Dos de los gigantes de la comunicación y las redes sociales, Twitter y Facebook, informaron ayer que bloquearon temporalmente las cuentas oficiales del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Se trata de un caso de censura, dado que ambas redes son equiparables a medios de comunicación a partir de ser canal de difusión de expresiones de personas, instituciones y medios. Es, además, un episodio inédito en la historia que dos corporaciones privadas, como Twitter y Facebook, impidan una acción política y la expresión del lider de la principal potencia mundial.
Twitter acusó a Trump de haber cometido “infracciones graves y repetidas” a la “política de integridad cívica” de la red social.
“Como resultado de la situación violenta sin precedentes y en curso en Washington, hemos requerido la eliminación de tres tweets” en la cuenta del mandatario, informó la red en un hilo en su cuenta oficial Seguridad Twitter.
“Esto significa que la cuenta @realDonaldTrump se bloqueará durante 12 horas después de la eliminación de estos tweets” y si los mensajes cuestionados no son retirados, “la cuenta permanecerá bloqueada”.
Twitter no especificó cuáles son los mensajes objetados del presidente, que durante la jornada escribió varias veces en la red social, ratificando su opinión de que fue víctima de un fraude electoral, atribuyendo a este supuesto motivo los disturbios de esta tarde en Washington y cuestionando al vicepresidente, Mike Pence, por reconocer el triunfo del presidente electo, Joe Biden.
“Estas son las cosas y los eventos que suceden cuando una victoria electoral sagrada y aplastante es despojada de manera tan brutal y sin ceremonias a los grandes patriotas que fueron mal e injustamente tratados durante tanto tiempo”, escribió Trump mientras aún estaban en curso los disturbios que causaron la muerte de una persona.
La cuenta de Twitter del presidente Donald Trump y dos de los tuits retirados por la empresa Twitter.
Poco después, Facebook anunció una decisión similar, pero por 24 horas.
“Analizamos dos violaciones de nuestra política en la página del presidente Trump, que resultará en un bloqueo de 24 horas, lo que significa que él perderá la capacidad de publicar en la plataforma durante ese tiempo”, informó la empresa a través de la cuenta de Twitter de su departamento de prensa.
Cabe recordar, que Trump es miembro hiperactivo de Twitter y buena parte de su comunicación política se dispara a través de esa red.
Ayer, simpatizantes de Trump atacaron el capitolio, sede del Congreso de los Estados Unidos, para impedir la ratificación de la elección de Joe Biden como presidente de ese país. Algunos analistas internacionales hablan de un intento de “autogolpe” de Estado por parte del actual jefe de Estado.
Justamente Biden derrotó a Trump en los comicios, tanto en cantidad de votos, como en delegados al Colegio Electoral. El todavía presidente estadounidense rechaza el resultado y denuncia que fue víctima de fraude electoral pese a que la Justicia no le dio la razón a ninguno de sus planteos.
Más allá de las normas internas de funcionamiento de cada medio, empresa o institución, no puede haber interés privado o público por encima de los derechos de libertad de expresión y de información.
Lo sucedido, revela también que ni siquiera el Estado de la potencia más grande del planeta ha podido garantizar el derecho de Trump ha expresarse frente a estas dos corporaciones. El derecho de Trump a expresarse es superior a cualquier regla empresaria, incluso pese a la gravedad de lo que dijo y procuró hacer, que es tratar de evitar con sus declaraciones un acto legítimo del sistema institucional de Estados Unidos, como es ratificar el triunfo electoral de Biden, procedimiento que debe realizar el Congreso. En todo caso, si su acción violentó las leyes del país, debería ser la Justicia quien investigue y juzgue sus actos, no Twitter o Facebook o la corporación que ocupe ese lugar. Sin lugar a dudas, la acción discrecional que han ejecutado ambas compañías, funda un nuevo escenario, en el que gigantes privados ejercen mayor poder que el Estado mismo. Es una foto aún más inquietante que la del hombre-bisonte tomando el capitolio estadounidense.
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