El camionero Pablo Moyano y el bancario Sergio Palazzo.
(Por Carlos Emanuel Cafure*) Los jubilados, los trabajadores y los sectores más vulnerables de la población, venimos siendo víctimas del severo ajuste que viene implementando el gobierno nacional.
Con una economía que no arranca, sin un plan económico serio, con políticas que claramente benefician a los sectores más ricos y concentrados de la economía argentina, con una evidente transferencia de recursos desde los sectores más bajos hacia los más altos de nuestro país, el panorama para los argentinos no es nada alentador.
A fin del año pasado, se aprobó una reforma jubilatoria, que en la práctica fue un recorte en los haberes de los jubilados nacionales, veteranos de Malvinas, pensionados y beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo (AUH).
Por estos días, se ha instalado nuevamente la intención del gobierno nacional, en avanzar en una reforma laboral, que busca recortar derechos adquiridos y conquistas obreras históricas.
Frente a este contexto, se visibilizan numerosos embates sobre distintas organizaciones sindicales en el país. ¿Coincidencia o intencionalidad?
El gobierno nacional, ya no puede disimular que sus políticas son anti-obreras, siendo acompañado incomprensiblemente por gobiernos provinciales que también demuestran despreciar a los laburantes.
Sino cómo se puede justificar mega operativos que llevan adelante diferentes fuerzas de seguridad en todo el país frente a huelgas, asambleas o movilizaciones pacíficas de trabajadores que han perdido el trabajo, o de trabajadores que simplemente buscan defender sus derechos y conquistas.
¿Se justifica semejante despliegue en plena democracia? Los trabajadores, no somos delincuentes. Hay otras situaciones que no quedan claras. ¿Porqué no se unen los Sindicatos? ¿Porqué no son solidarios los sindicatos? ¿No hay planes de lucha frente a los avances sobre derechos de trabajadores y jubilados? No sirve con enviar simples comunicados de apoyo, hacer llamados telefónicos, o escribir un e-mail para hacer llegar la solidaridad a cualquier organización sindical.
La solidaridad, se demuestra con la presencia de los dirigentes y de sus gremios en su conjunto. La historia demostró que cuando los sindicatos se unieron, obtuvieron grandes conquistas.
¿Alguien sabe dónde están las centrales obreras provinciales, que ni se las ve, ni se las escucha? Frente a esta situación, hay que sumarle una C.G.T. virtual a nivel nacional. Es necesario que se aceleren los tiempos, para que se elijan, lo antes posible, nuevas autoridades en esta histórica central obrera.
La CGT debería ser conducida por dirigentes como Pablo Moyano (Camioneros) o Sergio Palazzo (Bancarios), que han demostrado responder siempre a sus bases, y ser independientes de cualquier gobierno de turno en este país.
Necesitamos dirigentes combativos en el sindicalismo argentino, que demuestren estar a la altura de las circunstancias. No son tiempos para una dirigencia que sea tibia o que mire para otro lado, como si nada sucediera. No nos olvidemos, que son los sindicatos la última línea de defensa que tenemos todos los trabajadores.
Por muchos medios, hoy en día se está buscando (por parte de quienes desean flexibilizar el trabajo en esta nación, ajustar a los jubilados y a los sectores más vulnerables) avanzar sobre ellos para así poder profundizar estas nefastas medidas, que van en detrimento del propio pueblo argentino.
Fundamentalmente, es prioritario que antes de que comience el Mundial de Futbol, se elija un verdadero líder en la CGT; que cumpla con responsabilidad, compromiso y decisión firme; ese rol sindical tan importante y necesario para todos nosotros.
* Carlos Emanuel Cafure es abogado y columnista de opinión.
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