“Con Osvaldo (Jaldo), vamos a aportar nuestro granito de arena para que el peronismo vuelva a gobernar. Desde Tucumán quiero mandarle un abrazo grande a la fórmula Alberto Fernández–Cristina Fernández de Kirchner”, lanzó el reelecto gobernador tucumano, Juan Manzur en una noche de algarabía en su bunker electoral en San Miguel de Tucumán.
“Gracias por renovarnos la confianza. Con el apoyo del pueblo tucumano y con la fuerza del peronismo unido hoy enviamos un mensaje a todo el país. Tucumán consolida la esperanza de otra Argentina”, dijo Manzur.
Lo cierto, es que 346.110 votos sobre el 69,02% de las mesas escrutadas, se alzaba con el 49,99 por ciento del apoyo de los tucumanos. Si bien obtenía casi 4 puntos porcentuales menos que en 2015, cuando había arribado a la gobernación con el 53,68%, hay que considerar que su rival peronista, José Alperovich, dividió al PJ para dirimir la puja en las elecciones generales, pero sin éxito, ya que se encaminaba a quedar cuarto en el comicio, con 81.179 votos (11,45%). Si se sumaran los sufragios de los dos “jefes” justicialistas, el PJ hubiera superado los 60 puntos en la elección. Con este resultado, Manzur liquidó la interna del pago chico.
Sin embargo, el Frente Justicialista por Tucumán no pudo ganar en la capital provincial, donde fue vencido por Germán Alfaro (Cambiemos), que lograba 41,6% por ciento de los sufragios, frente a los 32,5 puntos porcentuales de Mario Leito, el candidato de Manzur y presidente de Atlético Tucumán.
Segunda se ubicaba la diputada nacional Silvia Elías de Pérez, con 144.465 votos, un 20,38 por ciento. La candidata del gobierno nacional dejaba en el camino 21 puntos porcentuales respecto al comicio de 2015, cuando José Manuel Cano llegó a las 41,51 puntos porcentuales.
Tercero era el hijo del ex gobernador de la Dictadura cívico-militar, Ricardo Bussi, con 94.231 votos, un 13,29%.