El presidente ultraderechista, Javier Milei, desató una violenta ofensiva verbal contra los gobernadores de las provincias argentinas, acusándolos de querer “destruir al Gobierno Nacional” y de pertenecer al “partido del Estado”, en un contexto de crecientes tensiones políticas tras la cancelación de su viaje a Tucumán por el Día de la Independencia. El gobierno intenta imponer un mayor ajuste a las provincias y trata de evitar el envío de recursos extras para sostener las prestaciones de salud y educación, la realización de obra pública y el financiamiento de las cajas de jubilaciones provinciales.
La suspensión del acto en la Casa de Tucumán, oficialmente atribuida a condiciones climáticas adversas, se relaciona con la escasa convocatoria de gobernadores al acto y la falta de apoyo en el Congreso.

En una entrevista con El Observador, Milei calificó a los gobernadores de “hijos de puta” y los acusó de priorizar el poder por encima del bienestar de los argentinos. “La intención de ellos es romper todo, no les importan los argentinos”, afirmó, asegurando que sus políticas equivalen a un gasto de “dos puntos y medio del PBI” y que buscan desestabilizar su gestión. El presidente prometió vetar, judicializar y revertir cualquier decisión contraria a su plan económico, desafiando a los mandatarios: “Jodan todo lo que quieran: los espero el 11 de diciembre”, en referencia a las elecciones donde confía en “aplastarlos”.
Luego explicó que la cancelación del viaje se debió a las condiciones climáticas extremas que hacían “peligroso” viajar y regresar a Buenos Aires. “No se veía nada, era como estar dentro de una nube”, relató, desestimando especulaciones políticas. Sin embargo, la ausencia de gobernadores —se esperaba la presencia de apenas cuatro— y la falta de respaldo en el Congreso habrían influido en la decisión. Mientras tanto, la vicepresidenta Victoria Villarruel asistió al acto en Tucumán, destacando la importancia de la fecha patria: “¿Cómo no venir a hacerme parte del pueblo tucumano?”, afirmó, en un gesto dirigido al presidente.
Las tensiones con los 23 gobernadores provinciales y el jefe de Gobierno porteño, se intensificaron tras un año de apoyos parciales en el Congreso, donde algunos apoyaron votaron leyes y permitieron vetos y decretos de necesidad y urgencia (DNU). La crisis económica junto con la caída de recursos dirigidos a las provincias, que según un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), recibieron un 23,3% menos en fondos de coparticipación y otras leyes en términos reales, ajustados por inflación, disparó el reclamo por mayores recursos. Luego, frente a la falta de respuestas en las negociaciones que intentaron entablar con el Ejecutivo, desataron una ofensiva legislativa.
Puntualmente, los gobernadores impulsan proyectos en el Senado para coparticipar los Aportes del Tesoro Nacional (ATN) y el impuesto a los combustibles líquidos, además de iniciativas como la moratoria previsional, aumentos jubilatorios y la emergencia en discapacidad. Los mandatarios buscan con estas iniciativas, sostener los servicios de salud y educación, impulsar la obra pública, y financiar las cajas jubilatorias. Milei calificó estas propuestas como “dislates populistas” que violarían la restricción financiera, asegurando que las vetará, judicializará y demorará su implementación, incluso si son aprobadas. “Supongamos que me rechazan el veto, lo voy a judicializar”, afirmó, confiado en que los tribunales fallarán a su favor.
Milei acusó a los gobernadores de subir impuestos mientras su gestión busca reducirlos, y de apropiarse de recursos destinados a los ciudadanos. “Hay una clara intención de romper todo el tiempo”, denunció, vaticinando un impacto transitorio de sus políticas que revertirá tras las elecciones. “Aún en el peor de los mundos, el efecto es transitorio, y el 11 de diciembre lo revierto”, aseguró, proyectando una victoria electoral con “40 puntos” frente a un peronismo debilitado.
Los gobernadores, por su parte, planean responder este jueves en el Senado, donde buscarán aprobar leyes que Milei considera inaceptables. El presidente instó a Villarruel a bloquear la sesión, afirmando que “los pingos se ven en la cancha”. Mientras tanto, los mandatarios provinciales, sin responder directamente, preparan un contraataque legislativo que podría redefinir las relaciones entre el Ejecutivo y las provincias en los próximos meses.
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