Las imágenes muestran a un hombre de mediana edad sacando su moto del garaje de la casa de la víctima, entre las 16 y las 17 del viernes pasado. El hombre sale sin apuro y sin forzar ninguna cerradura. Horas más tarde, Elsa, una médica de 62 años, fue encontrada por su hija y su yerno muerta en su habitación. Tenía el cable de un caloventor anudado a su cuello y un golpe importante en la cabeza.
Las filmaciones y los testimonios de algunos vecinos guiaron a los investigadores hasta una casa en barrio Estación Flores. El hombre que salía en la moto era un albañil de 40 años, que trabajaba en la casa de la víctima desde hacía varios días. En su casa fue incautada la motocicleta y la ropa que había usado ese día, con la que quedó registrado en las imágenes. Su identidad no fue difundida, pero la fiscal Claudia Palacios, a cargo de la investigación lo imputó del delito de “homicidio criminis causae”, que significa que asesinó para ocultar otro delito.
En un primer momento, muchos vincularon el crimen con su actividad como testigo y querellante en el juicio que en las próximas semanas tendrá sentencia en los Tribunales Federales mendocinos, en el que se juzga a 27 militares por la desaparición de quien fue su marido, Aldo Fagetti, y otras 72 víctimas.
Pero para Claudia Palacios, el homicidio “está alejado de todo lo relacionado con los delitos de lesa humanidad”. La fiscal cree que el sospechoso la golpeó y la asesinó para ocultar un intento de abuso sexual. “Descartamos un robo y nos estaríamos acercando a una hipótesis de instancia privada“, sostuvo. El imputado se encontraba trabajando hacía varios días en una obra en la planta alta y el techo de la casa de Sosa. Los vecinos lo vieron durante la semana, trabajando en ausencia de Elsa, que se encontraba de viaje. El mismo viernes, la dueña de casa regresó al país. Los investigadores creen que pudo haberse desatado una discusión y, que en ese contexto, el acusado pudo haber intentado abusar de la mujer. Ante su resistencia, la golpeó y la asesinó. Según el jefe de Investigaciones Criminales de la Policía, Alejandro Mercado, “había mucha confianza entre ambos”.
QUERELLANTE
La sensibilidad social que generó el hecho de que Elsa fuera querellante y testigo, y aguardara la sentencia del juicio por la desaparición de su marido, autorizó, posiblemente, que la fiscal y los investigadores actuaran con una celeridad pocas veces vista. Para muchos, la muerte de la médica recordaba a la de Silvia Suppo, víctima y testigo en juicios por crímenes de lesa humanidad en Mendoza, asesinada de 12 puñaladas de su negocio de San Rafael, Mendoza, en marzo de 2010. En ese caso, tampoco hubo robo alguno y la mujer esperaba la sentencia en un juicio contra un ex juez federal. De todas maneras, desde la organización Hijos Córdoba y desde el seno familiar, llamaron a la prudencia y restaron peso a esa hipótesis.
Sosa era testigo en varias causas de delitos de lesa humanidad. También era la querellante en el caso de su marido que fue secuestrado y desaparecido el 25 de febrero de 1975.
En el momento de su desaparición, Fagetti tenía 26 años y militaba en la Juventud Peronista y Montoneros. Trabajaba en la municipalidad de San Rafael, donde fue secuestrado por una patota integrada por policías y militares.
Luego de años de militancia y búsqueda de justicia, Sosa logró en 2007 que el juez federal Héctor Acosta, pidiera la extradición de la ex presidenta María Estela Martínez de Perón, ya que el secuestro de Fagetti se produjo durante su mandato.
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