Una heroína que se sentaba en una vagina con colmillos y que a los gritos, con voz aguda, arengaba a otras mujeres a rebelarse. Esa era la Dra. Diú, estridente, sin timidez para hablar de sexo y, por supuesto, sin piedad por los hombres. Se trata del sketch que Gabriela Acher protagonizaba en Showmatch en 1991. Este personaje, con una fuerte estética ochentosa en una escenografía que recordaba a los comics, fue una creación conjunta de Acher y Maitena, quienes para encajar un mensaje feminista en un programa como el de Marcelo Tinelli, idearon que se trataba de una interferencia en la señal de un canal pirata. El conductor del ciclo siempre cerraba con un “saquen a esa loca”, es que “era algo demasiado disruptivo. No le gustaba, era lo más opuesto a él, lo odió, por eso interrumpía y decía cosas horribles”, le cuenta la actriz y escritora a ENREDACCIÓN antes de su presentación en el Teatro Real.
Los años pasan para todos y cuando fue su turno de soplar 70 velitas, se preguntó ¿Qué hace una chica como yo en una edad cómo esta? y a la respuesta la convirtió en su último libro y en el monologo teatral con el que se presentará en el Teatro Real. Asegura que prefiere escribir para ella, “porque escribo muy desde mí. Tal vez, se podría adaptar para otros, pero son para mí más que nadie. Escribiendo aprendí a tomarme a mí misma como un personaje. Algunos editores me han dicho que inventé un estilo. Parto de mí, pero cualquiera se puede identificar”.
Sus primeros pasos los dio en Montevideo, la ciudad donde nació, en el reconocido programa Telecataplúm. Todavía era menor de edad y sus padres, al principio, no estaban de acuerdo con la profesión. Desde aquel momento, siente que se fue forjando como una luchadora, personalidad que la fue acercando al feminismo. “Creo que soy feminista de alma, desde jovencita, aunque al principio no le ponía nombre. Siempre fui de querer hacer lo mío, siempre fui una luchadora por mis derechos. Me identifiqué con el feminismo cuando empecé a escribir y vi que lo que decía, tenía tal repercusión en otras mujeres, ahí me di cuenta que lo personal eran, en realidad, problemas del género. Como siempre digo, el feminismo es una idea radical que plantea que las mujeres somos seres humanos. Cuando escribo un libro pienso en eso, hablo de todas. Cada vez que en un espectáculo estamos todas riéndonos al mismo tiempo, se percibe que somos lo mismo; es una sensación maravillosa”.
Confiesa también que conoció el humor porque tenía una madre muy dramática: “Siempre lo que me da más risa son las cosas que están mal, porque en un mundo perfecto, la risa no tiene razón de ser”.
En la década del ’70 se fue de su país, vivió en México y finalmente se instaló en Buenos Aires. En nuestro país su nombre empezó a trascender por su participación en Tato Diet, el programa de Tato Bores. Su primer papel fue de una encuestadora que estaba harta de los indecisos y quería cámara con el objetivo de ser política. Una vez, como parte de la escena, lo acusó a Bores de “machista-leninista”, y esas palabras fueron la contraseña humorística para avanzar. Su siguiente personaje fue una feminista que fabricaba hombres con un preparado instantáneo, algo así como un jugo Tang. Tuvo su programa propio Hagamos el humor, pero se alejó de la televisión para encontrarse con los libros. Lleva publicados seis, entre ellos El amor en los tiempos del colesterol.
Aunque ya no esté en la pantalla chica, lamenta que al soporte le haya dejado de interesar el humor. “Con los buenos programas que había y para la familia, una lastima. Se convirtió en un negocio para ellos, sin embargo a la gente sí le importa, lo pide, quiere ver buen humor en la Tv. Es una cuestión económica, ahora hacen reality y a los participantes les pagan con sándwiches de mortadela”.
PARA AGENDAR
¿Qué hace una chica como yo en una edad cómo esta?
Viernes 31 de mayo, a las 21, en el Teatro Real, San Jerónimo 66.