En una nueva señal del empeoramiento de la situación epidemiológica en Brasil, el estado de San Pablo -donde viven 46 millones de habitantes, una población similar a la de toda la Argentina- anunció dos semanas de cuarentena con cierre de comercios, bares, restaurantes y toda actividad recreativa, además de un toque de queda nocturno para evitar el colapso de su sistema sanitario.
El estado de Paraná, fronterizo con la Argentina, anunció que su sistema de salud está colapsando por falta de capacidad hospitalaria ante la avalancha de pacientes que necesitan camas de terapia intensiva a causa de la segunda ola de coronavirus, una situación similar a la de Santa Catarina y Mina Gerais.
Pese a todo ello, el gobierno federal del presidente Jair Bolsonaro sigue sin asumir la responsabilidad de la doble crisis sanitaria y económica que sacude al país y hoy se limitó a defender el plan de vacunación y a oponerse a mayores medidas de confinamiento.
Sin embargo, en el país la situación sigue deteriorándose, con totales de 10,7 millones de casos y 259.271 muertes, lo que obliga a los estados a tomar medidas.
En las últimas 24 horas, Brasil registró un segundo récord consecutivo de muertos por coronavirus, con 1.910, y 71.704 nuevos contagios, el segundo peor número desde el primer caso el 19 de febrero de 2020, informó el Ministerio de Salud.
Según la información oficial, el índice de ocupación de las unidades de cuidados intensivos del sistema público sanitario supera el 80% en 19 de los 27 estados brasileños, con un matiz: son cada vez más los jóvenes con cuadros graves.
“Estamos al borde del colapso tanto en San Pablo como en Brasil, necesitamos coordinación nacional, algo que no hace el gobierno federal”, pidió el gobernador paulista, Joao Doria, al anunciar la fase roja para el estado más afectado por la Covid-19 en Brasil desde el sábado hasta el 19 de marzo.
La medida excluye de esta suerte de lockdown de baja intensidad a las escuelas públicas y privadas, que deberán estar abiertas para acoger a los estudiantes en caso de que necesiten acudir a clases presenciales y no se opte por el sistema remoto. El aislamiento social promedio diario en el estado de San Pablo es de 39%, cuando el ideal es cercano al 70%.
Con el mismo dramatismo anunció el estado de Paraná su colapso sanitario. “Yo diría que estamos entrando en colapso”, dijo el secretario de Salud de Paraná, Beto Preto, un día después de que fuera superado por falta de camas el sistema hospitalario de Santa Catarina, también fronterizo con la Argentina, y el de la región sur de Minas Gerais, razón por la cual enviaron pacientes a ser internados a otras regiones del país.
El colapso se produce en el peor momento de la pandemia en Brasil, con más del 4% de la población vacunada desde el 17 de enero, al menos diez capitales provinciales con una situación crítica hospitalaria y con una ley aprobada anoche por el Congreso que permite a estados, municipios y privados comprar vacunas independientemente del Gobierno federal.
El viernes pasado, Paraná implementó el toque de queda ampliado, suspendió las clases y el comercio no esencial, sobre todo viniendo del gobernador Carlos Massa, del Partido Social Demócrata (PSD), un aliado de primera hora de Bolsonaro, al igual que el gobernador de Santa Catarina, también colapsada, Carlos Moisés.
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