Lila Downs es una mujer fuerte y dulce. Cuando la cantante oaxaqueña describe a las de su pueblo, está haciendo una descripción de sí misma: “Las mexicanas somos las dos cosas, tiene que más que ver con tu origen, vengo de un pueblo, donde hay familiaridad con la tradición, no hay dudas de cómo se hacen las cosas. Pero al mismo tiempo, en esas comunidades hay discriminación hacia la mujer, sobre todo si tenemos opiniones fuertes o queremos hacer cambios, aprendemos a no ser conflictivas, a darle la vuelta a todo lo que podría ponerse en nuestro camino, a buscar de manera armoniosa, la justicia del trato y el respeto hacia nosotras”, le cuenta a ENREDACCIÓN.
La potencia de su voz también la convirtió en la represente de muchas causas sociales de América Latina, principalmente vinculadas al reconocimiento de la diversidad cultural del continente. “Crecí en un contexto mixto, donde las razas son varias, las malas interpretaciones siempre han estado”, comenta en la comunicación telefónica desde Estados Unidos. “El odio y el racismo, están a flor a piel, y mi música es el instrumento por medio del cual he peleado a esa situación, contra esas fronteras culturales y físicas que nos creamos los seres humanos”. Su padre era norteamericano y su mama nacida en Oaxaca. La mixtura la tiene en la sangre y su cultura.
Por eso, no es indiferente a la actualidad de su país y la relación con Estados Unidos, y las elecciones en el estado americano la desencantaron y pudo canalizar esa angustia en nuevas composiciones. El resultado es su reciente disco Salón, Lágrimas y Deseo. “No te voy a mentir, perdí la fe, pensé para qué hago todo esto, pero igual es sano no estar cómodo, que pues sí, una acción de la sociedad puede cambiar tu rumbo. Entonces es necesaria la catarsis y la música es una expresión de eso, darme el permiso de sentirme triste, enojada, y lo cargan las letras de las canciones. Ser paloma, por ejemplo, o Tenebrosa que expresa una frustración de ser vista como peligro”.
Arriba del escenario parece una diosa, entre sus colores y flores, y los cordobeses podrán disfrutarla este 16 de agosto en Quality Espacio.
¿Cuál es el espíritu del disco?
Después de todas las lágrimas, de sentir tristeza y melancolía, creo que pude darme permiso de nuevo, y decirme ahora es cuando debo buscar la manera de expresar el orgullo de la identidad, la diversidad cultural, todo lo que siempre ha sido parte de mi rollo,de cierta forma me dieron un puntazo en la panza y el cerebro, es como un despierta, ponte lista y trata de decir las cosas de una manera.
¿Qué sentís de ser representante de esas banderas?
Lo siento como una responsabilidad, porque todavía falta mucha educación, hay mucha gente en el mundo que no tiene ni idea quiénes somos los latinoamericanos. Es una labor constate de educar, y de gozar, el arte se trata de eso. Es importante la educación, porque pierdes el miedo a lo que no conoces.
¿Escribiendo sentís lo mismo que cantando?
Cada elemento tiene sus cosas. Empecé cantando, se me daba muy naturalmente, según me explica mi madre, agarraba el sombrero, la colección de ropa tradicional, bailaba por la casa e imitaba a los cantantes. También en las películas clásicas del cine mexicano. Creo que siempre he estado enamorada de ese lado de la música, pero sentía que es la parte más verdadera de lo que vivimos hoy en día de las segregaciones, muchas que las hacemos sin pensar, como parte de nuestra vida cotidiana. Creo que por eso busqué estudiar la historia de la etnia mía, la raza mixteca, la historia de México y Latinoamérica en general, pues de ahí, investigando un poco, combinando con el rescate de conocimientos de la música moderna… Pues ahora todo se junta (se ríe). Hay momentos en que voy a los sitios que me inspiran, y ahí me plasmo, bebo y como, y después los pongo en las canciones, trato de componer a cosas basadas en las observaciones antropológicas que hice, y tratar de no caer en fórmulas. Siempre tener el reto de ser natural y de buscar ser autentica.
¿Te gusta cómo fue madurando tu voz?
Tienes que querer lo que haces, sino esta terrible esto. La verdad que me encanta, y la bola de años que llevo en esto, es una bendición, me hace reflexionar y agradecer las oportunidades que he tenido en la vida. No me siento amargada para nada, eso nunca.
¿Cómo será el show del Quality?
Siempre el público de Córdoba es el de los favoritos. Seguramente haremos algo improvisado, es lindo invitar a alguien que se encuentre por allá. Y cantarles con mucho cariño.
MAMÁ
“Cada día es un reto. Te dices a ti misma decirle algo importante para su vida. Benito es chiquito, tiene 7 años, y cuando tenía esa edad a mí me decían cosas importantes y me acuerdo de cosas que me pasaron. Quiero que él se conozca a sí mismo, ese es el reto mayor, cuando se enoja, cuando se siente orgulloso, cuando se siente inseguro. Es muy sensible”, confiesa sobre cómo vive la maternidad. La historia familiar se repite y ella también se casó con un anglosajón, el saxofonista Paul Cohen. De grande también recuerda mensajes significativos de personas que resultaron trascendentales en su historia. Por ejemplo, Mercedes Sosa: “Es por ella que sigo cantando. Estaba punto de dejarlo y por ella cambié. Ella estaba tocando Gracias a la vida, y me impactó tanto que volví al arte, sentí que podemos cambiar el mundo con la música”.
EN DISCOS
Comenzó a editar en 1994 y entre su discografía se encuentran: Ofrenda; Azuláo, La Sandunga; Tree of life; Border; Una Sangre; La Cantina; ShakeAway; Lila Downs Y La Misteriosa En Paris – Live À FIP; Pecados y Milagros; Raíz (Con Soledad y Niña Pastori); y Balas y Chocolate.
Durante agosto recorrerá Argentina presentado el último material: Salón, Lágrimas y Deseo.
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