El día 30 de Abril del corriente año, distintas organizaciones sindicales en todos los rincones del país, llevaron adelante un paro nacional que fue contundente.
En esta medida gremial, hubo un gran ausente. En realidad un gran ausente que hace más de tres (3) años, no se pronuncia, no defiende a nadie, no es independiente del gobierno nacional, y que da vergüenza ajena. Hablamos de la C.G.T.
Ha quedado evidenciado que esta histórica central, se transformó en una cáscara vacía, sin contenidos, y que ha caído en un estado de decadencia terminal. En ese mismo estado, ha caído también, la dirigencia que inmerecidamente la encabeza actualmente, quienes por dignidad deberían presentar su inmediata renuncia, frente a la mediocre gestión que han tenido, y sobre todo por haber traicionado abiertamente con su inacción manifiesta, a los jubilados, a los trabajadores y a los sectores más vulnerables.
Desde sectores del gobierno nacional, se criticó duramente el paro nacional que fue resuelto por un número cada vez mayor de sindicatos. Ahora bien, los ciudadanos podríamos decir con ese mismo criterio, que el propio gobierno nacional (acompañado en muchas de sus medidas, por gobiernos provinciales), son los responsables de venir parando a la República Argentina desde hace cuatro (4) años aproximadamente, con sus permanentes medidas de ajuste, sin rumbo económico, con transferencia de recursos desde los sectores medios – bajos hacia los sectores más acomodados, con tarifazos impagables, con una inflación en aumento, con un endeudamiento histórico, con la vuelta al F.M.I., con la destrucción de la industria nacional, con el cierre de grandes empresas y pymes (también comercios), con despidos de trabajadores por miles, y con reducción de los haberes jubilatorios, entre otras cuestiones.
Hubo algunos gremios que durante los tres (3) años anteriores, estuvieron haciendo la plancha, y ahora se han empezado a sumar. Que se han visto obligados a dar la cara, no por la decisión de sus autoridades, sino fundamentalmente por las exigencias de las propias bases, que son quienes vienen padeciendo desde hace años las políticas antiobreras macristas.
Muchos de esos gremios, son los que han venido especulando qué hacer, al no fijar posiciones concretas, a diferencia de otros que sí lo han hecho. A nivel nacional, hay sindicatos que han sido coherentes siempre, entre lo que dicen sus autoridades y entre lo que hacen (Camioneros, Custodios, Farmacéuticos, Aeronáuticos, Canillitas, Sutpa, entre otros), lo que se traduce en un acompañamiento incondicional de sus propios afiliados.
Lo importante, es que frente a un gobierno nacional que no escucha, que persiste en sus medidas y que las busca profundizar (todas en contra del pueblo); el movimiento obrero argentino, demuestre estar a la altura de las circunstancias, y elabore un plan de lucha nacional, que no quede solamente en algunos paros nacionales aislados.
La oposición política (salvo algunos casos), demuestra ser más de lo mismo. Pues con mayoría en el Congreso, no le ponen límites a los antojos del Ejecutivo nacional, y evidencia que sólo les importa a qué cargo saltar en las próximas elecciones.
Los gremios, son la última línea de defensa que queda frente a gobiernos neoliberales como el actual. Deben convocar urgentemente a un confederal, y elegir un nuevo conductor de la C.G.T. Existen dirigentes para conducirla, como por ejemplo: Pablo Moyano o Sergio Palazzo, entre otros.
Por lo tanto, estos son tiempos en los que el sindicalismo debe hablar menos, y debe hacer más.
* Carlos Emanuel Cafure es abogado laboralista.