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Pijuí, la historia del pingüino cordobés que fue víctima del mascotismo y pudo regresar al mar

Pijuí, el pingüino magallánico rescatado en Córdoba, que pudo volver al mar. (Foto: Prensa Mundo Marino).

La imagen de Pijuí, el pequeño pingüino cordobés, y sus compañeros caminando como una gran familia por la playa y reingresando apurados al mar, es la imagen más pura de la vida y la libertad. Los quince pingüinos magallánicos pudieron sobrevivir a distintas penurias, se repusieron, y juntos marcharon de regreso a su mundo de agua.

Habían sido rescatados en distintos puntos del Partido de la Costa y luego de ser rehabilitados durante varios meses en la Fundación Mundo Marino a causa de diversos niveles de desnutrición, volvieron al mar durante la mañana del martes 14 de mayo pasado. Los rescates fueron posibles gracias al trabajo coordinado junto a organizaciones como la Fundación Ecológica Pinamar; Rescate Verdemar, de Villa Gesell; y la Policía Ambiental de la provincia de Córdoba. La información fue dada a conocer esta mañana por Mundo Marino.

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Uno de esos 15 pingüinos fue víctima del mascotismo. Tras ser encontrado en las playas de Miramar, en la Costa Atlántica de Argentina, por una familia cordobesa, fue llevado a la ciudad de Santa Rosa de Calamuchita, en Córdoba, a mediados de febrero de este año. De la ciudad costera hasta la localidad cordobesa, el animal recorrió más de 1100 kilómetros en un auto.

“La persona que lo tenía nos relató que fue a vacacionar al sur de la provincia de Buenos Aires. Encontró al animal solo, le dio lástima, lo cargó en el auto y se lo trajo a Córdoba”, dijo en Córdoba Adrián Rinaudo, titular de la Policía Ambiental. “Seguramente este pingüino venía migrando y esta gente se lo trajo a Córdoba”, agregó.

Pijuí, el nombre con el que lo bautizaron los miembros del equipo de la Fundación Mundo Marino que lo asistía, le debe su vida a los vecinos de los cordobeses que lo habían traído desde Miramar. Denunciaron su presencia a la Policía Ambiental de Córdoba, que rescató al pingüino el martes 12 marzo, casi un mes después de su captura. A partir de ese momento, lo asistió personal especializado en el Zoo de Córdoba, que luego de los primeros exámenes y de constatar el delicado estado de salud que tenía, decidió que era mejor tratarlo en un sitio especializado.

El pingüino rescatado en Córdoba al llegar a San Clemente. (Foto: Prensa Mundo Marino).

El pingüino, de acuerdo a los testimonios, estuvo expuesto al consumo de pescados de río y agua dulce y al contacto con animales domésticos en el patio de tierra de la vivienda de sus captores. “(El pingüino) estaba en el patio de la casa y lo mojaban un poco, nada más”, contó Rinaudo sobre la situación que había atravesado el animal.

Recién el sábado 16 de marzo el animal pudo arribar a las instalaciones del Centro de Rescate y Rehabilitación de la Fundación Mundo Marino, en San Clemente, en la provincia de Buenos Aires, a pocos metros del mar Argentino.

Una vez que llegó a la institución fue examinado por un equipo interdisciplinario de técnicos, biólogos y veterinarios: “Llegó con un cuadro de anemia y deshidratación por el tipo de alimentación al que estuvo expuesto. Como todo pingüino que ingresa desnutrido, primero se los hidrata y luego se los alimenta con pescado sólido o una fórmula de pescado procesado. En ambos casos, a través del alimento les suministramos vitaminas para estabilizarlos y que recuperen progresivamente su peso normal”, contó Sergio Rodríguez Heredia, biólogo y jefe del Centro de Rescate y Rehabilitación de la Fundación Mundo Marino.

EL VIDEO DE LA VUELTA AL MAR DE PIJUÍ Y SUS COMPAÑEROS

El “pingüino cordobés”, además, había llegado con un cuadro de viruela aviar, una enfermedad producida por un virus que es de aparición común en otras especies de aves y que se manifiesta en lesiones cutáneas en formas de verrugas en las áreas sin plumas. La aparición de esta enfermedad está relacionada con el debilitamiento del sistema inmunológico, lo que en este caso en particular podría estar vinculado a la situación de alto estrés a la que estuvo sometido.

A su vez, a cada uno de los pingüinos, durante el proceso de rehabilitación, se les colocó un microchip subcutáneo en la zona interescapular para poder ser identificados y recibir un tratamiento individualizado. Además, cada microchip posee una numeración específica del centro donde fue asistido, que podrá ser reconocido por otro centro de rescate en caso de hallar al mismo animal en el futuro.

Los pingüinos rumbo a la libertad. (Foto: Prensa Mundo Marino).

Es importante recordar que el pingüino magallánico es una especie catalogada como “casi amenazada” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Son aves migratorias que de septiembre a marzo nidifican y se reproducen en la Patagonia argentina y, a partir de marzo, comienzan un proceso migratorio que llega hasta el sur de Brasil. Es en ese proceso migratorio que algunos animales no logran encontrar alimento suficiente y salen a nuestras costas con distintos niveles de desnutrición.

“Esta especie es gregaria, por lo que si aparece sola es de por sí un mal síntoma. Por eso es que se reintroducen en grupo y no de manera solitaria. Lo más importante aquí es concientizar a la población de que estos animales no son mascotas”, agrega Rodríguez Heredia.

Por último, el biólogo de la Fundación Mundo Marino explica un dato importante respecto a estas aves marinas y su alimentación: “A diferencia de lo que ocurre con los seres humanos, obtienen el agua a partir del alimento sólido, y ese alimento debe ser el propio de su especie. En el caso del pingüino magallánico, su alimento natural es la anchoita, un pez de mar. Para filtrar la sal, esta especie posee, como también tienen otras aves marinas, unas glándulas especiales denominadas “glándulas de la sal”, en la zona de sus ojos. Estos órganos cumplen una función complementaria a los riñones y corren el riesgo de atrofiarse cuando al animal se lo expone al consumo de pescados de río y agua dulce, como ocurrió con el pingüino incautado en Córdoba”.

El ingreso de los pingüino al mar. (Foto: Prensa Mundo Marino).

Si bien en este caso el pingüino no fue capturado para ser comercializado, el mascotismo de fauna silvestre es un delito que sostiene y estimula a otro todavía más grave: el tráfico ilegal de animales. Según datos de Interpol y del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, el comercio ilegal de vida silvestre asciende a 20.000 millones de dólares cada año. Se lo considera el tercer mercado ilegal más grande del mundo después de las drogas y las armas.

De acuerdo a los datos de la Dirección de Fauna Silvestre de la Nación, 9 de cada 10 animales capturados mueren antes de ser comercializados. Entre aquellos animales que sí llegan a comercializarse, sólo 10 de cada 100 se recuperan, y únicamente 5 por ciento logra regresar a su hábitat. El pequeño Pijuí pudo ser uno de esos pocos.

¿QUÉ HACER SI SE ENCUENTRA UN PINGÜINO EN LAS COSAS DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES?

Los pingüinos no suelen salir a estas playas, si lo hacen significa que requieren ayuda. Ante esa situación hay que comunicarse de manera urgente con personal idóneo, no mojarlos, no tocarlos, no alimentarlos y, con respeto, alejar a los curiosos.

El número de teléfono del Centro de Rescate y Rehabilitación de la Fundación Mundo Marino ante urgencias es el (02252) 43-0300.

A nivel nacional se puede contactar a la Prefectura Naval Argentina al 106 durante las 24 horas. En la jurisdicción de la provincia de Buenos Aires se puede contactar también al Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS) cuyo teléfono es (0221) 429 5548 .

MUNDO MARINO

Mundo Marino es una organización enfocada a preservar la fauna silvestre a través de proyectos de conservación y estrategias de educación ambiental, con el objetivo de ayudar a generar una sociedad más responsable con el cuidado del planeta.

Trabaja en la rehabilitación y reinserción de animales marinos enfermos o heridos, y en la contención de catástrofes ambientales causadas por el hombre. A la vez, cuida a los animales que, habiendo sido rescatados, no pueden ser devueltos a su hábitat natural dada su situación de vulnerabilidad.

Desde el plano de la educación ambiental, desarrolla experiencias didácticas para divulgar y concientizar sobre el problema de la devastación de los mares y demás ecosistemas, y sobre qué acciones se pueden llevar adelante para proteger a la fauna.

EL MASCOTISMO ESTÁ PROHÍBIDO

Las personas que tienen animales silvestres como mascotas infringen la Ley nacional 22.421 de Conservación de fauna -con su decreto reglamentario 666/97 y el Decreto provincial 1.751 de mascotismo-. Legalmente, el traslado, tenencia y tráfico de fauna silvestre está completamente prohibido.

Fuente de este artículo: Prensa Mundo Marino.

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