En los años 40 del siglo pasado, el sociólogo norteamericano Robert Merton aportó a la teoría funcionalista el concepto de “disfunción” para analizar los saldos indeseados de acciones sociales aparentemente funcionales. Sumó otra sutileza: lo funcional o lo disfuncional puede presentarse en forma manifiesta, pero lo importante es lo latente. Eduardo César Angeloz era un niño en el apogeo del funcionalismo, pero a la luz de estas categorías podemos analizar el impacto de una muerte que le devolvió visibilidad al muerto y a las expresiones políticas estrictamente provinciales y que provocó en la dirigencia una cierta añoranza del bipartidismo neto.
Para la UCR como partido y para su dirigencia en general, el deceso del ex gobernador es un hecho funcional en forma manifiesta, porque le permitió recuperar identidad perdida en el marco del engrudo Cambiemos y recordarle a los cordobeses aquellos tiempos radicales en el apogeo del poder. No hay votos del angelocismo y no hay herederos políticos del Pocho, pero sí una herencia política hoy revalidada.
En cambio, para el PRO, puede ser disfuncional en lo manifiesto, porque durante días los medios de comunicación mostraron una historia política, una doctrina y una estructura partidaria de la que carece el partido de Mauricio Macri. Pero puede ser funcional en forma latente si se tiene en cuenta que, aunque en las periferias del sistema, varios periodistas se encargaron de recordar los hechos de corrupción y el manejo autoritario del Estado de la era Angeloz.
En este sentido, la narrativa de “político nuevo” del macrismo se vería beneficiada, lo que equivale a una función latente para los amarillos y lo inverso para los radicales. Dada la primacía del PRO en la reciente campaña electoral que terminó con la victoria en las PASO, hay funcionalidad latente para la lista de Cambiemos.
Veamos los personajes con nombre y apellido. En lo manifiesto, a Mario Negri es a quien más funcional le resultaría el hecho fúnebre, pese a la desconfianza que el Pocho siempre le dispensó al dirigente de la ex línea Renovación y Cambio. Negri busca encarnar una mixtura entre la vieja gloria del radicalismo cordobés, rememorada en estos días, y la novedad exitosa de Cambiemos. En este sentido, en los actos fúnebres/políticos el jefe del interbloque Cambiemos en Diputados se mostró como hombre con historia pero con protagonismo en la política nacional. Pero también hay un costado disfuncional latente, porque como segundo vicegobernador de Angeloz (1987-1991) a Negri le pueden salpicar las críticas que le caben al angelocismo como modelo conservador y autoritario de ejercicio del gobierno y del poder.
Por lo anterior, a Ramón Mestre la desaparición del ex mandatario le es disfuncional manifiesto en la puja interna con Negri, en relación a la próxima candidatura a la Gobernación. En forma latente también hay disfunción para el intendente, no sólo por la pública mala relación que tuvieron Angeloz y su padre, el también ex gobernador Ramón Mestre, sino porque el discurso del momento revalorizó la pasión militante y el óleo sagrado de Samuel del que Mestre hijo carecería.
Al candidato a diputado de Cambiemos Héctor Baldassi el tema le es disfuncional porque por comparación pierde frente a la muscultatura política del radicalismo, sobre todo en sus posibles aspiraciones para la gobernación de Córdoba. Pero hay un beneficio latente si se pondera aquella lejanía paternal con el electorado propia de Angeloz, con el estilo directo y “cara a cara” que practica el ex árbitro.
Al PJ, que viene de una derrota en las PASO, la muerte del viejo líder le es disfuncional manifiesto porque Córdoba se tiño de rojiblanco radical por unos días, pero por ese mismo motivo también fue funcional latente. Por un rato, el PRO no existió y quedaron radicales y peronistas. Además, quedó destacado aquel peronismo peleador desde el llano de los ’80 y los ’90, y la mística de la caída con honores, lo que es funcional latente para José Manuel de la Sota, el hombre que lo enfrentó a crina limpia, pero sin agravios, como él mismo dijo.
En el caso del gobernador Juan Schiaretti también hay saldo funcional. Manifiesto, porque la muerte le permitió mostrar “convivencia” y “respeto” hacia los tradicionales adversarios, en uno de los primeros escenarios políticos netamente provinciales que se ve en mucho tiempo en Córdoba. Y latente también, ya que Schiaretti le brindó a Angeloz un funeral de estado en el Centro Cívico que no tuvo Mestre padre en 2003, diferencia que a su vez constituye una disfunción latente por comparación para De la Sota, gobernador en aquellos días. Además, el actual gobernador bautizó el PAICOR con el nombre de Angeloz, y eso es funcionalidad pura.
Los análisis posibles son infinitos. Por ejemplo, para Luis Juez es disfuncional latente porque el bipartidismo que siempre combatió quedó exhibido como un valor. Se puede pensar en los familiares de los procesados y/o condenados por hechos de corrupción durante el angelocismo, en los magistrados que lo juzgaron y lo absolvieron, en sus hijos, en Domingo Cavallo, en la Iglesia, en el genocida Menéndez, en Carlos Menem.
Se dice que la muerte de alguien es una disfunción manifiesta para el que muere. En este caso, a fuerza de discursos reivindicatorios y reconocimientos mediáticos, Angeloz puede descansar en paz porque su nombre es más funcional para él mismo ahora que en propia vida.
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