“Hay una visión que está en crisis, que es la visión sobre la naturaleza, de que es algo que puede ser explotado para el beneficio de los seres humanos. Esa visión está en crisis y termina siendo perjudicial para la mayoría. Ya no hay lugares afuera, no existen esos territorios sacrificables, no existen los territorios donde se pueden extraer recursos, los territorios ciudades donde los consumimos y los territorios donde se pueden tirar”. La definición es de Darío Gómez Pucheta, autor de (Eco)política. ¿Una respuesta al tecnofeudalismo libertario?” (Editorial Brujas, 2025), que será presentado este viernes 16 de mayo, a las 20:30, en el Café del Alba, 9 de Julio 482, Córdoba Capital. Gómez Pucheta aborda con precisión las nuevas situaciones que condicionan la vida humana en el Planeta y desarrolla su planteo sobre la ecopolítica con raíces de alcance local y también nacional. Afirma con convicción que “mirar en clave ecopolítica es una invitación a reconstruir lazos que nos humanizan y acercan a la naturaleza. Eso implica encontrarnos, dejar las pantallas y poder mirar al “Otro” y a la naturaleza como un “Otro”. A continuación, los principales tramos de la entrevista.
VER Córdoba: El próximo viernes 16 de mayo se presenta el libro “(Eco)Política” de Darío Gómez Pucheta.

¿Por qué Ecopolítica?
El libro se llama (Eco)política porque la naturaleza se está manifestando a partir del cambio climático, la escasez y en cambios en los frutos de la naturaleza como consecuencia de la intervención del ser humano; y cómo eso impacta en la distribución de los recursos y el acceso de manera igualitaria por parte de toda la sociedad. Entonces, hablar de ecopolítica es recuperar la idea de pensar en los bienes comunes, en el bienestar general, pero sabiendo también que la visión del hombre como centro, está en crisis y que tenemos que vernos los seres humanos como parte del ecosistema, como un actor (1:24) más que interviene y que puede producir desequilibrios o colaborar en que haya mayores equilibrios ecosistémicos para garantizar nuestro sostén vital que es la naturaleza y generar condiciones de vida solidarias, propias de la vida natural entre todos y todas. La idea de ecopolítica surge de una propuesta de un documento que se generó para Río 92, en la Cumbre Ambiental de Río 92, donde se invita a los estados y a los gobiernos a pensar las problemáticas de la actualidad en clave ecopolítica, pensando siempre en cómo incorporar las dinámicas de la naturaleza en la resolución de los problemas sociales.

La portada de (Eco)política, el libro de Darío Gómez Pucheta. Se puede conseguir en librerías.
¿Es un libro para debatir sobre el presidente Javier Milei y su gobierno o para debatir sobre la época que nos toca vivir?
El libro es un libro para debatir sobre la época que nos toca vivir, pero tiene una clave de lectura directa, de hecho, algunos artículos son directos, sobre Milei. Pero lo interesante, me parece que, el libro, en esta recopilación de columnas de opinión que surgen desde un tiempo antes de lo que fue la pandemia de COVID y del encierro que tuvimos que soportar todos como sociedad, se pueda leer de forma parcializada, pero, a la vez, haciendo un juego de memoria y de repetición trágica de los hechos recientes. Se trata de los últimos cuatro o cinco años y es en este tiempo que se condensa el tiempo de Milei de una manera vertiginosa. Se le suma todo lo que ya se anunció en aquellos tiempos, en aquel momento del gobierno de Mauricio Macri, luego pasando por el gobierno de Alberto Fernández, donde también hubo repeticiones, en algunos casos de toma de decisiones muy centradas y muchas veces en una visión productivista y extractivista del desarrollo económico. El trabajo aborda, entonces, a partir de todos esos planos y momentos, el cómo eso tiene que ser revisado, cómo tiene que ser discutido, puesto en cuestión en una clave ecopolítica, para que nos permita mirar otras lógicas de desarrollo, pensar otras lógicas de solidaridad y de reencuentro social, y para volver a recuperar el interés en el bienestar general. Esa es la idea y, por lo tanto, sin duda tiene una vinculación directa con lo que es el gobierno de Milei y con lo que son los últimos gobiernos en Argentina.
¿La política y la economía, en Argentina, toman en cuenta el medio ambiente más allá del marketing?
Creo que lo toman en cuenta de una manera bastante marquitinera, bastante de pintarse de verde. Quizá lo único que escapa de esa realidad es, tal vez, el plan de parques nacionales y la expansión de parques nacionales que se desarrolló en los últimos años, pero también eso muestra la contracara, es como, bueno, reservamos estos espacios y los otros pueden ser sacrificados. Hay una visión que está en crisis, de que es la visión sobre la naturaleza, que es algo que puede ser explotado para el beneficio de los seres humanos, porque está en crisis y eso termina siendo perjudicial para la mayoría. Ya no hay lugares afuera, no existen esos territorios sacrificables, no existen los territorios donde se pueden extraer recursos, los territorios ciudades donde los consumimos y los territorios donde se pueden tirar. Hay una exploración y una conquista del territorio, del planeta, donde ya el humano ha llegado a todos lados, casi no hay afuera. Entonces poder pensar la política y la economía con una visión que nos ponga adentro del planeta, adentro de la naturaleza, significa hacer unos cambios culturales bastante radicales si se quiere, pero que no son algo lejano, son tal vez recuperar formas de vida y hacer nuevas formas de vida, tomando saberes ancestrales, pero también muy cercanos del siglo pasado, donde el consumo no era comprar y tirar, sino que era producir, crear objetos que puedan durar toda la vida, o que puedan tener larga durabilidad; también recuperar el placer y el saber de la vinculación con lo natural, con la contemplación; recuperar la filosofía, ciertos valores, la historia, recuperar valores que hoy a través del neoliberalismo han sido devaluados y desprestigiados, pero que permitían una vida más armónica con la naturaleza y entre los seres humanos. Me parece que Argentina perdió parte de eso y que es parte de una característica cultural y es lo que por ahí la ecopolítica invita a recuperar.
¿Por qué es urgente que la política y la economía incluyan el medio ambiente y el cambio climático en su pensamiento y acción?
Es urgente porque porque la aceleración de los tiempos que nos imprime la dinámica de la información, la velocidad que nos imponen los desarrollos cibernéticos y tecnológicos de este momento histórico y las necesidades energéticas y de recursos para sostener esa velocidad hacen que sea urgente detenerse y modificar tiempos y la relación con los espacios y por lo tanto las relaciones sociales.
¿Tecnofeudalismo es el polo opuesto de ecopolítica?
En el algún sentido, sí. El Tecnofeudalismo implica concentración de poder en unas pocas personas en el mundo, propietarios de las empresas en las que se mueve “la gran economía”: Google, Meta, Tesla, Apple, Netflix… entre algunas más. Estás tienen sus homologas Chinas a su vez. La diferencia es que China aún tiene control de Estado, en Occidente son las empresas quienes regulan a los estados. Necesitan de tierras raras, litio y una altísima generación de energía para su funcionamiento, esto implica extractivismo de recursos naturales a un ritmo mayor de lo que la naturaleza puede recuperarse. A su vez, el uso de estas tecnologías y la cultura de plataformas promueven el individualismo al extremo. Todo esto es contrario a la ecopolítica que significa cuidado de la naturaleza para cuidarnos a nosotros mismos. Compartir es más económico que la individualidad, implica poner la tecnología al servicio de la vida y no como parece ocurrir ahora, que es todo lo contrario. En el tecnofeudalismo se piensa en un futuro distópico en el que la naturaleza (eso nos incluye) están al servicio de la economía; en la ecopolítica todo se pone al servicio de la vida. Eso también nos incluye. En síntesis, la ecopolítica nos invita a pensar en nuevas utopías en el sentido que nos decía Eduardo Galeano.
¿Qué desventajas y perjuicios genera para el país y para Córdoba el desarrollo del tecnofeudalismo?
Para Argentina y Córdoba en particular la desventaja es directa. Somos un país con el octavo territorio más extenso del planeta, con muchos recursos naturales, con mucho capital social, cultural y simbólico que desconocemos o minimizamos. Eso es aprovechado por este sistema que se toma todo lo que le sirve y te deja más destrucción que ganancias. Esto es en términos ecológicos y sociales. Córdoba sufre un ecocidio de nuestros biomas, la tasa de desmonte es más alta que en el Amazonas, científicos advierten que solo queda 3% de bosque nativo. El sistema tecnofeudal hace un extractivismo de recursos de Argentina y Córdoba, fragmentando u destruyendo los ecosistemas, es decir la manera de regenerar la vida naturalmente con su directo correlato en la sociedad. Mirar en clave ecopolítica es una invitación a hacer en la reconstrucción de lazos que nos humanizan y acercan a la vida (la naturaleza), eso implica encontrarnos, dejar las pantallas y poder mirar al “Otro” y a la naturaleza como un “Otro”. Es recuperar el interés por el bienestar general, por cuidar lo común y promover condiciones de vida en tiempo y espacio.
GÓMEZ PUCHETA
El autor de “(Eco)Política” escribió también del libro “Córdoba y el derecho a la ciudad ¿Quién tiene el poder? Nació en Córdoba el 20 de septiembre de 1977. Es Licenciado en Trabajo Social (UNC) y Doctor en Administración y Políticas Públicas (IIFAP-UNC). Docente universitario en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y en la Universidad Siglo21. Trabaja en educación ambiental en la Universidad Libre del Ambiente (ULA), es asesor externo en organizaciones sociales, investigador, y director de capacitación y relaciones institucionales en CEGAPP (Centro de Estudios, Gestión, Administración y Políticas Públicas) columnista en medios periodísticos y disertante.
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