El viernes llegó a su fin la pesadilla de Daniel Edgardo Lobos, el hombre de barrio Ampliación Vicor que pasó ocho días preso porque fue confundido con un narcotraficante buscado internacionalmente. En la resolución de dos incisos, el juez Federal N°3 Hugo Vaca Narvaja dictó su sobreseimiento total de la causa, por entender que “no tiene relación con el hecho que se investiga”.
El “hecho” es, nada menos, que el tráfico de 750 kilos de marihuana frustrados por la Policía Federal en febrero del año pasado, en Entre Ríos. El cargamento tenía a Córdoba como destino. De aquella redada, donde hubo varios detenidos, se escapó una persona llamada de apellido Lobos, alías “Gangui”.
“Esta es una página que quiero dejar atrás en mi vida. No tengo antecedentes, ni siquiera soy gangoso, como el hombre que buscaban”, dijo Daniel a ENREDACCIÓN. “En el barrio todos saben que doy mi vida trabajando por mis hijas, no soy narco. Voy a esperar unos días y seguramente con mi abogado analizaremos qué medidas tomar por todo el daño”, anticipó.
Daniel Lobos fue noticia el 24 de abril pasado, cuando ya llevaba cuatro días preso. Ese día el Ministerio de Justicia de la Nación celebró la caída de “Gangoso” en Córdoba, con un comunicado de prensa que llegó a todas las redacciones. En el parte de prensa era presentado como un prófugo que había sido capturado gracias de una “exhaustiva investigación” con “información precisa” y tras montar una “discreta vigilancia”. Remataba con tres fotos de frente y costado de Daniel Lobos esposado y con policías a cada lado. La ministra Patricia Bullrich alardeaba sobre el compromiso de su gestión en combatir el narcotráfico y el esfuerzo para “poner a los responsables a disposición de la Justicia”.
Pero ese día, ya en Tribunales Federales corría el rumor de que se había detenido a una persona equivocada. Los pesquisas habían montado guardia más de un mes en la casa de un técnico en refrigeración dedicado a instalar aires acondicionados, cuyos movimientos diarios no levantaban sospecha. No obstante, el Juez Alejandro Sánchez Freytes ordenó su detención el 20 abril pasado. Estuvo tres días sin conocer el motivo de su detención, luego Sánchez Freytes se apartó del caso y asumió el caso su par Vaca Narvaja, que debió analizar el expediente de nueve cuerpos. Fue él quien determinó que se trataba de un error y ordenó su libertad el 28 de abril.
“Ese día pude hablar con Vaca Narvaja. Él fue humano, me pidió disculpas, me dijo que ese no es su estilo de trabajo. Lamentablemente, nunca tuve noticias, ni un pedido de disculpas de las personas que sí tuvieron que ver con mi detención”, se enoja Lobos.
La cadena de papelones detrás de la detención de Lobos conecta a la Policía Federal pasando por el fiscal Gustavo Vidal Lascano, el juez Sánchez Freytes y finalmente el Ministerio de Seguridad de la Nación.
LOS DÍAS EN BOUWER
“Yo estaba aterrado. No estoy acostumbrado a esos ambientes. No podía creer que apenas horas antes estaba con mi mujer y mis hijas en mi casa, y de golpe me metían en la cárcel y me decían que iba a pasar años por narcotraficante. Estaba en shock, no entendía nada”, contó Lobos al diario Día a Día, a poco de recobrar su libertad.
“Me metieron en el módulo MD1, en la celda número 5 –siguió- Dormía con dos hombres, uno preso por robos y otro por asesinato al que le habían dado una condena de 25 años. Aunque “dormía” es un modo de decir, porque me era imposible: tenía todo el tiempo un ojo abierto, sentía un ruido en la puerta y me sobresaltaba. De todas maneras aclaro que los presos se portaron bien conmigo, me cuidaban. Los que estaban conmigo en la celda me trataban bien”.
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