Lula da Silva llegó al Planalto estableciendo una verdadera cabecera de playa, que, como dicen los manuales bélicos, es un punto de desembarco que se sostiene y fortalece hasta que lleguen la suficiente cantidad de refuerzos para lanzar la ofensiva y avanzar en el control del territorio. Y eso es lo que está sucediendo en Brasil, desde que (y antes) el PT asumiera como gobierno. Desde que ganaron las elecciones, bandas bolsonaristas se movilizaron y establecieron patéticos campamentos frente a los cuarteles llamando a los militares a defender la patria de la llegada del comunismo, alentado por el calla y otorga del ex presidente, hoy prófugo, junto a su familia y allegados, en la gusanera de Miami. Después de las primeras y veloces medidas adoptadas por Lula, desarticulando un entramado legislativo del anterior gobierno, de sacarse de encima a miles de militares en funciones en el Estado y de integrar su gabinete con representantes del variopinto conglomerado de la alianza gobernante entre los que no faltan indígenas, ambientalistas e intelectuales y donde sobresalen las mujeres, vino el feroz ataque contra las instituciones por parte de la minoría supremacista blanca, racista y bolsonarista. Un ataque, que teniendo en cuenta que ha contado con el apoyo de jerarquías militares y evangélicas, de empresarios que lo financiaron y gobernadores leales al fascista prófugo, y también con la complicidad de medios de difusión públicos –a los que Lula ya descabezó mostrando energía y reflejos que no todos los gobernantes tienen- y un parlamento y gobernaciones que dejan en minoría institucional al PT, esta disputa no va a ser fácil ni se resuelve dando un par de “tajos”; va a necesitar de medidas concretas que beneficien a las grandes mayorías y de la organización y movilización popular permanente.
Como hemos reiterado en casi todas las notas sobre la disputa instalada en América Latina por el destino común y soberano de la Patria Grande, ninguna perspectiva que favorezca a los sufridos pueblos del subcontinente podrá imponerse sin el protagonismo y la lucha permanente contra el entramado mafioso del capital concentrado, los agronegocios, los medios hegemónicos y los sectores de la justicia que sirven a sus propósitos ( a lo que había que agregarle al menos en el caso de Brasil, el accionar de las fuerzas de seguridad, tan activas en otros tiempos en todo el continente).
Democracia de combate, es la formulación que el intelectual francés Michel Wieviorka ha elegido y desarrollado en uno de sus últimos libros -y que adoptamos con entusiasmo- como vía de respuesta a la crisis de los sistemas democráticos globales, cuyos mecanismos institucionales han devenido mecanismos de control social y fachadas de la dictadura del capital que, gobierne quien gobierne, siempre impone sus intereses. Los ejemplos abundan en Latinoamerica y el mundo; a las masas populares solo les queda como salida, la organización y la movilización, poniendo el cuero y en ocasiones los muertos, como pasa en Perú, como pasó en Bolivia, Chile y Colombia, por citar ejemplos frescos y cercanos.
Inacio Lula Da Silva, tiene un gran desafío por delante para cumplir las demandas de los amplios sectores postergados y que el bolsonarismo multiplicó hasta convertirlo en uno de los países más desiguales del mundo y mayor depredador de la rica biodiversidad de la Amazonia. Y ese desafío no solo se presenta a partir de las condiciones de tierra arrasada que deja el fascista prófugo, sino del peligro que representan sectores organizados, armados y financiados para atentar contra el orden constitucional. De allí que la tarea de concientización, organización y movilización de su base social, a la que hasta hoy el PT no le puso demasiado empeño, se vuelva de primer orden. Unos días antes de la asunción del nuevo gobierno tuvimos la oportunidad de conversar con Simone Rego y compartir una experiencia –como otras tantas que existen y que se deben replicar- que en esa perspectiva lleva adelante, en Cidade Tiradentes, donde el PT ganó con el 63 % de los votos.
Cidade Tiradentes (1) es un conglomerado poblacional que se encuentra a 35 km hacia el Este del centro de la descomunal y abrumadora Sao Paulo hoy bajo gobierno de la derecha bolsonarista. Reúne más de cuarenta mil unidades habitacionales y de acuerdo al último censo unas 160000 personas en lo que sería el sector formal y otras 60000 en favelas y asentamientos irregulares (2), con altos niveles de pobreza y analfabetismo lo que lo convierte en el mayor conjunto habitacional de América latina.
Acompañado por mi amigo y compañero setentista Javier Villanueva -ahora coescritor de la aventura mapuche que hemos dado en llamar Inche Kai Che- y por Camila Milani, joven cantante y militante del PC Marxista Leninista, ambos petistas, llegamos a Tiradentes después de dos horas de viaje y varios medios de transporte abordados.
SIMONE, DE LA REBELDÍA CONTRA LA EDUCACIÓN FORMAL A LA MILITANCIA SOCIAL
En su local, donde se desarrollan múltiples actividades comunitarias y de formación, nos esperaba su mentora y referente, la profesora de lengua portuguesa y ex precandidata a vereadora (concejal) de Sao Paulo, Simone Rego acompañada de Luciano, su compañero de vida. De contextura menuda y rostro de rasgos firmes que denotan determinación, deja ver una personalidad de simpatía, energía y convicciones desbordantes. A lo largo del encuentro fue desgranando el derrotero de una vida dura -que hizo que se quebrara al repasar algunos recuerdos- y cómo, a partir de su trabajo docente y de su rebeldía ante la educación formal y la realidad social, se fue casando con la región y la problemática de su gente en la perspectiva de su empoderamiento y simiente de un nuevo tipo de sociedad.
Nos cuenta sin hesitar y solo interrumpida un par de veces por Javier o Camila, que ofician de traductores o aportan algún dato, que está en la mira de las autoridades de la escuela donde trabaja por su postura crítica ante la educación formal. “Hay una escuela presa y una escuela alas -nos dice-. Ellos consideran que ayudan a los niños a la libertad, pero en realidad los están formando para la prisión, yo coloco eso en las redes sociales y eso les molesta (…) esta escuela hace rato que está en falencia, y estoy en una crisis como profesora con la institución. Estoy reencontrándome como educadora freireana, aquí en este lugar”.
Al señalarle que la habíamos visto en un video cuestionando el sistema de aprobación y reprobación de los alumnos nos dice: “Yo escribí este domingo pasado sobre el tema de la aprobación y la reprobación. Estábamos con los chicos en el teatro y leímos un cuento. Entonces a todas las chicas las llevamos al teatro. Primero lavamos y arreglamos acá, comimos y nos fuimos con el profesor de teatro que viene desde Moca para una rueda de conversaciones. Es un espacio muy bonito que ellos tienen, después fuimos a jugar a la plaza, hubo samba también. Cuando volvimos los niños venían comentando sobre lo que ellos habían aprendido. Sin estar con la preocupación de la reprobación, de ser aplazados. Aquí nosotros tenemos una sola preocupación, que es la de aprender. Yo aprendo con ellos, nos escuchamos, el profesor vino para hacer una práctica docente, pero intentamos divertirnos. Fue un día muy intenso de aprendizaje, sin un cuaderno, sin un libro. Eso quiere decir que hay que romper los muros de la escuela. La Secretaría dice que es bonito, pero no le dan valor, no hacen la suscripción de ese trabajo. Es como si no estuvieran a favor. Entonces lo que hacemos aquí para la institución es invisible, ya fui con la regencia de enseñanza, hablé con las otras escuelas, pero no nos ven como algo interesante, necesario. Al haber reconocimiento del público es difícil tener reconocimiento de arriba.” Pone como ejemplo a Lula un sindicalista y nordestino que no tuvo educación formal y sin embargo “es un estadista y un genio fuera de lo normal” El mencionar al ahora presidente, le hace cambiar el eje de conversación y se refiere a él con cariño y lo reconoce como uno de los suyos: “(…) yo digo que soy fanática de Lula. Hay un nordestino de un bar cerca de acá al que le pregunté porque defendés tanto a Lula si nunca hablaste con él. “Porque Lula es como yo, me respondió. Lula habla la misma lengua del pueblo, habla el idioma del pueblo como yo, si Lula viene acá va a venir a hablar conmigo seguro, nos vamos a entender”. Entonces es una lección muy grande que tengo. Esa es la grandeza de Lula: sabe hablar con todos. Lula es Lula cuando está en Europa o aquí. En cualquier lugar que esté, siempre es Lula. Es la mayor grandeza de Lula. Es una persona que tiene una generosidad en su mirada, en los gestos, que es algo real y verdadero, que se ve muy poco en los políticos, y es algo que yo trato de que sea un ejemplo. Eso lo digo siempre y si hay algo que me gusta de Lula es eso justamente y lo veo como un espejo. Entonces el abrazo tiene que ser algo natural y si viene alguien que vive en la calle y viene a hablar conmigo, yo lo voy a abrazar, naturalmente y hablo con un hombre, con una mujer, con quien sea. Si está el evangelio de por medio, Jesús, lo que sea, tengo relación con la iglesia…y si uno lo ve a Lula es algo como muy cristiano. Eso está muy presente en Lula y yo aprendo eso con él y trato de colocarlo en un modo muy sensato cuando quiero aprender política, y las personas necesitan aprender a respetarme a mí en estas circunstancias también”. Y vuelve a retomar el hilo de la rebeldía y de su origen de clase: “No soy invitada a determinados lugares… a grupos de investigación por ejemplo. En la Universidad de Sao Paulo no me invitaron más porque yo no tenía el diploma de esa universidad. No tendría modo de andar con él en la misma línea. Veo mucho eso en nuestro medio, esa cosa de la estrella, del doctor, del fulano, en fin y el otro no tiene títulos suficientes. A veces una persona que estudió dos años que revolucionó la historia de las favelas como Lula (siempre Lula) personas que no tuvieron estudios y que hoy están inmortalizadas en la música, la literatura, el arte, etc. Yo siempre les digo cuando no me llaman para algo porque no tengo un diploma de la Universidad de Sao Paulo… yo también tengo mi diploma, sufrí violencia doméstica y para estudiar tuve que romper muchas barreras y no pude hacer la carrera en la facultad que yo quería porque tenía un marido que no me lo permitía, pero tenía un profesor freireano que me dijo, “vas a continuar aquí en esta facultad de Lula, vas a continuar aquí como una alumna oyente, en lo que te haga falta yo estoy aquí para ayudarte”. Entonces enfrenté a mi marido y ya tenía tres hijos. Él cambiaba de empleo para que no tuviera trabajo y yo no tuviera que estudiar. Bien, entonces fui a vender comida, a limpiar casas, a hacer fajina, a vender cositas en la calle y pagué los estudios de una facultad que no tiene nombre y cuando saqué mi diploma me separé, tomé mis cosas y me fui a vivir a la piecita del fondo de mis padres con mis tres hijos y les dije: Ahora necesito estudiar porque tengo que pasar un concurso. Y pasé en dos concursos, en el Estado y la Municipalidad. Fui a trabajar en la gestión del intendente Haddad. Bueno… y miro mi historia y digo: conseguí mucho, llegué lejos, porque en el fondo de una iglesia también fui abusada, no tenía perspectivas de vida. Mis únicos amigos eran mis libros, mi biblioteca y un deseo que cargaba conmigo era el de ser profesora, después de una serie de cosas me volví todo esto que soy ahora y podemos escuchar que ir atrás de un sueño vale la pena, eso hace que esté aquí hoy porque veo en estas mujeres, en estos niños, la misma capacidad mía de recontar su historia en el momento y yo quiero que piensen que no solamente se puede, sino que lo va a conseguir…”
De familia bolsonarista, fue expulsada de su casa y después de un primer divorcio inició un accidentado camino en su vida amorosa hasta que su actividad social lo vinculó con Luciano, también de vida difícil, propia de un chico nordestino que vive en la periferia de Sao Paulo y que la secunda en todas sus actividades. La embarga la emoción al pensar en todo lo vivido y en este presente donde se propone “repensar su vida y criar a sus hijos” y afirma que resignó varias posibilidades de reiniciar su vida en pareja porque le implicaba tener que irse de Tiradentes, su lugar en el mundo. Habla a prisa, con sentimiento, como si tuviera necesidad de expulsar cosas que la lastiman y afirmar decisiones de vida que la ubican en este lugar de compromiso y militancia social y política: “(…) dentro de la militancia tuve varias relaciones pero ellos no querían estar aquí conmigo, ellos querían que yo fuera hacia ellos y yo les decía tienen que venir acá y ellos me decían podemos estar mejor y te voy a ofrecer un trabajo, etc. Pero yo les decía no, si no pueden venir acá, yo tampoco voy a otro lado, este es mi lugar, conozco a la gente, puedo hacer mi trabajo. Me cansé de tener a mi lado, amigas mías, mujeres feministas resignar los que ellas hacían para acompañar al hombre y anulándose completamente. No es así, yo estoy en ese proceso y Luciano tiene que acompañarme y no es una disputa de poder y yo estoy haciendo esto y él tiene que venir conmigo. (…) Entonces, un movimiento popular se hace así. Y están también los evangelistas, la iglesia católica, todo eso, sin embargo, la generosidad de Lula es algo más fuerte. Esa es una gran característica de Lula y yo aprendo mucho con eso. Cuando quiero aprender política, pienso en como Lula desarrolla ese trabajo y como entiende a la gente con simplicidad”.
LA LUCHA CONTRA EL HAMBRE, LA VIOLENCIA DE GÉNERO Y EL ANALFABETISMO
En YouTube hay videos donde se la ve desarrollando propuestas como candidata a vereadora (concejal) por el PCdoB y aunque se reconoce miembro de esa fuerza política, afirma que ha perdido presencia en la zona y que trabaja regularmente con el PT. Da cuenta de su trabajo de profesora en Tiradences, y de cómo durante la pandemia iniciaron allí un mapeo para ayudar a las familias más vulnerables para conseguir apoyos y alimentación, lo que finalmente la llevó a establecerse en la comunidad. “Necesitábamos que las personas tuvieran apoyo del gobierno -prosigue-, para salir de esa condición. Faltaba empleo. Yo estaba aquí como una militante, como una agente, haciendo ese mapeo y terminé quedándome. Empecé a notar que había un problema bastante profundo que teníamos que atacar: el hambre. Y no se resolvía con una canasta básica, porque las personas llevaban esa donación, pero además vimos que les faltaba el gas, y además había habido un incendio, familias numerosas viviendo en casas minúsculas, a veces cinco a diez personas. Cuando esas casillas se incendian no hay ningún tipo de ayuda social de la municipalidad, ni siquiera para poner a esas personas en un lugar seguro y empezaron a vivir en otras casillas con otros familiares y ahí tuvimos que hacer una red de solidaridad para mejorar la situación. En ese tiempo fui profundizando más en el conocimiento de las realidades y teniendo la cuestión del hambre como algo muy presente y vimos que las donaciones no resolvían ese problema y a partir de esa conciencia, de que esa canasta básica no combatía el hambre, empezamos a preparar la comida aquí mismo para darle a la gente. Empezamos en la casa de una habitante de la favela y de ahí fuimos cambiando hasta llegar a este espacio, donde realizamos el trabajo más intenso durante la pandemia para combatir el hambre. El otro problema que noté es la violencia contra las mujeres en la comunidad y del abandono por parte de los hombres. Ellas sufren la violencia constantemente y son abandonadas con hijos y van a armar otra familia en otro lado, aquí cerca, entonces todo queda así…el hermano de mi alumno que vive aquí, juega con el otro chico que es su medio hermano y todo es así. La violencia y la cuestión del hambre que llevaba las personas para el tráfico de drogas para poder comer…o va a la prostitución. Esas son las falsas opciones. Descubrimos varios problemas y todos vinculados al hambre y a la miseria y a partir de eso empecé a dedicarme a esta comunidad, a conocerla más…. Empecé a hacer ruedas de conversaciones con las mujeres, conversando específicamente con ellas y en esa secuencia, como profesora, me di cuenta que los niños no estaban teniendo ningún tipo de acceso a la escuela. Viviendo en la favela, no tienen wifi, no tienen red, no tienen celular ni computadoras. Esos niños estaban atrasados, estacionados en todo ese tiempo de la pandemia. Cuando conversaba con las madres llenas de hijos, me di cuenta de que tenía que trabajar con los niños también. Así fue que me distancié un poco de las mujeres y me dediqué más a los chicos y en ese año vi que teníamos que construir este espacio al lado de la fábrica de ladrillos pagando un alquiler, ya que, si nos dábamos la oportunidad de escuchar a ese pueblo, no podíamos aceptar la disculpa de que se acabó la pandemia y se acabó el trabajo. Esto se fue modificando con el tiempo, pero la primera cuestión que tenemos todavía es el combate al hambre, son las mujeres que producen acá… y la segunda cuestión es la alfabetización de los niños, que todos entre 7 y 13 años tienen un alto nivel de analfabetismo y dábamos por tanto clases a todos ellos juntos y a través de esas rondas de conversaciones incorporamos a las mujeres y sin nada de apoyo del gobierno”
En Tiradentes también concurren movimientos de peso por su grado de organización y su lucha en contra de las políticas bolsonaristas como el Movimiento de los Sin Tierra (MST) y el Movimiento de los Trabajadores sin Techo (MTST), esencialmente urbano, que ya tienen tres ocupaciones en la zona y es muy politizado. Pero el que más colabora con la tarea de Simone es el MST que si bien tienen como objetivo la reforma agraria, le aportan una buena parte de los alimentos de su cocina y de otras de la zona. También en ese sentido aportan la agricultura familiar y el Frente de Alimentos, un movimiento que se gestó durante la pandemia. “Con ellos venimos conversando – dice Simone- en la necesidad de comprometer a las personas incluso en las cuestiones ambientales, generar conciencia en la lucha por esos objetivos como única manera de consolidar un movimiento popular (…) además de estos movimientos hay otros colectivos organizados que luchan por las cuestiones antirracistas, grupos de mujeres, los grupos quilombolas, grupos muy fuertes, que es lo que hace que este barrio sea de Lula. Este es el barrio más grande de toda América Latina y está a la cabeza de las luchas sociales”. Durante la pandemia hubo un crecimiento muy grande en las favelas que fueron ocupando esos espacios. Tenemos una historia de lucha muy grande que empezó con Erundina (3), como intendente del PT, luego estando Lula y Marta Suplicy (4). Tenemos una escuela de Salud Pública, un hospital, las guarderías, que fueron conquistas de nuestro movimiento social. Y todavía tenemos la lucha por los concejos, de salud, de educación, de habitación…hay una cultura de organizarse y luchar. Acá somos un polo que puede ser la base de un gran movimiento popular”.
El movimiento indígena no tiene peso en Tiradentes, sí en las favelas del sur de Sao Paulo, aunque “no tienen conciencia de su historia y no están organizados”. Más fuerte es el de los quilombos (5) que realizan ferias los domingos y mantienen un trabajo de organización y de estudios del movimiento negro “pero no articulan con nosotros en política y para la lucha, trabajan aquí dentro nada más” -nos dice-. Dentro de esos movimientos hay diferencias y disputas, que tienen que ver con las expectativas de que el gobierno o el estado pueda favorecerlos con algunas políticas, pero al menos durante el gobierno de Bolsonaro no se han obtenido respuestas y es de suponer que tampoco las tendrán del gobierno derechista de Sao Paulo por lo que el único camino que les queda es el de la lucha y la articulación con los otros movimientos sociales y la esperanza de que el gobierno del PT restablezca los lazos con ellos.
LA VIOLENCIA DE GÉNERO Y LOS FEMINISMOS
Cuando se refiere al movimiento feminista, es crítica y señala que es más propio de los sectores medios ya que “no dialoga con las mujeres de acá, por más que hablen de leyes, de que traten de defender algunas cosas, ellas hablan de una clase social que no es la nuestra”. Las leyes de la favela son duras y difíciles de torcer: “no conseguimos acá hablar de la ley Maria da Penha (6), yo no puedo denunciar a un hombre que está siendo agresivo con su familia; cuando digo que fulano es racista o machista; no puedo hablar del trabajo infantil o de violencia porque no están aquí los sociólogos, las sociólogas. Ellos vienen a buscar información, pero no se quedan acá. Eso es lo que tiene que cambiar y eso es la organización popular. Cuando se llega a los lugares más pobres no hay aplicación de la ley Maria da Penha. O sea, el Estado prácticamente no tiene participación y no logra hacer ningún esfuerzo en favor de la población pobre. Acá tenemos la casa Anastasia que es la única de acogimiento de mujeres víctimas, por ejemplo, de estupro, hay una sola, pero este es el barrio que tiene más alto índice de violencia en todo Sao Paulo, que durante la pandemia aumentaron más todavía. Hay una sola casa y a veces llegan mujeres acá, como estamos abiertos, siempre recibimos mujeres y cuando vamos a llevarlas a esos lugares de acogimiento, están llenos. Hay unas colas enormes. ¿Cómo una persona que sufre de violencia va a poder esperar? Como una adolescente como la que me llamó llorando para que la sacase de la casa donde convivía con su madre que es violenta, agresiva, que todos los días la agrede… Yo llamo al consejo tutelar y me dicen que tiene que haber una denuncia previa, entonces le pido a ella que llame al 01 y ahí demoran para atender y la notificación queda un poco en el aire. ¿Cuánto tiempo esa niña va a tener que sufrir violencia de la madre porque no lavó los platos? ¿Hasta que algún organismo público tome alguna medida? Cuando una mujer viene y dice que no quiere estar más con el marido porque es agresor… Yo no sé qué decir, porque al mismo tiempo que hago esto, que hago el bien, hay personas que me pueden hacer el mal. O sea en esos lugares hace falta que haya una relación con hombres dispuestos a defender a esas mujeres y evitar la agresión, es un caso complicado porque la justicia no hace nada… Nosotros educamos… Me doy cuenta que es una educación feminista, para las mujeres, mientras a los chicos se los educa para ser más fuertes, pero no para que cuiden y respeten a la mujer. Mientras las mujeres avanzan, se empoderan, los varones se mantienen en la misma, sin grandes cambios, con eso de que el hombre no puede llorar, con aquella necesidad de imponerse por la fuerza. Yo he trabajado con ellos en la educación colectiva donde no hablamos de feminismo ni de machismo. Cuando veo un chico que tiene comportamiento machista no voy con esos rótulos, trato de explicar su comportamiento, tengo que señalar lo que es un mal comportamiento, pero sin encasillarlo en machismo o feminismo porque eso puede dar origen a enfrentamientos y lo que se necesita es mostrar una visión más humana. Que todos puedan hacer sus trabajos juntos y que si hay que lavar el baño que también vayan los chicos a lavar el baño para que puedan entender que estamos en una búsqueda por la igualdad de derechos y que aquí por ejemplo es cuidar del espacio. Tengo cierto miedo de ese feminismo o esas feministas que parece que estamos ayudando a las chicas que se vuelvan mujeres, pero no ayudamos a los varones a convertirse en hombres. Eso lo veo en los adultos, veo cuando ando por la favela y veo como la gente se comportan y veo como conversan, como se relacionan. Y hay muchas mujeres que no logran relacionarse con hombres que no sean violentos, agresivos. Cuando les pregunto por qué, me contestan que el hombre que no es violento no es hombre. Para ellas el hombre es el que golpea, entienden que es una forma de amor. A ellas la golpea el padre, el padrastro, la madre, el abuelo, el novio. Así la hija ve a los padres peleando, al padre golpeando a la madre, luego se van juntos y encima ella queda embarazada, entonces que es lo que se puede entender de todo eso. Entonces que veo…la misma reproducción de situaciones…”
DE LA MILITANCIA SOCIAL A LA POLÍTICA
Es consciente de que con el trabajo social no alcanza, que de la mano de la ayuda debe llegar la conciencia y la necesidad de organizarse y actuar en política. Pero, aunque tiene mucha confianza en Lula, es crítica de la forma en que los funcionarios, y los dirigentes se relacionan con las bases y particularmente las poblaciones de la periferia. “Yo tengo mucha esperanza por el gobierno de Lula expresa con énfasis- aunque tengo a pesar de todo algunas críticas sobre su lista, al PT, a los partidos de la Izquierda, porque abandonan a las periferias. Lo digo porque estamos aquí y durante esta pandemia, no tuvimos prácticamente nada de apoyo político, institucional, pero tengo la esperanza de que Lula retome ese diálogo, que podamos tener voz, que no está solamente en la Avenida Paulista (7). Cuando las personas hacen manifestaciones en la Avenida Paulista, no me veo representada. Cuando estoy en las movilizaciones, veo que la clase a la que yo pertenezco no está ahí. Está en la casa, o yendo al trabajo. Entonces Lula tiene una tarea, como una persona visionaria que es, que es la de retomar ese diálogo con la periferia, tiene que retomarlo con los movimientos sociales, pero no colocar a la gente como alguien a quien se puede cooptar y transformarlo en algo burocrático. Eso no me dice nada. Lo que me dice, es escuchar las voces de los niños, mujeres y hombres que están aquí, que es donde hacemos nuestro trabajo, es aquí donde las mujeres sufren violencia. (…) Fuimos en Sao Paulo, el tercer barrio en votos. Desde el punto de vista institucional, tenemos un problema y vamos a hablar de nuestra base de concejales, diputados, somos mal representados. Elegimos al PT sin embargo la relación de ellos con las bases es muy débil, muy distante… El diputado viene, por ejemplo, a transformar nuestro trabajo en una ONG o en un espacio que se pueda vincular con la municipalidad. Para nosotros es muy importante ese trabajo, pero no tiene base popular. Tenemos aquí un directorio del PT, pero no llega a las bases. No hay espacio para discordar, Ya hay una posición definida. El diputado equis tiene su base acá y es muy difícil cambiar esas opiniones, tienen un apoyo que es burocrático, no es de abajo hacia arriba. No hay ida y vuelta (…) Este es un espacio político, hacemos lo que el Estado no hace, hacemos lo que es necesario y lo hacemos como política pública que el gobierno y el estado no cubren, combatimos el hambre, la violencia y hacemos actividades como la capoeira, cultura, alfabetización y aunque todavía no lo es, creo que va a ser un espacio de organización social, y estamos sembrando ese proceso primero en la cabeza de los niños, con la lectura, con las actividades y pensando políticamente sobre como ellos viven y como tenemos que cambiar esta historia mostrándoles que esta política que está en este momento, necesita de gente que tengas ganas de luchar. No somos todavía un movimiento de organización popular y vamos a serlo y estamos contando con eso porque hemos tenido a muchos políticos, diputados del PT, del PCdoB, que sin embargo ellos no hacen la lectura como la hacemos nosotros. Ellos dicen: “bueno vamos a hacer un centro comunitario de la comunidad” como si con eso resolvieran el problema de acá. No quiero tener un espacio de acuerdo con la municipalidad para decir que atiendo 60 o 100 niños, que doy comida, que tengo un número de gente como la secretaría de asistencia social, no, yo quiero mucho más que eso. Quiero que los chicos tengan un sueño, que entiendan que se puede modificar la realidad con la actividad popular, pero para ser un movimiento popular necesitamos la alimentación, necesitamos los libros, de gente que camine junto con ellos, en lo cotidiano y nuestra política institucional está a kilómetros de distancia de esos comités de base”.
(1) Joaquim José da Silva Xavier, más conocido como Tiradentes -sacamuelas en portugués- fue un odontólogo, militar, minero, comerciante y activista político brasileño, considerado como héroe nacional de su país por haber asumido en exclusividad la responsabilidad de la Conspiración Minera, considerado el primer intento a gran escala de independencia de Brasil del Reino del Portugal a fines del siglo XVIII. Sobre todo en Minas Gerais donde vivió es considerado el primer líder revolucionario de matiz verdaderamente republicano de Brasil y el dia de su muerte se conmemora con un día festivo en todo el país.
(2) Ahora la municipalidad estima que son 350000. El barrio se ha formado en su mayoría por ocupaciones
(3) Luiza Erundina de Souza es una asistente social ex militante petista hoy en el PSol. Fue alcaldesa de Sao Paulo y primera mujer y de izquierda en ese cargo en la historia de Brasil
(4) Marta Teresa Smith de Vasconcellos Suplicy es una política, psicóloga, psiconoalista y sexóloga brasileña. A lo largo de su carrera política fue prefecta de Sao Paulo, diputada federal, ministra de Estado en los gobiernos de Lula y Dilma y senadora de la República por el Estado de Sao Paulo.
(5) Los quilombos son comunidades de afrodescendientes que escaparon de la exclavitud y que se constituyeron desde la época de la colonia en focos de resistencia y afirmación cultural. Se calcula que hay unos 6000 en Brasil.
(6) Ley 11340/2006 contra la violencia doméstica en Brasil, conocida popularmente como Ley María da Penha
(7) La Avenida Paulista ubicada en el centro de Sao Paulo, es donde se efectúan casi todas las manifestaciones multitudinarias