“Tengo el móvil policial acá en Villa Maria, con ‘juanes’ haciéndose los pesados. Te pongo QSL por las dudas me pase algo. Cualquier cosa pegale un tubazo a Adolfo Ruiz, porque han venido acá por lo que estuvimos averiguando. Seguro que es una maniobrita de todos estos de la Departamental de Villa María. Si no contesto más o no salgo más, vos sabés lo que tenés que hacer. Te pido que me des una mano, Charly”.
El 8 de noviembre, poco después de las 20 horas, Marcelo Izquierdo lanzaba un audio por WhatsApp en pedido de ayuda. Pocos minutos más tarde, tendría sus manos esposadas y estaría ingresando a un calabozo donde permaneció 16 días aislado.
Marcelo Izquierdo es un exintegrante de la Policía de Córdoba. Sobre su caso escribimos en este mismo espacio, contando que había sido incorrectamente dado de baja de la Policía, y que el Tribunal Superior de Justicia se aprestaba para resolver su caso (hace dos meses resolvió que la Provincia deberá abonarle todos los haberes caídos, desde 2012 a la fecha).
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Sin dudas, Izquierdo es uno de esos tipos molestos para la Jefatura policial, pero también para las jerarquías departamentales para el poder político. Tiene la “mala costumbre” de denunciar los hechos de corrupción que se dan dentro de la fuerza policial, y que también muchas veces involucran a funcionarios y a empresarios.
LA CAMA ESTÁ TENDIDA
Lo sucedido el 8 de noviembre en Villa María parece a primera vista ser consecuencia de esa “mala costumbre”. El parte policial difundido por la Unidad Departamental General San Martín al día siguiente de su detención, señalaba que “siendo la 20:17, personal de la Patrulla Motorizada informa que constituido en calle Santa Fe 1167, en donde funciona un local comercial, se entrevista con la señora Tévez Fátima, de 42 años, domiciliada en el lugar la cual manifiesta que su pareja, el sr. Izquierdo Marcelo, de 45 años, también domiciliado en el lugar, estaba rompiendo las cosas del local. (Que) el mismo se encontraba en una pieza que está al fondo. Al ir personal actuante a entrevistarlo, éste comienza a empujar al efectivo policial y amenazarlo, intenta arrojarle un palo, por lo que se solicita colaboración a los demás móviles, logrando reducirlo y procediéndose al traslado hasta sede policial en donde queda por supuesto autor de amenaza y resistencia”.
El parte, acompañado de la fotografía que aquí publicamos, sirvió para que el episodio fuera publicado en los medios locales como un caso de violencia de género, apelando a una figura con fuerte repudio social y haciendo a su protagonismo indigno de la mínima consideración.
Ese mismo día de la detención, Izquierdo había permanecido en la Plaza Centenario, frente a la cual se encuentra el local donde se produjo la detención. Esa mañana observó cómo se acercaba un automóvil extraño, del cual bajaba una mujer que fotografiaba reiteradas veces el local de su pareja, y enviaba esas fotos agregándole comentarios. A las pocas horas, Izquierdo estaría detenido.
El parte policial no detalla en ningún momento que haya existido violencia contra la mujer, sino supuestamente contra los policías que vinieron a detenerlo. Esto fue reconocido ante Izquierdo por la propia fiscal del caso, Silvia Maldonado”
Esa mañana el exuniformado presumía que no se avecinaba nada bueno, porque alcanzó a advertir a un ex compañero de la fuerza a quien le envió esas fotografías, con el fin de que lo ayudara a identificar a la misteriosa dueña de ese automóvil. Y le advirtió en ese mismo momento que notaba “movimientos raros” y que temía que se viniera alguna jugada sucia.
Lo cierto es que esa misma tarde, su compañera, Fátima, llamó al 101 para denunciar un supuesto caso de violencia. Ese mismo día, Izquierdo le había dicho que se quería ir de Villa María, porque temía que sucediera lo que finalmente sucedió. “Es cierto, ella llamó a la Policía, no sé si para exponerme porque no quería que yo me fuera, o porque ha sido parte de todo esto”, le dijo Izquierdo a ENREDACCIÓN, negando bajo todo punto de vista haberse violentado con la mujer.
De hecho, el parte policial no detalla en ningún momento que haya existido tal violencia contra Fátima Tévez, sino supuestamente contra los policías que vinieron a detenerlo. Esto fue reconocido ante Izquierdo por la propia fiscal del caso, Silvia Maldonado, al admitirle: “Su detención fue por resistirse a la autoridad”. Algo así como un circunloquio intentando explicar que a alguien lo detienen porque se resistió a que lo detuvieran.
Pero también Izquierdo negó haberse resistido a la detención. “Yo me di cuenta que era una trampa. ¡Mirá si iba a darles el gusto de golpear a uno de los policías!”, sostuvo.
Su destino fue la Alcaidía de la Policía, donde asegura que “todo el tiempo recibía provocaciones” buscando que reaccione. Asegura que cuando lo tenían esposado, algunos uniformados se acercaban a él y “se sacaban selfies, como si estuvieran al lado del Chapo Guszmán”.
En ese lugar permaneció 16 días en un calabozo, “aislado, sin poder llamar a nadie, con malos tratos, sin posibilidad de salir para ir al baño y matándome de hambre”, según el mismo cuenta. Dos semanas y dos días por “resistencia a la autoridad y amenazas”.
CASOS EN LA NADA
Además de tener este “confuso” caso a su cargo, la fiscal Silvia Maldonado es también quien investiga denuncias que fueron presentadas ante la Justicia por el propio Izquierdo, y que implican posibles hechos de corrupción dentro de la Departamental General San Martín. En uno de ellos, a instancia de datos aportados por Izquierdo, El Diario del Centro del País publicó una investigación en la que se demostraba que el comisario Claudio Quiroga, entonces a cargo de la comisaría de Arroyo Cabral, manejaba también la empresa de seguridad privada llamada Sepriv y que figura a nombre de su esposa, la cual a su vez había sido contratada por el propio municipio de Villa María y también el de Villa Nueva.
Estando detenido se me acerca el oficial Esteban Maschio, se presenta como jefe de compañía y me dice que iba a hablar con el fiscal para me mandaran a Bouwer y me tuvieran la mayor cantidad de tiempo preso”
Desde que se conocieron los hechos, en enero de este año, los avances en esa investigación han sido muy escuetos. Para Izquierdo, su detención y calabozo de 16 días son consecuencia de sus constantes denuncias de casos de corrupción. “Estando detenido se me acerca el oficial Esteban Maschio, se presenta como jefe de compañía y me dice que iba a hablar con el fiscal para me mandaran a Bouwer y me tuvieran la mayor cantidad de tiempo preso”, contó el exuniformado. De hecho, una versión similar sería luego publicada por el sitio Villa María Vivo!, la cual informaba como inminente el traslado de Izquierdo al complejo de Bouwer, cosa que nunca sucedió.
Izquierdo asegura la justicia “se encarga de dormir las causas” que el aporta para que sean investigadas, “pero se sube a cualquier cosa que digan” en su contra: “Me quieren abrumar con causas que no tienen sustento para que me calle”, señaló, apuntando sus dardos al secretario de Seguridad de la Provincia, con quien mantiene un enfrentamiento. “Esto viene de arriba y llega hasta el mismo Diego Hak”, disparó.
Lo cierto es que hoy por la mañana, la fiscal volverá a tener a Marcelo Izquierdo sentado frente a ella para tomarle declaración indagatoria. La causa parece destinada a caer por su propio peso. Pero Izquierdo debió comerse 16 de prisión en un calabozo, como le dijo la misma fiscal, detenido por resistirse a ser detenido.
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