“Me gusta tener una buena relación con los jugadores, establecer una idea de juego, convencerlos y tratar de ejecutarlo, pero siempre priorizando el respeto, el compromiso y la educación”, explica Sebastián Ginóbili, y añade “soy un tipo abierto, que ama lo que hace”.
Hoy se celebra en Argentina el Día del Entrenador de Básquet, en memoria de León Najnudel, creador de la Liga Nacional, allá por 1984, y por eso desde el departamento de prensa de Instituto charlaron con el “Sepo” Ginóbili sobre su profesión y su experiencia en el club de Alta Córdoba.
Sobres sus comienzos con la naranja contó: “empecé a jugar desde muy temprano, desde que tengo uso de memoria ya tenía una pelota en la mano. Mi club (Bahiense del Norte) estaba a una cuadra de mi casa, mi papá era el Presidente y mi hermano mayor ya estaba jugando. Fue muy hereditario. A medida que fui creciendo todo se generó ahí: las amistades, el deporte y demás”.
Respecto a sus inicios como entrenador detalló: “en los últimos años como jugador ya lo pensaba, pero lo imaginaba más por el lado de ser DT de categorías inferiores y en desarrollar jugadores jóvenes sin pensar tanto en la competencia, pero terminé en Liga Nacional mucho antes de lo que imaginé. Hablé con “Pepe” Sánchez, se generó esa posibilidad y no la pude rechazar”.
INSTITUTO
Sobre su presente en La Gloria explicó: “me siento muy cómodo en instituto, rodeado de buena gente, en un equipo con objetivos altos que le exige mucho al entrenador y hay que estar a la altura y trabajar en consecuencia. Es lo que me gusta hacer, es lo que hice toda mi vida. Lo estoy disfrutando mucho. Todo eso sumado a un buen plantel, con grandes jugadores y sobre todo buenos tipos. Estoy muy cómodo no solo por la dirigencia y los jugadores, sino por la gente que rodea al equipo. Hay personas “invisibles” que trabajan cerca nuestro y que me brindaron su apoyo desde el primer momento.”
Su visión del club antes y post su llegada: “Conocía que Instituto era un equipo serio, que tenia un proyecto deportivo y que en los últimos años le daba mucha importancia al básquet y formaba buenos planteles. Hoy siendo parte del club, todo eso que nombré que conocía de palabra, lo estoy viviendo” detalló.
Y cerró con una apreciación sobre la hinchada albirroja: “se siente el apoyo de la gente, en los momentos importantes siempre estuvo y la verdad que es muy lindo estar en la cabeza de un equipo cuando genera eso en la gente. Sienten los colores más allá del deporte. El aliento siempre es una ayuda extra.”
LEÓN NAJNUDEL
El “Día del Entrenador de Básquetbol” en Argentina evoca singularmente al técnico por antonomasia de este deporte en el país, el inolvidable y eterno León Najnudel, que falleció precisamente un 22 de abril de 1998, con apenas 56 años y un enorme pedestal en el que se lo colocó por ser, y aunque él lo negara con modestia, el “creador” de la Liga Nacional de Básquetbol, la auténtica madre de la “Generación Dorada” que llevó al incomparable oro olímpico de Atenas 2004.
“Para ser un buen entrenador hay que transmitirles a los jugadores honestidad”, graficaba Najnudel cada vez que se lo consultaba, dejando de lado cuestiones tácticas o técnicas precisas que refieren puntualmente a esa profesión, y remarcaba esa última palabra siempre con mayúsculas.
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