Respirar aire contaminado es una de las principales amenazas para la salud de los más jóvenes. Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 93% de la población infantil está expuesta a altos niveles de partículas finas que superan los límites de calidad del aire. En total, unos 1.800 millones de niños menores de 15 años respiran aire sucio a diario.
El estudio, publicado con motivo de la celebración de la primera Conferencia Mundial sobre la Contaminación del Aire y la Salud, entre el 30 de octubre y el 1 de noviembre, señala que los más pequeños son más vulnerables a los efectos de la polución porque respiran más rápido que los adultos, por lo que absorben un mayor número de partículas nocivas.
En este sentido, la altura también es un factor determinante: en la etapa de crecimiento, en la que tanto el cuerpo como el cerebro de los pequeños están en pleno desarrollo, viven más cerca del suelo, que acumula una mayor concentración de contaminantes.
“El aire contaminado está envenenando a millones de niños y arruinando sus vidas”, ha denunciado Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS. “Esto es inexcusable. Cada niño debería poder respirar aire limpio para poder crecer al máximo de su potencial.”
Los recién nacidos y los niños en edades más tempranas también son los más susceptibles a los efectos contaminantes que producen los electrodomésticos o las tecnologías dentro de los hogares. La polución influye en el desarrollo neurológico y en la capacidad cognitiva y puede originar asma o, incluso, cáncer infantil. Además, los infantes pueden tener mayor riesgo de padecer dolencias crónicas como enfermedades cardiovasculares años más tarde. Solo en el año 2016, hubo 600.000 muertes infantiles a causa de infecciones respiratorias originadas por aire contaminado.
Asimismo, las mujeres embarazadas que viven en lugares con aire inseguro, tienen mayor probabilidad de dar a luz de forma prematura y de tener hijos de un peso y tamaño inferior a la media.
“El aire contaminado está atrofiando el cerebro de los niños, lo que afecta a su salud de más formas de las que sospechábamos. Pero hay maneras sencillas de reducir las emisiones peligrosas”, ha asegurado María Neira, la directora del departamento de Salud Pública, Medioambiente y Determinantes Sociales de Salud de la organización.
“La OMS está respaldando la implementación de políticas respetuosas con la salud, por ejemplo, al acelerando el cambio hacia combustibles y tecnologías del hogar más limpias y promoviendo el uso de transporte más verde y la construcción y planificación urbana eficiente”, ha añadido.
Por otra parte, en el informe se destaca que los países con rentas más bajas tienen un mayor porcentaje de riesgo: el 98% de niños de hasta cinco años respiran aire tóxico, en comparación con el 52% de la población infantil en los países con un nivel de ingresos más alto.
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