“El teléfono y todas las cosas de la limpieza son mis mejores amigos en este momento, imagínate”, lanza Pablo Espinoza desde el otro lado del auricular. El “Negro” vive la cuarta semana de cuarentena en su departamento de Alta Córdoba y, con el humor que lo caracteriza, nos cuenta cómo vive sus días, su optimismo con el reinicio de La Liga Nacional, las similitudes entre Instituto y Argentino de Junín, y “un millón” de anécdotas más.
“Te juro que llega un momento en que estoy mirando el paisaje y ya no sé ni lo que miro, a veces hay un árbol, a veces no, se me cruza todo. Pero bueno, es sostenerla un poco más para poder finalmente salir del departamento. Por lo menos ahora, que tengo la posibilidad de salir a la carnicería a comprar algo, o ir al súper dos veces a la semana, se hace más fácil. La imagen mental que uno se guarda es tremenda, te juro que tengo hasta los zócalos de la carnicería, el número de baldosas para llegar, un auto que vino, un auto que se fue”, afirma entre risas.
Hijo único y lejos de su Chaco natal, donde viven sus padres y casi toda su familia, el “Negro” se vio forzado a quedarse en Córdoba, luego del viaje del equipo a Río de Janeiro que lo obligó a cumplir la cuarentena obligatoria unos días antes del decreto presidencial.
“No pude volver para Chaco con mis padres. Ellos se están cuidando solos porque son grupo de riesgo, tienen más de 65 años, así que estamos con un ojo aquí y un ojo allá. En Chaco está complicado, porque también está el dengue, y por eso se están cuidando mucho. Además, tengo a toda mi familia, mis tíos y demás, y están todos cagados”.
Para colmo, hace unas semanas fue su cumpleaños y por primera vez tuvo que festejarlo solo. Lejos de deprimirse, el alero albirrojo se lo toma con humor y afirma que todo pasa por algo, que ya vendrán otros tiempos y que las salidas al balcón a tomar mate y mirar a la gente pasar, lo ponen de buen humor.
¿Cómo llevás la cuarentena?
Muy tranquilo. Soy de mirar muchas películas y series. Al principio ponía el noticiero, pero con el pasar de los días llegó un momento en que no quería saber más nada. También, al principio, era mucho de hablar con mis amigos, mucha videollamada con mi familia y compañeros de equipo; y después se fue apagando un poco todo eso, porque te imaginás que se aburrían de mí y yo de los demás. Que más… después cocino, limpio, entreno, acomodo y desacomodo las cosas de vuelta; y ahora me tiré para el lado de las plantas, así que también las tengo que regar y después mucho tiempo en el balcón. Por suerte tengo este balconcito para ver la gente que pasa. Todo muy rutinario, no queda otra.
¿Qué es lo que más extrañas hacer?
Nosotros estábamos acostumbrados a no estar en nuestros departamentos, por una cuestión de que estábamos todo el día o entrenando o jugando o viajando, y de golpe esto cambia todo. Lo último que recuerdo es el partido en Río de Janeiro, que ya nos habíamos ido con el tema del coronavirus, y ya todo era complicado. Después juntarse con los amigos, salir acá abajo del complejo para tomar unos mates con el guardia, creo que todo eso se extraña un montón. A mi me tocó justo pasar el cumpleaños encerrado, solo, y fue muy distinto a todo lo que uno está acostumbrado.
Encima sos un tipo muy sociable…
Y… yo en este momento la estoy pasando mal viste, pero como te dije, ahora mis amigos son los productos de limpieza, el balde, la escoba y el teléfono, no me queda otra. Tengo amigos nuevos (risas), en cualquier momento me filmo hablando, voy a parecer un loco. Pero sí, uno extraña salir a hablar con la gente, y yo que soy así, es como que me están cortando las piernas.
¿Sos optimista o pesimista con la posibilidad de volver a las canchas y no perder la temporada?
Yo casi siempre soy optimista, creo que la Liga va a volver, no te pongo una fecha exacta porque todavía no se sabe, pero creo que sí, que se va a volver de a poco, seguramente al principio va a ser sin público. Más que nada lo primero que tiene que pasar es que todos los equipos vuelvan a entrenar, y eso creo que va a ser una prioridad número uno, porque sin entrenar no vamos a poder volver a jugar el torneo. Obviamente, que al principio va a costar, porque venimos sin entrenar bien por un mes y no sé cuánto más, pero creo que la mayoría de los jugadores y los clubes, en este caso, también quieren que termine.
¿Conoces la situación de los jugadores de La Liga Argentina, el Torneo Federal y la Liga Femenina? ¿Tenes algún medio comunicación con ellos?
Yo soy mucho de hablar con la gente de la Asociación de Jugadores, con Michael Stura (Presidente AdJ) y Carlos Montesano (Abogado AdJ), tengo un grupo de whatsapp con ellos y con varios jugadores de La Liga, y de ahí me voy enterando que es lo que va pasando, y obviamente que es preocupante la situación esta, porque es preocupante la situación del país en general, y para un club es más complicado todavía. Así que todos estamos esperando lo mismo, que esto vuelva a la normalidad de a poco, para poder volver a lo que éramos antes, a hacer todas las cosas.
INSTITUTO
Desde que llegaste a Instituto jugaste varias definiciones importantes, y aunque estuvieron cerca de ganarlas, nunca pudieron llevarse el trofeo para Alta Córdoba, ¿qué reflexión haces ahora?
La verdad que cuando uno esta jugando no se da cuenta de lo que el equipo hace o consigue. Creo que haber jugado, el año pasado, la final de la Sudamericana, fue sumamente importante para nosotros y para el club. Después haber clasificado para este año jugar la Champions, clasificarse entre los mejores 4 del Súper 20, jugar las semifinales contra el Flamengo, ir antes a Nicaragüa a ganar un partido allá, y perder el segundo, y tener que ganar el tercero. Por ahí, uno no se da cuenta de la dimensión de eso, y cuando bajás un poco los decibeles de estar compitiendo, te llama la atención y te ponés a pensar que nos faltó tan poquito para ganar algo; y eso te da ganas de volver a insistir.
O sea que les quedó el gustito de intentarlo de nuevo…
La vara quedó alta por los dos últimos años de Instituto, y el equipo así lo siente, quiere ser protagonista, quiere ganar en conjunto, tirando para adelante y siempre apoyando al jugador que no está bien en ese momento; o el “Sepo” (Sebastián Ginóbili) apoyándonos a nosotros, y nosotros a él. Este equipo quiere tratar de hacer lo mejor posible las cosas y llegar a la final de vuelta.
Creo que todos los jugadores, si vos juntas a los del año pasado, quieren hacer lo mismo; creo que lo volveríamos a hacer, sin dudarlo. Hoy en día, estar jugando en Instituto, que nos brinda un montón de cosas a nosotros, que estamos muy cómodos, hace que defendamos la camiseta a muerte y que juguemos la última pelota como si fuera el minuto uno. Creo que eso es importante y eso queda demostrado en la cancha.
Hace unos días Nicolás Romano dijo que Instituto le hace recordar a Argentino de Junín, que se siente contenido tanto por la gente como por los dirigentes, y que además juega con varios conocidos de su época en el “Turco”. ¿Cómo te sentís vos en el club?
Sí, la verdad que es así. Esta es mi segunda temporada en Instituto y tiene esas cosas de lo que tiene Argentino. Los dos son clubes de barrio, clubes que siempre tiran para adelante. La gente siempre nos está alentando a nosotros, sea el partido que sea y vos salís a la calle y la gente te conoce, te saluda, y a mí me pasaba lo mismo cuando estaba en Argentino. Cuando era chico, uno de los motivos por los que fui a Junín fue porque era un club de familia, las abuelas iban a la cancha y siempre estaban afuera de la cancha. Ahora yo soy de agarrar la bici e ir a entrenar, imagínate que paso por todo el barrio, y veo gente que está sentada afuera. Cuando yo tenía la edad del “Chiri” (Lucas Reyes) me iba a entrenar y toda la gente te saludaba y te hablaba y viste que yo soy un poco sociable (risas)… así que ahora me saludo desde el portero de acá del edificio, hasta el último que está adentro del club laburando. Eso a mí me pone contento y me pone tranquilo de estar en un club como este.
¿Te acordás de alguna anécdota con Santiago Scala o Romano de esa época en Argentino?
Una que tengo con el “Panda” (Scala)… Estábamos jugando el TNA y viajábamos creo que a las diez y media de la noche y al lado del club había como una cantina, donde nosotros almorzábamos y cenábamos. Entonces estábamos esperando para irnos de viaje y el “Panda” estaba tomando agua en un vaso de vidrio y justo llega el colectivo y de apurado nomás se golpea con el vaso el diente y se lo parte. Así que viajamos a Corrientes, y el Panda con un diente menos “más o menos”, y nada; se reía y se tapaba los dientes como si fuera que tenía algún problema y nos cagamos de risa, porque imagínate que estuvo ocho, nueve días con el diente roto.
Después otra que me acuerdo, era que Nico (Romano) fue papá a los 16 años y para nosotros eso era un motivo para joder con cualquier cosa. En ese entonces, Nico tenía una Zanella 50, que la teníamos que empujar para que arranque, imaginate, y a mi me llevaba siempre a entrenar cuando estábamos en La Liga, así que nos cagamos de risa con la moto… ¡que no tenía ni luces! Creo que en este momento no lo haríamos de vuelta, pero son momentos que la verdad la pasamos bien y la disfrutamos un montón.
—
>> Si estás de acuerdo con el periodismo crítico y comprometido, te invitamos a asociarte a ENREDACCIÓN, el sitio de noticias con información de Córdoba: INGRESÁ AQUÍ.
—