El gabinete con el que el gobernador Juan Schiaretti iniciará un nuevo período de gobierno el próximo 10 de diciembre está lleno de señales, lo mismo sucede con el interbloque que busca conformar en la Cámara de Diputados de la Nación para aprovechar las necesidades políticas y económicas del presidente Alberto Fernández. Puede concluirse, que el mandatario provincial ha potenciado la estrategia de provincializar al peronismo cordobés y trata de evitar intromisiones del frente peronista nacional, sea por el lado de Alberto, de Cristina o de Sergio Massa. También, que espera un ciclo complejo en lo económico, y por lo tanto, construye un bloque político homogéneo para sortear las principales dificultades sin fisuras.
Si bien restan conocer todavía muchos de los nombres que ocuparán las segundas líneas del gobierno de la provincia, Schiaretti dejó en claro que su primera línea está integrada por “leales”. Repite la fórmula con la que conformó la lista de diputados nacionales: hay “schiarettistas”, que le responden directamente a él o a la diputada nacional Alejandra Vigo; y luego aliados del kirchnerismo y vecinalismo, como el caso de Esteban Avilés.
Hay mensajes al senador nacional Carlos Caserio, al intendente de Villa María, Martín Gill, y al delasotismo puro que lideran la legisladora provincial, Natalia De la Sota, y el viceintendente de la capital cordobesa, Daniel Passerini. Es decir, a los que hicieron campaña por Alberto Fernández en la provincia y han manifestado su interés en desarrollar un espacio “albertista”. Si bien, ninguno cuestionó su liderazgo, es evidente que Schiaretti no tiene la misma confianza en ellos y actúa según la lógica de que la primera “lealtad”, es hacia el PJ provincial y su gobierno.
A Caserio ya le había mostrado su decisión de “castigarlo” políticamente cuando ubicó al ex intendente de Villa Carlos Paz, Esteban Avilés, en la lista de Hacemos por Córdoba. Se sabe que el principal polo turístico provincial es el “pago chico” del senador cordobés. Ahora, llevó a Avilés hasta el gabinete provincial, al frente de la Agencia Córdoba Turismo.
El senador y titular del bloque del PJ, Carlos Caserio.
Con Gill ha hecho algo similar. Lo apoyó sin concesiones mientras se mantuvo alineado al Schiarettismo, pero cuando el jefe comunal decidió jugar fuerte con Alberto Fernández y el departamento San Martín -donde Villa María es la cabecera- le dio una de las mejores votaciones al Frente de Todos, decidió sumar a Eduardo Accastello al gabinete. Cabe recordar, que el gobernador había mediado a favor de Gill para que Accastello no compitiera por la intendencia de la ciudad, y había obligado al ex candidato a gobernador del kirchnerismo ha jugarse su futuro en la elección de legislador departamental. Accastello, que ya estaba de vuelta en el PJ, ganó y el movimiento de Gill hacía el albertismo terminó depositándolo junto a Schiaretti y a tener una nueva oportunidad en el sistema oficialista.
Mientras que Nora Bedano, la otra dirigente de peso del peronismo de Villa María y ex kirchnerista, continuará al frente de la Agencia Córdoba Cultura.
De la lista de nombres en los ministerios no hay delasotistas. Y al ministro de Salud, Francisco Fortuna, lo impulsó como titular del bloque de legisladores para reemplazar a Carlos Gutiérrez, que desembarcará en el Congreso Nacional. Es decir, no habrá rol protagónico para la hija del ex gobernador provincial ni tampoco para Adriana Nazario, la ex mujer.
La diputada nacional Alejandra Vigo.
También le dio lugar al intendente de Alta Gracia, Facundo Torres, el que más trabajó por contener a la tropa propia de intendentes y legisladores del interior, cuando Caserio comenzó a sumar peronistas detrás de Fernández. Es también un mensaje por elevación a otro jugador importante de esa zona, el legislador Walter Saieg, que desafió a Torres, y tomó parte del armado con el senador Caserio.
Para la Cámara de Diputados de la Nación está tejiendo un interbloque que todavía no tiene un número definido, pero que reunirá a peronistas que no ingresaron al sistema de poder del Frente Peronista que triunfo el 27 de octubre y probablemente al socialista santafesino, Enrique Estévez.
El bloque Córdoba Federal tiene cuatro diputados nacionales: Carlos Gutiérrez (que lo presidirá), Alejandra Vigo, Paulo Cassinerio y Héctor Muñoz o Claudia Márquez, en reemplazo de Martín Llaryora. Trabajarán en conjunto con los diputados electos de Consenso Federal (la fórmula de Roberto Lavagna y el salteño Juan Manuel Urtubey): Graciela Camaño, reelegida en su banca, y Alejandro “Topo” Rodríguez. Se les suman el bonaerense Eduardo “Bali” Bucca y el salteño Andrés Zottos, que integran el Bloque Justicialista y aún les quedan dos años en la cámara.
Si finalmente, los diputados Felipe Solá, Daniel Arroyo y José Ignacio de Mendiguren, se mudan al Ejecutivo como ministros de Relaciones Exteriores y Desarrollo Social, los dos primeros; y al área de Producción, el tercero; asumirán dos lavagnistas y un representante del Partido GEN de Margarita Stolbizer: Liliana Schwindt, Jorge Sarghini, y Marcelo Eduardo Díaz, respectivamente.
A ellos se les agregaría Estévez, y podría haber algunos más como el mendocino José Luis Ramón y dos chaqueños que responden al gobernador Domingo Peppo, peleado con Jorge Capitanich, y, sobre todo, enojado con Cristina Fernández por haberlo vetado en la interna del PJ chaqueño: Elda Pértile y Juan Mosqueda. Esto implica que el interbloque podría tener un mínimo de 8 diputados y un máximo de 15. En un escenario, de elevada paridad entre el oficialismo peronista y Juntos por el Cambio, se trata de una fuerza considerable.
Son señales claras: el gobernador cordobés, al menos por el momento, se apresta a una negociación firme con el nuevo gobierno nacional y no imagina más que una relación institucional con Fernández.
