Los gobernadores peronistas fueron los que hicieron punta y eligieron adelantar elecciones en casi todos los distritos para evitar sorpresas con la economía y con la imagen del presidente Mauricio Macri. Lo hicieron el cordobés Juan Schiaretti (12 de mayo) y el pampeano Carlos Verna (19 de mayo). Se le sumaron, el sanjuanino Sergio Uñac (2 de junio) y el entrerriano Gustavo Bordet (9 de junio). Sin embargo, las dos primeras pruebas electorales serán en Neuquén (Omar Gutiérrez, MPN) el 10 de marzo y Río Negro (Alberto Weretilneck) el 7 de abril. Mientras que los socialistas santafesinos irán a las urnas el 16 de junio.
Todo indica que el radical jujeño Gerardo Morales y el titular de la UCR nacional, el mendocino, Alfredo Cornejo, anticiparán los comicios en sus provincias. La dirigente mejor posicionada del PRO, la gobernadora María Eugenia Vidal, también analiza despegar la elección de la provincia de Buenos Aires de la presidencial.
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Es decir, lo que es bueno en un lugar no lo es en otro. Aquí Mario Negri, Ramón Mestre y Dante Rossi cuestionaron la decisión de Schiaretti de votar tres meses antes de las PASO y cinco de las generales, pero el presidente de su partido, imagina cambiar la fecha de los comicios provinciales en Mendoza y alejarlos de los presidenciales. Los motivos entre el mandatario cordobés y Cornejo son diferentes: mientras Schiaretti teme a un rebote positivo de la economía y de la imagen presidencial junto a la presión que lo someterá el peronismo nacional para sumarse a un proceso de “unidad” frente a Macri; Cornejo desconfía de las posibilidades del presidente en “el mano a mano” con CFK.
La realidad no sería como se la cuenta. Algunos operadores oficialistas afirman que Macri, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el gurú electoral de Cambiemos, Jaime Durán Barba, consideran que los comicios de la provincia y la Ciudad de Buenos Aires deben realizarse en la misma fecha que las presidenciales. Mientras que Vidal y su equipo político son los que cargarían con la idea contraria, esto es que deben separarse ambas instancias. El argumento que trasciende, es que creen que la crisis puede no terminar en el primer semestre.
Agregan -para justificar el desdoblamiento- que “los barones” del conurbano y CFK podrían poner en riesgo la reelección de Vidal si se pone toda la carne en el asado en la misma fecha.
Sin embargo, hay un factor adicional, que se factura a los estrategas de Vidal, pero que en realidad nació en las oficinas de la Casa Rosada: si se desdobla, los intendentes no tendrán motivo para jugar todas sus cartas con CFK en agosto y octubre, lo cual le quitaría “poder de fuego” a la ex presidenta; y a la vez, los jefes comunales perderían el handicap que les otorga la imagen de Cristina a la cabeza de la boleta única. Es lo que se dice, una “jugada doblemente ganadora”. Para poder concretar esta maniobra, necesitarían a los legisladores de Sergio Massa en el Congreso bonaerense.
Si se desdobla, los intendentes no tendrán motivo para jugar todas sus cartas con CFK en agosto y octubre, lo cual le quitaría “poder de fuego” a la ex presidenta; y a la vez, los jefes comunales perderían el handicap que les otorga la imagen de Cristina a la cabeza de la boleta única.
Macri recibió a Cornejo, Morales y Horacio Rodríguez Larreta en Villa La Angostura para discutir este tema. Al igual que Vidal en la mesa de Mirtha Legrand, todos coincidieron en que la definición quedará para febrero o marzo.
Por el camino también van Massa -recorriendo las rutas del país- y el salteño Juan Manuel Urtubey -desplegando pasacalles en toda la provincia de Buenos Aires-, tratando de terciar en la interna peronista. Por el momento, las encuestas parecen indicar que el voto peronista prefiere a la ex presidenta. Esto será así mientras la crisis económica sobrevuele con su sombra al país, pero podría sufrir algunas variaciones si la situación de la economía mejora o modifica la tendencia actual. El oficialismo nacional apuesta que una variante peronista le reste caudal a una eventual candidatura de CFK, sobre todo en primera vuelta, esto es que la ex presidenta no pueda vencer en esa instancia.
El oficialismo nacional apuesta que una variante peronista le reste caudal a una eventual candidatura de CFK, sobre todo en primera vuelta, esto es que la ex presidenta no pueda vencer en esa instancia.
Según las fuentes del gobierno consultadas por este medio, el escenario oficial es “realista” y ubica los votos propios para la general de octubre entre 30 y 35 por ciento. Por eso, la división del espacio opositor peronista es funcional a su estrategia. Las otras opciones que han comenzado a desarrollarse son un problema, ya que el progresismo con Ricardo Alfonsín o Martín Lousteau o la derecha con José Luis Espert u Alfredo Olmedo restan a Cambiemos. En ese contexto, el papel del peronismo neoliberal resulta esencial, porque puede construir un caudal peronista anti-K con peso para que CFK no imagine triunfar en primera vuelta y luego -ese electorado- actúe como techo o barrera de crecimiento de la senadora nacional en un eventual ballotage.
Para los peronistas que adelantan -incluido Schiaretti-, una de las claves, es que les permite escapar de un alineamiento nacional. En Córdoba, una eventual alianza con el kirchnerismo antes del 12 de mayo lo expondría ante la base de su electorado, que tiene un elevado componente anti-K. Para el kirchnerismo cordobés esto es un problema, porque no tiene garantías frente a “un acuerdo secreto” a “pagar” después de las elecciones provinciales. Esta cuestión tiene un aditamento extra: entre mayo y octubre, muchos mandatarios provinciales cosecharán muy buenos frutos si no se encolumnan en un proceso unitario detrás de CFK. Del único modo que ese teorema se modifique, es que Unidad Ciudadana lance candidaturas que “lastimen” al PJ en los comicios provinciales. Ese escenario no se observa por el momento, salvo en algunas pocas provincias como Tucumán o La Rioja.
Schiaretti sigue la misma filosofía que Macri: generó las herramientas para facilitar la expresión de listas opositoras por el mismo andarivel de Cambiemos, con el objetivo de limitar el despliegue de Mestre o Negri. El derechista católico Aurelio Garcia Elorrio es uno de ellos y el otro, si finalmente concreta, puede ser el actual intendente de Villa Carlos Paz, Esteban Avilés, junto con el intendente radical de Río Tercero, Alberto Martino. La semana pasada, al inaugurar una bicisenda en esa ciudad cordobesa, sorprendentemente, Martino se manifestó en favor del gobernador de la provincia. Por cierto, pueden no ser las únicas opciones.
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