicionales. Las mujeres marroquíes van tapadas, pero las turistas pueden utilizar cualquier tipo de vestimenta (shorts o pantalones cortos, excepto para entrar a lugares sagrados).
Gastronomía. Es riquísima y variada. Los platos imperdibles son los tajines marroquíes (un guiso con verduras, carne y especias que se cocina en una olla de barro típica del norte de Africa), cuscús (considerado el plato nacional), maakouda (bola de papa frita o buñuelo) y kebabs de carne, entre otras exquisiteces.
El clima. Nuestra incursión por Marruecos fue en agosto y las altas temperaturas se hacen sentir. Es casi una obligación tener una botella de agua a mano.
Los contrastes. Visitar los mercados, muchos de ellos con estructuras antiquísimas, con calles estrechas y diversidad de aromas, es un viaje dentro de otro viaje. Es recomendable conocerlos para ver el contraste entre lo actual y el pasado.