El jefe de Operaciones de la Unidad Regional San Justo, Rubén Caporali, fue trasladado por el Estado Mayor de la Policía a una regional cercana a la capital provincial, según pudo establecer ENREDACCIÓN, pero no fue sancionado por la denuncia de mobbing y violencia de género en su contra.
Caporali es uno de los dos comisarios señalados por la sargento Mariela Chávez como los autores de mobbing (hostigamiento laboral) en su contra por padecer obesidad y discriminación por su condición de mujer.
El planteo de la suboficial había sido elevado al Tribunal de Conducta Policial y Penitenciario en septiembre de este año, pero no arrojó ningún resultado concreto hasta la fecha. Sin embargo, la situación cambió radicalmente, cuando el juez Andrés Peretti, aceptó una demanda por violencia de género e impuso una restricción de acercamiento a los jefes policiales respecto de la mujer.
La sargento tiene 34 años, dos hijos, y es oriunda de la misma ciudad de San Francisco. Ingresó a la fuerza policial hace diez años y se desempeña en el Centro de Control Operativo (CCO) de la Unidad Regional Departamental San Justo. En el contexto de la denuncia, señaló que padece un problema de hipotiroidismo, que sería el causante de su enfermedad.
La URD San Justo abarca el noreste de la provincia e incluye, ademas de San Francisco, a ciudades como Las Varillas, Arroyito, Morteros, y Freyre.
Además, el juez intimó a los dos comisarios, “al cese inmediato de la violencia directa y/o indirecta de carácter institucional, psicológica, laboral, y/o económica/patrimonial que se estuviere ejerciendo sobre la señora Chávez”.
Instó a la Policía de la provincia para que “arbitre los medios necesarios que compatibilicen la jornada laboral” de Caporali, Figueroa y Chávez “en atención a las medidas cautelares ordenadas”. Es decir, que no pueden tener contacto de ningún tipo entre ellos en el ámbito laboral, por lo que la Policía deberá organizar la tarea para que no desarrollen sus tareas en el mismo horario.
Y sumó que la Policía debe garantizar que “la denunciante no vea mermados sus ingresos económicos, y que mantenga su posición de trabajo, mientras duren las medidas preventivas dispuestas por este Juzgado”.
El tema fue solucionado por Recursos Humanos de la Policía con una licencia para el jefe policial y ahora con un traslado a otra dependencia. El Tribunal de Conducta, que preside Ana Becerra, por su parte, no emitió manifestación alguna, protegiendo, en los hechos, al jefe policial.
Mientras, el comisario trasladado se despidió de los efectivos a su cargo con un mensaje de WhatsApp.
Dice: “Buenas tardes!!!! Quería saludarlos y desearles una muy FELICES FIESTAS!!!!!! Desde la semana que viene presto servicio en otro lugar. A todos aquellos con los que compartí este espacio laboral les agradezco y les deseo una muy buena vida!!!! Hemos transitado un año lleno de problemáticas nuevas, compromisos y mucho trabajo llevado a cabo exitosamente. Las estadisticas hablan por si solas. Creo que eso fue lo que se planteó a principio de año y lo logramos, fue una experiencia excelente, y trabajando a conciencia y planificadamente se logró bajar los índice del delito, comprometidos todos con la comunidad. Soy de los que piensa, que la Institución policial es una familia (muy compleja), tenemos más afinidad con unos y menos con otros, pero todos vestimos un mismo uniforme y nos representa en lo que elegimos como profesión. Me disculpo si hay personas a las que no les agradé o no tuve compatibilidad. Me disculpo con los que mantuve una excelente relación de compañerismo, y no poder darle un estrechon de mano que va quedar pendiente. Sin mas que decir les deseo mucha suerte y un prospero año 2021!!!! Crio. Insp. RUBEN CAPORALI”.
No hay una sola manifestación sobre los episodios en los que fue denunciado en su mensaje.
Tampoco de la Unidad Regional y menos del Tribunal de Conducta Policial. En el caso, parece haberse aplicado la teoría de “desencillar hasta que aclare” y dejar todo como está.
QUÉ DENUNCIÓ LA SARGENTO
Chávez reveló en el escrito al que accedió ENREDACCIÓN que “en reiteradas conversaciones extraoficiales con el personal, el mismo Caporali pone de manifiesto un claro distanciamiento (por llamarlo de alguna manera) al personal que cumplimos funciones en las dependencias no operativas, denominadas “oficinas”. Lo cual no es cierto, porque desde mi función específica, el control de móviles, de cámaras de seguridad y del botón antipánico, son funciones complementarias e inseparables de las operativas cien por ciento”.
A ello agrega que “(Caporali), siempre de modo despectivo, se manifestó en contra de las persona que comen carbohidratos, exponiendo su postura en cada oportunidad que puede”.
“Similar comportamiento tiene el comisario Ariel Figueroa. En este sentido, a comienzos del presente año, comenzó a llamarme “gordita” de una forma llamativa, inadecuada y que no era para nada amigable o (en condición) de compañero de trabajo, en especial por no tenerle confianza y porque al provenir de otro destino, no tengo relación alguna”.
Más adelante detalla una serie de episodios en los que describe el trato discriminatorio que sufre:
-Hace aproximadamente dos meses, el comisario Figueroa, quien siempre se encuentra con el comisario inspector Caporali, llama al teléfono de emergencias “101”, donde es atendido por la sargento primero Ximena Oviedo, a quien le dice: “Decile a la gorda esa que saque el móvil a la calle”. Esto lo dice en razón de que me encontraba realizando la descarga de datos de los móviles que tienen sistema de cámaras. Luego, ese mismo día, un poco más tarde, se hace presente Figueroa, quien es entrevistado por Oviedo, quien le expuso que esa no era forma de llamar a una persona, que yo tenía nombre. (La repuesta fue el) silencio del jefe”.
Decile a la Gorda esa que saque el móvil a la calle” (Figueroa a la cabo Oviedo, en referencia a Chávez).
-El día 28/07/2020, me encontraba recargada (en un operativo), de 12:00 a 16:00, en el acceso Norte a la ciudad de San Francisco, denominado acceso “Maipú”, instalado por el COE de esta ciudad, del cual participamos personal policial, de salud y municipal en forma conjunta, justamente con el fin de detectar ingresos anómalos a la ciudad y evitar la propagación el COVID19. Aproximadamente, a las 14:00, se hace presente en control de acceso, proveniente de la ruta provincial N° 1, en sentido N-S, un automóvil color blanco, marca VW Gol, por lo que el personal municipal encargado de puesto, Rubén Álvarez, se acerca al mismo. Al llegar al lugar, observo que se baja la ventanilla del rodado, detectando que se encontraba el comisario Inspector Caporali acompañado de una mujer rubia. Comienza a hablar con el Señor Álvarez luego de saludarme desde el interior del auto y comenzar a gesticular, cosa que le resté importancia porque no pensaba que se trataba de mí la conversación. De todas formas me extrañó que el personal municipal estuviera tanto tiempo hablando con el Señor Jefe. (El auto donde viajaba Caporali era) un móvil policial y había una mujer que estimo es civil y no pertenece a la fuerza. (Luego) se retira del lugar el móvil conducido por el oficial jefe y se me aproxima Álvarez, notando que se encontraba enojado y sin que le preguntara algo me dijo que le realizó todas las preguntas debidas, pese a que se identificó como jefe policial, porque de manera despectiva y dirigiéndose hacia mí le dijo: “Viste cómo en la Policía las mantenemos bien alimentadas”. (Álvarez) me comentó que esto le cayó muy mal, porque lo hizo burlándose de una condición, que no podía tratar así a los compañeros de trabajo y que dicho trato no era el debido”.
Viste cómo en la Policía las mantenemos bien alimentadas” (Caporali a un empleado municipal, en relación a Chávez).
Sobre el último incidente, la policía cuenta que “en un primer momento lo asimilé y no dije nada. Luego de terminada mi función y al regresar a mi casa irrumpí en un llanto profundo por la denigración a la que me encontré y me encuentro sometida y en especial por lo expuesto –ante civiles–, de parte de un jefe, de mi condición. Esto lo hablamos en mi familia y decidimos que no se puede permitir porque nos hace mal a todos, por ser reiterativo y direccionado. En definitiva es un acto discriminatorio por mi obesidad”.
>> QUÉ ES EL MOBBING
El “mobbing consiste en una agresión psicológica con una dirección específica hacia la víctima con una intencionalidad subjetiva y perversa de generar daño o malestar psicológico, su destrucción psicológica y/o su egreso de la organización empresarial. Se trata de un proceso destructivo sutil que tiende a desacreditar o dañar al trabajador; es un atentado a la dignidad, a la salud física y psicológica del trabajador”.
>> COBERTURA
VER Mobbing en la Policía: La presidenta del Tribunal de Conducta se defendió del pedido de apartamiento.
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