Una mujer, apropiada durante la última Dictadura cívico-militar, es la nieta número 129 hallada por Abuelas de Plaza de Mayo. Es hija de Norma Síntora, nacida en Cruz del Eje el 9 de agosto de 1951 y de Carlos Solsona. Norma fue secuestrada junto a Isolina Beatriz Rocchi y Rubén Castro, el 21 de mayo de 1977, en Moreno, provincia de Buenos Aires, embarazada de 8 meses. Habría sido llevada a Campo de Mayo y su hija, habría nacido en alguna de las maternidades clandestinas de la Dictadura. Su padre sobrevivió a la Dictadura cívico-militar porque en el momento de la desaparición de su mujer se encontraba fuera de Argentina. Tiene dos hermanos: Marcos, también hijo de Norma; y Martín, hijo de la segunda esposa de Solsona. Su caso, era seguido por Abuelas desde 2012, pero recién ahora pudo confirmarse la identidad.
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Norma vino a estudiar en 1968 a Córdoba, donde comenzó la carrera de ingeniería electrónica. En Córdoba conoció a Carlos Solsona y comenzaron a convivir en 1974 y se casaron al año siguiente. Primero, en 1976, nació Marcos, y al momento del secuestro esperaba dar a luz nuevamente. Si era niño, el nombre del hijo sería Pablo; y si era mujer, Soledad. Solsona y Síntora militaban en la organización PRT-ERP y, entre sus compañeros, tuvo diferentes nombres de militancia: “La Morocha”, “Raquel”, “Marta” o “La Turca”.
Carlos Solsona, padre de la nieta 129 recuperada, fue parte de la larga búsqueda y ahora se reunirá con ella. La mujer reside en España. Él salvó su vida porque en el momento del secuestro de Norma se encontraba fuera del país. Mientars que Marcos, el hermano, había quedado al cuidado de sus abuelos maternos. El plan de la pareja era exiliarse en el exterior.
Los Síntora iniciaron la búsqueda de su nieto o nieta desde hace mucho tiempo y en 2012, los equipos de Abuelas de Plaza de Mayo obtuvieron información de que un matrimonio había inscripto una niña que podía ser hija de Solsona y Síntora. El certificado de nacimiento había sido firmado por un médico de la Policía Federal y se indicaba que el parto había sido en un domicilio. Ese año, contó Estela Carlotto, se iniciaron los contactos con la mujer que residía en España. Se produjeron varios idas y vueltas, hasta que con el caso judicializado, la hija de Carlos Solsona y Norma Síntora accedió a venir al país y realizarse los análisis genéticos. La mujer de 41 años llegó a Argentina el 3 de abril, fue notificada por Migraciones de su situación judicial y con intervención del equipo interdisciplinario de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI), aceptó realizarse voluntariamente el análisis en el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG). Ayer lunes, se conocieron los resultados, que corroboraron que se trataba de la hija del matrimonio Solsona-Síntora.
No fue sencilla la identificación de esta nieta y demandó un esfuerzo de casi siete años. “En 2013 -contó Carlotto-, el equipo de aproximación, del área de investigación de Abuelas, contactó a la presunta hija de desaparecidos que vivía en el exterior para invitarla a realizarse el examen de ADN. El equipo realizó la comunicación por teléfono y quedó en continua vía de correo electrónico. La mujer adelantó que en 2014 viajaría al país para seguir conversando sobre la posibilidad de analizarse y se le transmitió que la prueba genética también podía efectuarse a través del consulado”.
Agregó que “ante la falta subsiguiente, el área de investigación informó a la presunta nieta que su caso sería derivado a la Unidad Fiscal Especializada por casos de apropiación de niños durante el terrorismo de Estado. El juez Sergio Torres tomó la causa y, a través de la representación diplomática donde reside la mujer, intentó en dos oportunidades que sea analizada. Ante las negativas, labró un exorto a la Justicia de ese país, que rechazó realizar un allanamiento para verificar la identidad de la joven”.
Por último, “en junio de 2017 a partir de un allegado de una joven que se incentivó en buscar su origen, se pudo retomar el vínculo. Este amigo, que vive en la Argentina, fue atendido por el equipo jurídico en representación espontánea de nuestra asociación para despejar dudas y reestablecer los puentes para que la mujer pudiera analizarse”.
El anterior hallazgo, el del nieto 128, había sido anunciado por la organización el pasado 3 de agosto de 2018, cuando se restituyó la identidad a Marcos, oriundo de la ciudad de San Miguel de Tucumán e hijo de Rosario del Carmen Ramos, desaparecida en junio de 1976 en esa provincia.
Los más de cuarenta años de trabajo y lucha de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo volvieron a dar sus frutos: encontraron a la nieta 129, quien vive en España y era buscada por su padre y por sus hermanos.
A 43 años del golpe de 1976, una nueva identidad fue restituida por la organización de derechos humanos.
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