Abelardo Oviedo y Mauro Provenziani son trabajadores técnicos de la Cooperativa de Obras y Servicios de Río Tercero. En el taller de uno de ellos crearon un ciclador artificial que será útil en caso de emergencia si no se cuenta con respiradores artificiales. Es decir, no puede suplantar todas las funciones de un respirador, pero sí suministrar oxígeno a pacientes que lo necesiten. El proyecto fue supervisado el médico cardiólogo Juan Peirone.
La iniciativa surgió a partir de la emergencia que ha generado el coronavirus COVID-19 en el sistema de salud. Con la idea de ayudar y en una muestra del espíritu argentino frente a las crisis, Oviedo y Provenziani, decidieron ponerse a trabajar en un prototipo de respirador. En el camino fueron sumando la ayuda de una gran cantidad de personas, comercios e instituciones de Río Tercero.
En un comunicado de prensa, el Sindicato de Luz y Fuerza Regional (SiReLyF) relata que “los trabajadores pusieron manos a la obra y se dedicaron a construir un ciclador con materiales económicos y de fácil acceso. El mismo tiene un fin solidario, es decir no persigue fines de lucro. Además, se propusieron socializar el conocimiento para aquel que esté interesado en construirlo”.
“Junto con Mauro nos pusimos a trabajar en el armado de un respirador casero. Una vez listo y verificado por el médico, lo presentamos ante las autoridades, las entidades municipales, la comunidad de médicos y las fuerzas vivas. Se resolvió fabricar diez, con proyección a veinte” comentó Abelardo.
“Los mismos están destinados a centros de salud de la ciudad y tienen el fin de suministrar oxígeno a los pacientes; con la aclaración de que no suplanta un respirador artificial, pero es de mucha ayuda para aquellos que estén faltos de oxígeno como opción alternativa”, destacó.
MATERIALES Y FUNCIONAMIENTO DEL RESPIRADOR
Oviedo explica que “es un motor de limpiaparabrisas de auto, transmitiendo a través de una cadena, corona y piñón de moto 110, es decir, del arranque eléctrico de la moto, y también una vela que hace mover un cilindro de tubo PBC, que es el que hace de inflador. Luego están las válvulas. Todo lo realizamos en mi taller que tengo acá en mi casa”.
Agrega que “quien nos ayudó mucho y supervisó el trabajo, fue él médico cardiólogo Dr. Juan Peirone; él trajo un respirador artificial y con ello fuimos probando los volúmenes, ciclos de oxígeno, la humedad, etc. Logramos un aparato que pueda regular el volumen de oxígeno que necesita el paciente y los ciclos por minuto, los mismos tienen una variabilidad de 15 a 24 ciclos por minuto”.
Cuentan por último que “muchas empresas y particulares nos están ayudando. Agradecemos al Doctor Peirone, a las autoridades municipales, a la Cooperativa de Obras y Servicios Públicos de Río Tercero, a nuestra familia y amigos, a empresas locales e instituciones, como Daniel Hattemer, Electricidad Rivero, Casa Ritter, y Malpassi Electricidad. También a la familia Ascanelli, a Lisandro Medina, Juan Pablo Moyano, Fernando Besora, Óscar Oviedo, a la familia Smith, Emiliano Tobal, Martín Pusseto, Guillermo Goñi, Osvaldo Pussetto, Rosina Pisani, Rubén Martin, Oviedo legales y Elina Oviedo”.
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