(Por Luis Juez *). Cada 2 de setiembre, las imágenes del fraude y el apoyo de miles y miles de cordobeses que ganaron las calles protestando contra el mayor atropello del poder a nuestra vida institucional dice presente y me obliga a parar la pelota para ensayar algunas reflexiones, que, creo, imprescindibles para nuestro ADN partidario.
El fraude en las elecciones del 2 de setiembre de 2007 fue una bisagra en la vida democrática de Córdoba. Fue la elección más irregular que registra nuestra memoria colectiva y eso quedó debidamente certificado cuando decenas de miles de cordobeses hicieron propia nuestra consigna: “Fraude nunca más”. Esa frase, acuñada espontáneamente por la multitud movilizada, fue el rótulo para un episodio que marcó para siempre nuestra vida política. Y cuando digo nuestra, digo la de todos los cordobeses.
Fue el 2 de setiembre cuando los cordobeses supimos del rigor de quienes se negaron a aceptar la voluntad popular.
Fue, también, el día que nos recibimos de ciudadanos porque aprendimos de una vez que “si no cuidamos los votos nosotros… no hay garantías”. Las marchas que respaldaron nuestro pedido de “Abran las urnas” nos permitió visualizar los rostros de cordobeses que, con sus reclamos y participación, se convirtieron en sujetos activos y soberanos en la política cordobesa.
Fue también el 2 de setiembre, una muestra irrefutable de la complicidad del gobierno central con el provincial cuando ambos se asociaron para poner en marcha un plan que comenzó con un corte de luz en el Correo y terminó con un resultado a todas luces fraudulento. A 15 años, los actores para el próximo turno electoral son los mismos y entonces, más que nunca, conviene recordar de lo son capaces de hacer para perpetuarse en el poder.
El 2 de setiembre pagamos un alto costo por una elección fraudulenta que llevó al poder al actual gobernador y hoy, cuando nuestro tesón y el apoyo de los cordobeses nos vuelven a poner en carrera, la consigna “Fraude nunca más” toma nuevas alas para instalarse en el imaginario colectivo. No es una frase de un signo político, no es una frase marketinera, es, ni más ni menos, el grito que todavía se escucha en nuestras avenidas y que se instaló en aquellas jornadas plenas de civilidad cuando decenas de miles de conciudadanos salimos a reclamar por el mayor atropello que sufrió nuestra vida democrática.
El 2 de setiembre de 2007 la democracia quedó herida porque la duda siempre perdurará en la memoria. Entonces, hoy más que nunca, el “Fraude nunca más” debe ser una bandera irrenunciable de los cordobeses que pensamos a la democracia como el mejor modelo para vivir y realizarse.
El 2 de setiembre de 2007 perdimos todos y perdió Córdoba. Perdió porque los que ganaron con trampas nada hicieron para enaltecer la política. Sin dar respuestas por sus actos públicos, con una educación que lejos está de ser un faro en el sistema, con una obra pública sobrefacturada y sin prioridades, con un sistema de seguridad que deja víctimas día tras día y una salud pública que pasa por sus horas más críticas, la Córdoba que nos imaginamos aquellos momentos previos al fraude muestra el rostro del desgobierno.
El 2 de setiembre de 2007, con el fraude consumado, intentaron corrernos de la escena. No lo lograron, aquí estamos, otra vez de pie, con la esperanza intacta y con el sueño al que no hemos renunciado: Gobernar Córdoba.
* Luis Juez es senador nacional por la provincia de Córdoba e integrante del Frente Cívico y Juntos por el Cambio.
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