En un país lleno de infidelidades políticas, con los partidos políticos debilitados en extremo, con fugas y reacomodamientos recurrentes alrededor de “jefes” expectables, las listas a diputados nacionales de las tres principales alianzas políticas, revelaron dosis de premio a la lealtad, de castigo a la rebeldía, y también de fuerte vocación centralista.
No es casual, ya que el escenario político que se abre después del 10 de diciembre requiere un esfuerzo en poseer bloques unidos, para los que gobiernen, por lo que se presume un Congreso dividido; y para los que queden en la oposición, porque frente a la fragmentación será relevante contar con bloques homogéneos.
La lista corta del gobernador justicialista, Juan Schiaretti, eligió equilibrar entre él y su mujer, Alejandra Vigo. Los dos diputados nacionales que aspira a renovar (se van Juan Brügge y Adriana Nazario), serían Carlos Gutiérrez y Claudia Martínez. El primero, un dirigente político de extensa trayectoria e integrante de la mesa de decisiones del gobernador. La segunda, una funcionaria de un área sensible como la agenda de género, que es además una dirigente de extrema confianza de la legisladora provincial electa y jefa del PJ en la capital. El gobernador explicó sin eufemismos que primero está Córdoba, segundo está Córdoba y tercero está Córdoba. Convertido el PJ en un partido provincial, el papel de sus legisladores en el Congreso es el de fuerza de choque de los intereses del sistema político y económico provincial. Más legisladores propios, más importante y relevante en la negociación con el gobierno nacional emergente de estos comicios, sea el frente peronista, sea el de Juntos por el Cambio. Es un grupo de hierro. Es lógica pura de las fuerzas provincialistas.
Para el nuevo Cambiemos (Juntos por el Cambio), surgido del acuerdo con el peronismo de Palacio, de Miguel Ángel Pichetto, el nombre de la lealtad es Mario Negri. El diputado nacional ha sido un artífice de la gestión unitaria del interbloque, pero fundamentalmente un aliado de Elisa “Lilita” Carrió. En la última elección a gobernador se bancó ser el malo de la película radical a la que lo sometió Mauricio Macri al dividir Cambiemos, que dejó “amigos” y “parientes” parados en las dos orillas enfrentadas.
Negri ha sido un ferviente defensor del gobierno y sus políticas en Cambiemos, un cruzado anti-kirchnerista; un amigo y operador de Marcos Peña en el Congreso; y en la jerga interna de la alianza oficialista, un radical “amarillo”. El presidente rompió el acuerdo por el cual los candidatos a gobernadores de Cambiemos no podrían integrar las listas nacionales en octubre, para integrarlo en la boleta cordobesa.
De los cinco primeros lugares, cuatro pertenecen a actores alineados con claridad con Macri: Negri, Soher El Sukaria; Leonor Martínez Villada (Coalición Cívica); y Luis Juez (Frente Cívico). Sólo el mestrista Hugo Romero se ubica tercero. Su ingreso se produjo justamente en reemplazo de un hombre del propio PRO, como el actual diputado nacional, Javier Pretto, alineado con Nicolás Massot, un dirigente PRO que sintoniza con el ala peronista y está cruzado con Peña. Es decir, para los “castigados” quedó sólo un lugar.
Por el lado del Frente de Todos, finalmente el número 1 de la lista fue para Eduardo Fernández, titular de APYME -una asociación empresaria que agrupa a pequeños y medianos empresarios- y del Partido Solidario de Córdoba. Una vez que el Peronismo cordobés optó por la boleta corta se activaron las discusiones en el Instituto Patria, en Buenos Aires, para conformar la nómina con un jugador extra-PJ con potencia propia. Alberto Fernández tenía reservado para ese lugar al periodista Tomás Méndez, pero el conductor de ADN Federal por C5N, desistió de la candidatura. Fuentes del kirchnerismo nacional dijeron que el canal le bajó el pulgar a la posibilidad, ya que su programa es de los que tienen mayor rating. La decisión ponía en la encrucijada de salir de pantalla a Méndez, que prefirió quedarse allí. En ese marco, crecieron las posibilidades de Fernández, por dos motivos: es un hombre de Carlos Heller, el titular del Credicoop y del PSOL nacional; y también es un dirigente del sector empresario más castigado por la crisis económica del modelo neoliberal.
La Cámpora lleva a Gabriela Estévez en segundo término y a una aliada, como la decana de la Facultad de Matemática, Astronomía y Física de la Universidad Nacional de Córdoba (FAMAF, UNC), Mirta Iriondo, en el cuarto lugar. La decana fue funcionaria del Ministerio de Defensa durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y es respetada en el círculo de decisiones del kirchnerismo, tanto por sus antecedentes académicos, como políticos. Tercero aparece una de las sorpresas máximas para esta elección: el secretario del Sindicatos de Empleados de Comercios, Pablo Chacón. El gremialista llegó a la lista de la mano de Sergio Massa. El quinto lugar fue finalmente para el legislador provincial y dirigente del SURRBAC, Franco Saillen. Tanto él como Martín Fresneda llegaron a la instancia de definición de la mano de La Cámpora.
Dentro del Frente de Todos, La Cámpora fue premiada en cuanto a las candidaturas, pese a haber sido la principal impulsora de la fallida negociación con el PJ de Córdoba que culminó con la lista provincial del kirchnerismo fuera de carrera en las elecciones del 12 de mayo pasado. Cabe recordar, que el kirchnerismo no se presentó a los comicios para favorecer una victoria de Juan Schiaretti frente a Cambiemos, que ahora, en el comicio nacional, no tiene retribución política -tampoco de ninguno de sus sectores internos principales-, ya que el oficialismo provincial concurrirá con boleta corta, sin candidatos presidenciales, lo que en los hechos favorece más a Macri que a los Fernández.
Todas las listas fueron definidas por las mesas chicas de las tres principales coaliciones. En el caso del PJ, quedaron afuera los sectores internos que no pertenecen al schiarettismo. En Cambiemos, primó la decisión de Mauricio Macri y Marcos Peña. Y en el Frente de Todos, la resolución de la lista quedó en manos de Alberto Fernández, Máximo Kirchner, Wado De Pedro y Andrés Larroque. Más allá de las construcciones políticas asociadas al poder, que tratan de ordenar los sistemas en relación a las prioridades del centro político, llama la atención la escasa relevancia de las fuerzas y dirigentes cordobeses, siendo que es el tercer distrito en importancia electoral, en la definición.