No se sabe si el comisario general Félix Quinteros dejó el vidrio bajo de su auto, si le rompieron el cristal, si quedó la puerta sin traba o cómo es que sucedió. Lo cierto es que el miércoles al mediodía, el director general de Departamentales Norte y miembro de la plana mayor policial se quedó sin su arma reglamentaria, que se encontraba dentro de un maletín que fue hurtado de su vehículo.
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Conocido -y poco querido por la tropa- por su fama de “duro” con los subordinados, Quinteros era muy adepto a aplicar duras sanciones ante casos similares.
De hecho, el sábado último le aplicó una dura sanción a un efectivo de San Francisco por haber rayado una de las camionetas de la dependencia policial, quien debió padecer dos días de arresto preventivo, además de hacerse cargo del arreglo del móvil. Más atrás en el tiempo, motorizó un desmedido sumario administrativo en contra de un comisario, a quien le aplicó cinco días de suspensión, como consecuencia de que a uno de sus subordinados le habían robado un móvil policial en un dudoso procedimiento.
ALMORZAR EN LA RUTA
Lo cierto es que el “general” Quinteros tal vez deba beber de su propia medicina, si es que finalmente decide hacerse cargo de la confusa situación que se generó en el mediodía de ayer en las puertas del comedor La Ruta Resto Bar, de Río Primero, donde se encontraba almorzando. Al salir, se dio con que faltaba su maletín con el arma en su interior.
La pérdida del arma reglamentaria es considerada una falta gravísima por los reglamentos policiales, y por lo general el efectivo responsable es pasado a pasiva y se lo suspende hasta tanto se sustancia la investigación. Se trata de un episodio de gravedad, y no se recuerdan antecedentes de que haya ocurrido con figuras de la plana mayor de la Policía, para quienes, lógicamente, la responsabilidad por la pérdida de un arma debiera ser mucho mayor.
“Movilizaron a un montón de gente supuestamente en un operativo de seguridad, pero lo que se quería era salvar al jefe”, aseguró una fuente policial a este medio.
Una fuente le detalló a ENREDACCIÓN que luego de conocida la novedad, se dispuso un importante operativo de Policía Caminera y de las departamentales en las rutas de la zona, con el urgente objetivo de intentar dar con el arma y lograr que el episodio quedara en silencio. “Movilizaron a un montón de gente supuestamente en un operativo de seguridad, pero lo que se quería era salvar al jefe”, aseguró una fuente policial a este medio.
Los resultados no fueron los esperados, y es por esa razón que con el transcurso de la tarde, se pretendió hacer recaer la responsabilidad de la pérdida en un subordinado inmediato de Quinteros, supuestamente su chofer. Pero la novedad comenzó a trascender entre las filas policiales.
“Es un hecho gravísimo, sin dudas, que además deja expuesto a un jefe que siempre se caracterizó por actuar con extremo rigor con los subordinados”, expresó René Zabala, titular de la UPPAC, el gremio que nuclea a los uniformados. “Quinteros es el jefe que pidió la cesantía de los compañeros nuestros Montero y Ceballos, en Arroyito y en San Francisco, sólo por haber invitado a una reunión informativa de nuestro gremio. Habrá que ver qué hace ahora con él el Tribunal de Conducta”, evaluzó Zabala, remarcando también el hecho de que “se suma otra arma policial que cae en manos de la delincuencia”.
¿Habrá sanción para el alto jefe? Por el momento la única respuesta es el silencio.
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