“Solo los fuertes saben esperar” es la frase que lleva tatuada Gabriel Deck en uno de sus brazos y explica el crecimiento de un jugador nacido para ganar y llevarse los desafíos por delante. Desde su primer viaje a Santiago, hasta su desembarco en Oklahoma City Thunder.
Toda historia tiene su inicio, por eso es imposible no remontarse a Colonia Dora, el pueblo de apenas 2.500 habitantes ubicado a 175 kilómetros de la capital de Santiago, donde dio sus primeros pasos y del que nunca se olvida.
“Entre mi papá y un vecino transformaron un volante de un tractor viejo en un aro y nos pusimos a jugar todas las tardes, porque a la mañana iba al colegio y después nos obligaban a dormir la siesta por las altas temperaturas”, se sinceraba Deck hace unos años.
En esa cancha, Gabriel cambió el fútbol por el básquet y comenzó a soñar con llegar a ser profesional luego de un ofrecimiento de Quimsa en 2008. Un día mientras limpiaba un colectivo de larga distancia, su hermano Joaquín lo increpó y le dijo: “Nos vamos, Gaby. Así no podemos seguir. Vámonos a Santiago, a Quimsa, a probar… Vamos a intentarlo a la capital”.
Fue el primer gran cambio de Deck, que con 13 años emprendió una aventura hacia Santiago del Estero buscando un anhelo deportivo, pero también pensando en ayudar a su familia económicamente.
“Irme de Colonia Dora a Santiago capital fue el sacrificio más grande que hice. Mi vieja lloraba todos los días y yo era un chico de pueblo, la ciudad me costó… Tuvimos que empezar de cero, con amigos, rutinas, todo. Varias veces pensé en volverme. Por suerte estábamos juntos con Joaquín, él me ayudó mucho”, explicó.
Allí comenzaría una vertiginosa y exitosa carrera. Su debut en la Liga Nacional se concretó dos años después de su llegada al club, el 15 de enero de 2010 y tan solo cinco años más tarde lograría su primer título en la competencia nacional con Quimsa, siendo la revelación. Con el interés de varios equipos del continente, Deck no dudó y se mudó a Buenos Aires para vestir la camiseta de San Lorenzo.
Allí se llevó otras dos ligas en 2017 y 2018, siendo seleccionado como el mejor jugador de ambos torneos. Por si fuera poco, también conquistó la Liga de las Américas y fue elegido otra vez MVP. Su historial casi perfecto en Liga Nacional y varias actuaciones destacadas en las selecciones juveniles hacían pensar que su arribo a la NBA era cuestión de tiempo, pero luego de anotarse en el Draft de 2018, ninguna franquicia terminó de convencerse y no fue seleccionado.
Lejos de desmotivarse, el alero aseguró esa noche que fue “una alegría enorme que a uno lo nombren como posibilidad para el draft. Que te esté mirando la gente de la NBA es un orgullo. Eso te motiva a seguir trabajando, pero lo tomé con mucha tranquilidad”.
Inmediatamente llegó el ofrecimiento del Real Madrid y “Tortuga” no dudó. Firmó un contrato por tres años y se convirtió en compañero de Facundo Campazzo, uno de sus mejores amigos dentro de una cancha. Con el “Merengue” acumuló tres Supercopas de España, una Liga ACB (2019) y una Copa del Rey (2020).
Ahora, con 26 años y varios títulos sobre la espalda, Gabriel Deck tendrá la oportunidad de brillar en la liga más competitiva del mundo. Como aquella vez que descubrió su potencial en la canchita que le armó su papá y competía a morir con su familia.
“Me gustaría ir a la NBA, pero no me mueve el piso. Diría que prefiero estar en mi pueblo, con mi vieja, riendo, tomando mates y recorriendo el campo con mis amigos. Cada vez que voy, cargo energías. Si es por mí, estaría allá”, decía en 2019, dos años antes de su gran salto a Oklahoma. Con su humildad a flor de piel, el Tortu llegó.
COBERTURA
VER Imparables para Tokio: Triunfazo del Real Madrid con un partido monstruoso de Laprovittola y Deck.
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