Conectarse con la naturaleza y aventurarse en sus cerros colorados, disfrutar de sabores ancestrales y descubrir un pasado histórico federal es apasionante y necesario cuando se recorre La Rioja, donde sus caminos llevan a lugares de belleza paisajística propia del norte argentino encontrando la diversidad que se presenta en cada punto cardinal.
En la capital riojana, punto de inicio para cualquiera de los Corredores turísticos, múltiples opciones hacen de la estadía la mejor elección. Esta es una de esas ciudades que brinda una singular calidez y tranquilidad, conservando aún como costumbre el descanso después del almuerzo. Es ideal para vivirla y disfrutar de su hospitalidad. La importante oferta de servicios hoteleros y turísticos la han convertido en el punto clave para realizar todas las excursiones a los destinos más importantes de la provincia.
Con un paisaje urbano bien diferenciado, sobresale el sistema neo-colonial y construcciones de principio del siglo XX, manteniendo en su centro un perfil edilicio de la época, siendo una de las más antiguas del país, destacándose entre su circuito histórico los principales atractivos. Plaza 25 de Mayo, lugar fundacional, Plaza 9 de Julio, Las Padercitas, Monumento al Tinkunaco, Pozo de Vargas, La Vieja Estación de Trenes, convertida en el reducto cultural más importante de la ciudad.
Recorrer la Ciudad Capital significa encontrar y sorprenderse con edificios testimonios de diferentes líneas arquitectónicas que representan a su vez distintas épocas históricas. Casa de Gobierno, el Palacio Municipal Juan Ramírez de Velazco, el Histórico Colegio Nacional, Casa de Joaquín Víctor González, Paseo Cultural “Castro Barros”, el Club Social y la Legislatura, entre otros. A muy pocos kilómetros del casco céntrico, se encuentra el Dique de Los Sauces, formidable espejo de agua apto para el deporte y la recreación; el Cerro de La Cruz, punto panorámico ubicado a 1680 msnm, con una pista de parapente y aladeltismo, que hace las delicias de riojanos y quienes eligen como destino para el turismo de aventura, allí también se realizan escalada, rappel, tirolesa y cabalgatas.
A 30 km y tras bordear el Velasco (el mismo cordón montañoso que separa a la capital de la ciudad de Chilecito y, por donde se construye la conexión vial a través de Pampa de la Viuda donde se encuentra el Centro de Rendimiento Deportivo de altura más importante del país), se llega a Sanagasta, una villa veraniega que alberga un importante reservorio de la anidada de los grandes saurios que habitaron la región y que pueden disfrutarse a escala real en un recorrido por el Parque Geológico, donde se hallaron fósiles de entre 65 a 95 millones de años, reviviendo el interés depositado en la evolución, composición y comportamiento de aquellos grandes animales. Aquí una Casa de Té en medio de centenares de viñedos hacen del lugar un culto al descanso, la misma casa que ofrece también sus vinos de vasta trayectoria en la región y el país.
Por la costa riojana a 100 km de la capital provincial, camino atravesando la traza montañosa), la excursión transita la Ruta Principal 75 hacia el norte, en paralelo a las Sierras de Velasco. Es en Castro Barros donde se encuentran las primeras bodegas riojanas, cuyos vinos industrializados, artesanales o de autor conquistaron los mercados nacional y extranjero por sus características de cosecha de entre los 1.400 hasta los 1.700 msnm. Abrazados por el imponente cordón montañoso unas diez coloridas y apacibles comunidades conforman este Departamento. Lugares de hermosos paisajes y microclima muy especial, ideal para escapar de las grandes ciudades y disfrutar la naturaleza en todo su esplendor. Tranquilidad y remanso forman parte de la vida cotidiana, que no precisa alternar el paso de la jornada chequeando las agujas del reloj, y que además tiene el condimento de la calidez de su gente, la misma que abre las puertas de su casa como si recibiera a sus amigos.
Un conjunto de poblados, en el corazón de la región norteña, componen este itinerario turístico en el que también se visitan centenarias iglesias y el Castillo de Dionisio. El recorrido costero ofrece cabalgatas, trekking en la montaña, sumándose propuestas culturales y fiestas que organizan los lugareños, guitarreadas por las noches y mercados en los que se ofrecen dulces, quesos y tapices.
Una síntesis de los elegidos por el turismo que llega a la tierra pionera en la olivicultura nacional donde el Padre del llamado “oro verde” se remonta a 427 años en la ciudad de Aimogasta, y se enarbola detrás de la elaboración del torrontés riojano cuya cepa autóctona permitió posicionarse también a nivel internacional. Ya en Arauco, múltiples propuestas apasionan al visitante por recorrerlo.
En Santa Teresita, un oasis de aguas surgentes no sólo ofrecen sus propiedades terapéuticas o curativas en el marco de un paisaje único y privilegiado, sino el equilibrio que esta zona de montaña propone en una ecuación perfecta de pasividad y remanso, a tan sólo 106 km de la Capital provincial. Aguas dulces y con temperatura de hasta 42º. Escénica natural entre colores terrosos de una región de microclima ideal cualquier época del año, lo que permite integrarse a los circuitos termales más importantes del país y único en la región.
Más adelante y ubicado en un barrial se puede practicar Carrovelismo y Kitebuggy en Vientos del Señor, adrenalina a flor de piel para vivir inolvidables aventuras. Una extensa superficie de suelo arcilloso se funde con el cielo en un grandísimo horizonte, formando un mágico escenario natural.
Dejando Ruta 60 e ingresando al tramo de la mítica 40 por suelo riojano, llegamos a San Blas de los Sauces donde el pasado originario legó el Sitio Arqueológico de Hualco, en el extremo norte de las Sierras del Velasco, una ciudad de piedra construida hace más de mil años y que aún hoy conserva la magia de tiempos ancestrales. Aquí un combo inolvidable de experiencias.
Una parada obligada al continuar viaje es llegar a Chañarmuyo, pequeño poblado en el corazón del Departamento Famatina que tras atravesar Pituil mundialmente conocido por su grapa, la misma que recibió el Papa Francisco cuando unos riojanos llegaron a la Plaza San Pedro del Vaticano. El visitante puede conocer la producción desde los alambiques y luego degustar de los mejores productos regionales.
El Valle de Chañarmuyo, es un oasis en medio de un desierto rocoso y de escasa vegetación que se encuentra rodeado de la Sierra del Paimán, de más antigüedad que la vecina Cordillera de los Andes, al noroeste riojano. Por las noches, un manto de infinitas estrellas lo cubre todo con su abrazo de magia y misterio. Eternas y brillantes se reflejan en el espejo de un embalse de los ríos Blanco y Durazno que luego riegan las tierras sedientas de las ricas y puras aguas del deshielo cordillerano captadas por el dique que lleva el mismo nombre de la comunidad. La excelencia de los vinos de altura (1.700 msnm), coronan el mejor menú en la Casa de Huéspedes que invita a recorrer la bodega y caminar por entre sus viñedos.
La altura y el clima seco, provocan un microclima que combina días cálidos con noches frías, haciéndolo ideal para el cultivo de nobles vides que se expresan en vinos de un terroir maravilloso que, aún hoy, guarda el recuerdo de los antiguos indios Diaguitas que habitaron sus tierras.
Por otro lado y ubicado sobre los 2500 metros de altura, se encuentran Cañón del Ocre y mina La Mejicana en Famatina. Los tonos ocres oxidados brindados por la presencia de azufre en los componentes de sus rocas, le aportan una peculiar característica. Al costado del camino, un profundo tajo se abre paso entre titánicas montañas color dorado, mientras los rayos de sol dejan al descubierto excéntricas figuras entre las grietas de los paredones. El río Amarillo se abre paso entre dos montañas, y desemboca en el cauce cristalino de un arroyo, el mismo que mana a borbotones entre la escarcha.
Retornando a la Ruta 40, se llega a la Perla del Oeste, el Departamento Chilecito tras cruzar el Río Capayán, donde paisajes sorprendentes se levantan protagonistas de valles colmados de vides que se distinguen en el mundo por sus vinos, siendo además custodio de riquezas mineras y agrícolas, cuya comunidad atesora vestigios de pueblos originarios en su escénica paleta multicolor.
Resguardar y fortalecer la fe cristiana al extender sus brazos en el Cristo de “El Portezuelo”, ubicado en el cerro homónimo que se eleva a 16 metros de altura con una imagen impoluta producto del artista Alejandro Carrizo y, 200 escalones en homenaje al Bicentenario de la Patria. En el predio pueden apreciarse símbolos y signos diaguitas, en representación de las culturas originarias que habitaron la provincia. Y muy cerquita de allí el mayor y más importante Cactario de Sudamérica con especies de diferentes partes del mundo, impregnándole interesantes formas en el recorrido de sus terrazas montañosas.
Las mejores Bodegas se emplazan en la ciudad de Chilecito, las mismas que pueden degustarse en una cata a ciegas guiada por estudiantes de enología en el evento que reúne a los mejores expositores vitícolas del noroeste argentino durante el mes de noviembre, en simultáneo con el Festival Nacional del Torrontés. Diferentes cepas pueden disfrutarse en las visitas enoturisticas a tal efecto y por cada marca comercial, tanto en el casco céntrico como las apostadas en el interior.
Con una extensión de 37 km, hoy en ruinas, se encuentra el Cable Carril que cuenta con 9 estaciones que se ubican entre los 1092 y 4200 msnm desde la primera que comienza en esta Perla del Oeste y culmina en el corazón mismo del Famatina, desde donde se cargaban las vagonetas. Declarado Monumento Histórico Nacional, es otro de los lugares emblemáticos, que atestigua no sólo su historia como transporte de la actividad minera en la zona, sino significancia de lo que fuera, por ese entonces, este movimiento por el respaldo económico a la región y el aspecto social. Esta obra de vanguardia tecnológica fue construida por una empresa alemana y se mantuvo en funcionamiento entre los años 1904 y 1929, reemplazando el arcaico acarreo a lomo de mula y posibilitando el dinamismo de la minería riojana.
Es considerado el más largo de América y el segundo en el mundo, cuenta con 262 torres, 9 estaciones y 650 vagonetas, y supo contar con una de las primeras líneas telefónicas del país. Hoy, es Monumento Nacional, y en su Estación Nº 1 alberga el Museo Cable-Carril, donde se exhibe una muestra detallada de elementos que componen las distintas partes de la gigantesca obra, como así también libros, cuadernos y anotaciones que testimonian la presencia de los obreros que trabajaron allí, algunos de los cuales dejaron su vida en las profundidades de la montaña.
El magnífico escenario natural por el que atraviesa la construcción es aprovechado actualmente para la realización de turismo de aventura, trekking, safaris fotográficos, turismo minero y geológico, además de la admiración reflexiva y analista de tan imponente obra. Así, el aspecto cultural y el turístico se unen para darle vida al lugar y dar a conocer al país y al mundo el patrimonio que enorgullece a los riojanos.
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