Desde hace demasiados años, los jubilados vienen atravesando una situación no sólo preocupante, sino fundamentalmente inhumana. Pero en este último tiempo empeoró de manera severa.
En un país en el que se votó una reforma previsional (que en la práctica significó un recorte de sus haberes); en el que la inflación a escalado a casi el doble del porcentaje que tuvo el gobierno anterior; en el que se ha destruido el valor de la moneda nacional (por significativas devaluaciones que se hicieron); en el que el valor de los alimentos es cada vez en más inalcanzable (en relación a su calidad); en el que se les cortó la entrega de medicamentos gratuitos; y en el que aumentaron geométricamente las tarifas, obviamente la vida para los pasivos se ha transformado en una verdadera pesadilla.
Muchos de ellos en la actualidad, deben elegir entre alimentarse o comprar sus medicamentos que anteriormente eran gratuitos (en muchos casos son para enfermedades crónicas y con tratamientos que no pueden interrumpirse) o pagar las tarifas.
¿Qué pretende hacer la clase política con los jubilados? ¿Dónde están sus derechos humanos? ¿Dónde ha quedado la dignidad para quienes han trabajado y han aportado durante tantos años, para tener una vida pos laboral adecuada? Se debería hacer algo urgente ya.
Es imperdonable lo que la mayoría de jubilados está padeciendo, frente a una mediocre clase política que en época electoral, se llena la boca hablando sobre las necesidades de los adultos mayores y contrariamente una vez en el poder (sea en el ejecutivo o legislativo, tanto oficialismo y oposición), no llevan adelante políticas y no se avanza en leyes que mejoren su calidad de vida, sino que por el contrario, la terminan empeorando día a día.
¿Acaso los jubilados son el material descartable para la política en la Argentina? ¿Piensan seguir dejando librada la situación personal de cada uno de ellos a su buena suerte? Es inadmisible e inaceptable, que no se les dé una calidad de vida correcta; que se les haya retirado la medicación gratuita a quienes se sabe que no cuentan con los recursos para comprarlos; que no cuenten con un plan de alimentación saludable; y que los gobiernos recorten las jubilaciones.
Quienes gobiernan y quienes legislan en contra de los jubilados, están hoy en día poniendo en riesgo la vida de miles de nuestros abuelos. Frente a esta inmoralidad, es hora de que las organizaciones sindicales de todo el país, dejen de hacer silencio frente a las injusticias que viven los jubilados.
Es hora de que las organizaciones sindicales de todo el país, empiecen a luchar enérgicamente por sus derechos y exigir que se acaben todos los tipos de recortes en los haberes jubilatorios.
Es hora de que la clase política argentina, deje de ser tan hipócrita, tan insensible, tan repudiable y tan mediocre, frente a lo que hacen con uno de los sectores más vulnerables.
La etapa de la jubilación de una persona, debe ser llevada adelante con haberes decentes, con la cobertura médica adecuada (incluyendo los medicamentos gratuitos), con el merecido esparcimiento y recreación, entre otras cosas.
Fundamentalmente, la jubilación debe dejar de ser la espantosa película de terror en la que se ha convertido por parte de quienes gobiernan y legislan en la República Argentina.
* Carlos Emanuel Cafure es abogado.