La toma del pabellón Argentina de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) por parte de estudiantes ha desatado una disputa de alto octanaje que tensa el escenario político. Los sectores conservadores de la UNC y la sociedad de Córdoba reclaman una salida represiva o como mínimo, que la Justicia se haga cargo del problema político que significa la medida de protesta de la denominada Asamblea Interclaustros. Esta posición ha incrementado la dimensión y volumen simbólico de la medida estudiantil.
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El grupo que protesta está compuesto, mayoritariamente, por agrupaciones de izquierda troskista ligadas al FIT, independientes de izquierda y sectores filo-anarquistas. Más allá de los días que pueda continuar o no esta acción, hay que encontrar una explicación a lo que sucede en la UNC en dos factores: el ajuste que propone el gobierno nacional y el FMI, en lo general; y el paro universitario por salarios y mayor presupuesto que finalizó hace algunos días atrás, en lo particular. Luego, se han adicionado al pliego de reclamos una serie de puntos que forman parte de la visión puntual de los sectores que motorizan la toma en relación a la universidad, como es, por ejemplo, la separación de la Iglesia del Estado, pero que en -general- refleja un programa básico de reconocimiento y ampliación de derechos.
Sin duda el paro convocado por la CGT para el 25 de septiembre, por un lado, y la decisión del Frente Nacional para el Modelo Nacional (el moyanismo, más SMATA y la Corriente Federal de Trabajadores), las CTA y la izquierda, por otro, de llevar adelante un paro de 36 horas con movilizaciones en todo el país, contextualizan la medida de los estudiantes que realizan la toma. Dicho de otro modo, no bajaron en paracaídas, sino que se articulan -de hecho- con las protestas contra la política económica, social y educativa del gobierno de Mauricio Macri.
Los estudiantes que realizan las tomas no bajaron en paracaídas, sino que se articulan -de hecho- con las protestas contra la política económica, social y educativa del gobierno de Mauricio Macri.
Puede parecer un modo de demanda excesivo, pero la cultura política de izquierda lo incluye en su práctica política desde siempre. No es una novedad en ese sentido.
En el medio, distintos sectores intentan que se levante la toma trasladando la responsabilidad hacia el terreno judicial o el represivo. Eso tampoco es una novedad.
También el hecho ha producido debate dentro de la FUC (la Federación Universitaria de Córdoba). Allí los sectores ligados a la Franja Morada promueven el levantamiento de la toma y ayer generaron incidentes con los asambleístas luego de una sentada. Mientras que el kirchnerismo denunció que la “sentada” frente al pabellón no había sido discutida internamente en la FUC.
Por su parte, el rector de la UNC, Hugo Juri, explicitó su punto de vista en declaraciones que realizó ayer a Radio Mitre, donde dijo que no acuerda con el desalojo porque no quiere que se encienda “una chispa” en la situación en la que se encuentra el país.
Las principales definiciones de Juri fueron las siguientes:
-“Es el mismo grupo que está con la misma metodología en todo el país. Desde el inicio del conflicto hubo tomas en 50 edificios del país. Hay gente que busca este tipo de situaciones para que intervenga la Policía. Esto no quiere decir que si hay una situación crítica la policía no pueda intervenir”.
-“Estamos tratando de actuar de una manera que no saquen el beneficio que algunas personas que estén arriba de estos muchachos les pueda interesar en este momento”.
-“Estuvimos al lado de los docentes en el reclamo. Esta gente aparece después de que se resuelve ese problema. Al ver que está desde Salta y Jujuy hasta la Patagonia. Son 20 y algunos otros en otros lugares, más arriba”.
-“El vicerrector y los decanos están tratando de hacer lo posible para solucionar esto y no encender una chispa que tenga impacto a nivel país. No queremos que en este momento tan complicado del país se encienda una chispa, sabemos lo que significa el ingreso de una fuerza pública”.
-“Tenemos que pensar en determinadas cosas. No estoy diciendo que hay gente que está preparando un (Maxiliano) Kosteki y un (Darío) Santillán (asesinados por la policía Bonarense en 2002, durante la represión de una medida de protesta), estoy diciendo que mirando el panorama nacional, tenemos que tener cuidado de hacer un equilibrio”.
La toma del pabellón Argentina de la UNC forma parte de este nuevo escenario que tiende a la radicalización.
Lo cierto es que como todo conflicto político, su salida debería ser, sobre todo, política. Cualquiera de los otros caminos agravarán el punto de partida. Si bien dentro de este reclamo hay temas universitarios, la realidad índica que no sólo las estadísticas marcarán los efectos de un programa de ajuste como el que está en curso, sino también la elevación de la conflictividad social y política. La toma del pabellón Argentina de la UNC forma parte de este nuevo escenario que tiende a la radicalización.
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