La falta de conexión política del presidente Alberto Fernández con la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner resultó evidente. Tuvo que aparecer la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, tendiendo un puente impensado, para que volvieran a dialogar con el peso de la crisis que disparó la renuncia, el sábado, de Martín Guzmán.
Según contó Carlotto, Fernández le comentó que había intentado comunicarse con CFK y no había obtenido respuesta. “Yo le dije: ‘Insistí. ¿Qué? ¿Te vas a quedar con una llamada que no te atienden? ¿Vos sabés todo lo que hemos hecho nosotras para tener noticias? Ahí le nombré todo el detalle de una lucha tan larga. (…) Pensá en la Patria, pensá en la gente que te votamos a vos y a Cristina”, le aconsejó.
Con Guzmán fuera del Gabinete se tejieron todas las hipótesis sobre la sucesión. Fernández se reunió con Sergio Massa en dos oportunidades, uno de los socios principales del Frente de Todos (FdT), junto al presidente y la vicepresidenta.
También hubo conversaciones con gobernadores y empresarios, para definir el marco conceptual en el que se produciría el reemplazo.
Dentro de ese esquema, más que nombres estuvo en discusión si el peronismo iba a hacer el “trabajo sucio” de una devaluación como piden sectores del mercado para ajustar la economía y reducir el gasto público de modo brusco o sí la receta sería continuar por una ruta parecida a la actual o con matices, pero tratando de atacar los tres problemas básicos de la coyuntura con mayor decisión: la inflación, el precio del dólar y las limitaciones del frente externo.
Avanzar en una eventual devaluación podía desencadenar un tembladeral político, económico y social. En lo esencial, dinamitaba la opción del 2023 por sus efectos respecto de la distribución de ingresos y la fuerte inestabilidad social que podría desencadenar.
Por otro lado, sin el aval de CFK y el kirchnerismo, no había destino para ninguna de las dos grandes variantes en debate. Eso fue justamente lo que le pidieron los gobernadores al Presidente. La conclusión general fue que sin Cristina, dueña de un fuerte capital político-electoral, era imposible lograr sustentabilidad política más allá de los nombres que se pudieran barajar.
Luego de la conversación entre los Fernández, llegó la “fumata blanca” y el acuerdo para designar a Batakis. Hay una salvedad relevante, que muestra las dificultades del FdT para encontrar una ruta de salida a la crisis: CFK pese a que había mostrado su poder de fuego, sacando del medio a los dos ministros que formaban parte del corazón del sistema albertista en pocas semanas, Matías Kulfas y Martín Guzmán, solo coincidió en el nombre de la ex ministra de Economía de Daniel Scioli para que se siente en la silla eléctrica del Ministerio de Economía. Ni Emanuel Álvarez Agis, ni Martín Redrado, ni Cecilia Todesca Bocco, entre otros nombres que circularon durante todo el domingo.
La nueva ministra de Economía, Silvina Batakis.
Batakis se fue del Ministerio de Hacienda de Buenos Aires sin contactos con Cristina luego de la política que aplicó el gobierno nacional respecto de Scioli entre 2011 y 2015. La relación se restableció a través de Wado De Pedro, con quien trabajó hasta este fin de semana esta mujer que será la segunda ministra de Economía de la historia argentina (la anterior fue Felisa Micheli). De hecho, hoy, CFK y Batakis coinciden en buena parte del diagnóstico sobre la economía argentina y el lado de la biblioteca a utilizar para tratar de revitalizar al gobierno.
También recibió el impulso-apoyo de la Liga de Gobernadores del PJ y sus aliados, claves en su llegada, ya que no quieren ver nuevos recortes a sus presupuestos en eventuales revisiones con el FMI. En la misma línea se expresaron los intendentes del Conurbano bonaerense.
Los gobernadores de la Región del Norte Grande con el titular de Diputados, Sergio Massa, en una reunión hace algunas semanas. (Foto: Prensa / Archivo).
Habrá que ver ahora cómo reaccionan los mercados que querían un giro a la derecha del gobierno y la ruptura del Frente de Todos. La primera batalla de Batakis será, entonces, con el precio del dólar, que actuará como arma principal del poder económico que no coincide con este rumbo. La confrontación determinará el resultado.
La crisis económica en curso pone a prueba, una vez más, la capacidad genética del peronismo de sobrevivir en el poder. Este domingo demostró que pudo encontrar una fórmula de “unidad” y, por lo tanto, una alternativa al abismo. Los próximos días darán mayores precisiones sobre si logra alejarse lo suficiente de ese peligroso lugar y encuentra un camino razonable hacia el futuro.
COBERTURA
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