La Iglesia católica de Córdoba realizó este lunes por la noche un acto en el que pidió “basta de droga” y “basta de violencia”, que se desarrolló en la explanada de la Catedral, en el centro de la ciudad capital y al que adhirió el Comité Interreligioso por la Paz (Comipaz).
El arzobispo cordobés, Ángel Rossi, encabezó el discurso ante una nutrida cantidad de público, junto a la Plaza San Martín.
También participaron autoridades políticas locales como el intendente, Martín Llaryora, y el viceintendente, Daniel Passerini, que lo hicieron en calidad de oyentes.
Estuvo el párroco Mariano Oberlin, creador de un centro de rehabilitación en el barrio Müller, en el sudeste de la capital, lugar que fue foco de violencia días atrás, recibiendo amenazas y disparos al local.
“Nos duele y nos llena de impotencia ver a nuestros niños y jóvenes hechos víctimas de la miserabilidad de unos pocos”, sostuvo el arzobispo Rossi.
Además, se firmó un acta de compromiso para accionar contra esos flagelos, la que suscribió también gran parte de los presentes.
“Rezamos, juntamos las manos, pero después de juntarlas las abrimos para el servicio, para darlas, para meterlas sin miedo de que se ensucien, pero que se ensucien en el barro de nuestra debilidad y no en el fango de la corrupción”, agregó Rossi.
El prelado añadió que “algunos tienen por supuesto, dada su función, más responsabilidad que otros en esta labor, pero de esta no zafa nadie”.
Al referirse a la lucha contra las drogas como el principal eje de la protesta, Rossi añadió: “Este grito, este anhelo tampoco es exclusividad de ninguna religión. Es un lugar sagrado que nos une a todos los credos, es un templo común donde hay lugar también para quienes no profesan ninguna fe, donde descalzamos el alma, juntamos las manos, donde lloramos y rezamos”.
> Con información de TÉLAM.