La computación de alto desempeño es clave para el desarrollo científico-tecnológico de una región, porque permite avanzar en disciplinas estratégicas, así como aumentar la competitividad y rentabilidad, tanto en instituciones científicas como en empresas.
En esa línea se encuadra el proyecto del Centro de Cómputo de Alto Desempeño (CCAD) que fue seleccionado para recibir un subsidio de 368 mil dólares del Programa de Adquisición de Grandes Equipamientos (PAGE), una iniciativa de la Secretaría de Ciencia y Tecnología (Secyt) de la UNC.
Los fondos serán destinados a la adquisición de una supercomputadora con una capacidad de cálculo de 65 teraflops (65 billones de operaciones). Será la más veloz de Argentina al servicio de la comunidad científico-tecnológica. La intención de los impulsores del proyecto es ponerla también a disposición del sector socioproductivo local y de las pymes cordobesas.
El 8 de noviembre, el Rectorado de la UNC resolvió convocar a licitación pública para su adquisición (resolución 2617/2019). El equipamiento será instalado en el Data Center de la UNC, recientemente inaugurado.
Según explica Marcelo Mariscal, director del proyecto ganador del subsidio y vicedecano de la Facultad de Ciencias Químicas, la ventaja de las supercomputadoras reside en que posibilitan realizar investigación de punta, reduciendo costos y tiempo, a través de simulaciones computacionales.
“Este equipo se usará en diversas disciplinas y aplicaciones, como en el diseño de materiales, diseño de fármacos, astrofísica, energías renovables, pero también podría dar soluciones a muchas pequeñas empresas”, explica Mariscal.
En el CCAD de la UNC convergen grupos de investigadores de las facultades de Matemática, Astronomía, Física y Computación (FaMAF); Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (FCEFyN); Ciencias Químicas (FCQ) y Ciencias Económicas (FCE).
UNA GRAN SIMULADORA
Las supercomputadoras son imprescindibles para simular fenómenos complejos a través de modelos matemáticos. Son capaces de analizar una multiplicidad de escenarios y evaluar el comportamiento de un sinnúmero de variables de manera virtual, sin necesidad de realizar físicamente una extensa serie de experimento.
Su principal virtud es que utilizan en paralelo miles de procesadores para calcular un resultado. De allí su gran velocidad: un modelo cuyo procesamiento requiere 24 horas de cálculo en una computadora personal, por caso, demora apenas algunos segundos en una supercomputadora.
En el desarrollo de un producto, por ejemplo, el tiempo ahorrado permite reducir los costos en las etapas de diseño, optimización, validación e incluso también en su aplicación.
Oscar Reula, director del CCAD, ejemplifica: “En el diseño de un fármaco, para generar el efecto deseado, debo encontrar una molécula que se una con otra molécula de determinada forma. Con un banco de datos que contenga información de millones de moléculas, puedo simular las combinaciones, y de todas las posibles quedarme con las más prometedoras. Recién ahí puedo empezar el experimento. Eso ahorra tiempo y dinero que, de la otra manera, llevaría toda una vida. Por eso, nosotros que tenemos poco dinero, debemos invertirlo justamente en estas cosas.”
VINCULACIÓN CON EMPRESAS LOCALES
En los últimos años, el sector productivo de Córdoba ha demandado muchos desarrollos colaborativos a la comunidad de investigadores de la UNC.
Si bien el vínculo más férreo se mantiene con el sector del software –a través del Nodo IA, entre otras experiencias–, también hubo requerimientos de las industrias metalmecánica, financiera, bioingeniería y farmacológica. Los responsables del proyecto esperan que la adquisición de la nueva supercomputadora facilite aún más la vinculación con el sector socioproductivo.
Sobre este punto, tanto Mariscal como Reula reconocen que históricamente la relación de la academia con las empresas ha sido de desconfianza, pero subrayan que actualmente hay un nuevo paradigma, en el que prefieren mirarse mutuamente como socios.
Por otro lado, reconocen que el aporte de la UNC no estará limitado solamente al poder de cálculo de una computadora. En esa línea, advierten que la universidad posee recursos humanos altamente formados y mucho conocimiento que se podría aportar las empresas a través de distintos tipos de asesoramiento.
Además, los directores del proyecto acuerdan en que este nuevo equipamiento permitirá dar un salto cualitativo hacia un proceso de independencia tecnológica de la región en materia de la computación de alto desempeño e inteligencia artificial. En ese sentido, reducirá significativamente la necesidad de adquirir las soluciones a proveedores privados o de otros países.
Aun cuando Mariscal y Reula reconocen que actualmente el desarrollo tecnológico está frenado en Argentina, ambos confían en que la situación mejorará, y por ello consideran muy importante tener las capacidades instaladas y los recursos humanos formados para afrontar esa etapa. “Cuando el país despegue, porque lo hará, queremos acompañar ese momento desde la universidad”, cierra Mariscal.