Al momento de buscar un departamento en alquiler, no solo importa el precio o la ubicación. Cada vez más, los avisos destacan servicios adicionales como pileta, coworking, SUM, seguridad 24 horas o gimnasio. Algunos lo llaman “calidad de vida”, otros lo ven como un costo innecesario. La realidad está en el medio.
Pileta, una tentación que puede salir cara
Para muchos, tener una pileta en el edificio representa un atractivo instantáneo. Sin embargo, esa imagen idílica de un verano con reposera y agua fresca no siempre coincide con la rutina real. En ciudades donde el clima es más templado o el verano dura poco, la pileta termina siendo un lujo poco aprovechado, aunque sí se sigue pagando mes a mes en expensas.

El uso que se le da es clave: si vivís con niños o pasás mucho tiempo en casa durante los fines de semana, probablemente sea un diferencial. En cambio, si la usás solo una o dos veces en todo el verano, puede convertirse en un gasto que no justifica su existencia. Además, hay que prestar atención al estado del mantenimiento, a si está habilitada todo el año, y si existen reglas que limiten su uso por turnos o cantidad de personas.
SUM y parrilla, aliados invisibles en la convivencia
El salón de usos múltiples suele pasar desapercibido en las búsquedas, pero puede ser uno de los amenities más funcionales. Sirve para cumpleaños, reuniones con amigos, cenas familiares o incluso para trabajar un día distinto fuera del departamento. Tener este espacio disponible evita tener que alquilar salones externos o resignar encuentros por falta de lugar.
La parrilla, por su parte, puede sumar mucho en edificios donde el uso está bien regulado y el espacio es cómodo. Un quincho bien resuelto, con ventilación y mobiliario adecuado, se disfruta. Pero si se trata de un rincón incómodo, o si hay tantas restricciones que cuesta reservarlo, probablemente termine en desuso. La clave está en que estos espacios respondan a un estilo de vida social y no sean simplemente decorativos. Si no solés organizar nada en casa, no tiene mucho sentido priorizarlos.
Coworking en casa, ¿comodidad o incomodidad?
Con el crecimiento del trabajo remoto, algunos edificios incorporaron salas de coworking como parte de su propuesta. En teoría, resuelven la necesidad de separar el ambiente laboral del personal, especialmente en departamentos pequeños. En la práctica, no siempre son espacios realmente preparados.
Algunos están improvisados en zonas comunes o incluso dentro del SUM, lo que puede generar ruido, interrupciones o incomodidad. Además, no todos cuentan con buena conexión WiFi, mobiliario ergonómico o un ambiente adecuado para reuniones virtuales. Si trabajás de forma remota todos los días, probablemente te convenga adaptar un rincón en tu propio departamento, en lugar de depender de un espacio compartido. Pero si lo usás de forma ocasional, puede ser un buen recurso.
Seguridad 24 horas, entre la percepción y el servicio real

La vigilancia permanente suele aparecer como un gran atractivo, sobre todo en zonas de alto tránsito o en edificios grandes. Para quienes viven solos, tienen horarios cambiantes o viajan seguido, contar con seguridad puede representar un extra de tranquilidad.
Sin embargo, no siempre el servicio es el que uno imagina. Hay edificios donde la vigilancia se limita a un portero que cumple varias funciones sin formación específica, y otros donde las cámaras no son monitoreadas por nadie. Por eso, conviene preguntar en detalle cómo está organizada la seguridad: si hay presencia física las 24 horas, si se utilizan tótems o llaves electrónicas, y si hay antecedentes de incidentes en el edificio.
También hay que tener en cuenta el costo. Este tipo de servicio puede representar una parte importante de las expensas. Y si vivís en una zona tranquila, en un edificio chico, quizás la inversión no se justifique.
Gimnasio, laundry y bicicletero, esos pequeños extras que suman
En el caso del gimnasio, su valor depende directamente del uso que se le dé. Si sos una persona que entrena con frecuencia y preferís no pagar un gimnasio externo, tener uno en el edificio puede ser una ventaja. Pero muchos de estos espacios están mal equipados o poco mantenidos, por lo que es importante conocer qué ofrece realmente antes de decidir.
El laundry, por su parte, es práctico cuando el departamento no tiene conexión para lavarropas. Hay que consultar cómo funciona: si se paga con fichas, si hay un sistema de turnos o si el uso está incluido en las expensas. Su utilidad se potencia en edificios donde los espacios son reducidos o donde no está permitido instalar electrodomésticos.
El bicicletero, aunque menos glamoroso, puede marcar la diferencia si usás la bici todos los días. Un espacio techado, con cerradura y buen acceso desde la calle puede simplificarte la vida y evitar tener que subir la bicicleta al departamento o dejarla en la vereda.
El costo invisible de los amenities
Una de las grandes trampas al evaluar amenities es pensar que son “gratis”. En realidad, están incorporados al costo de las expensas, que muchas veces pueden duplicarse en edificios con pileta, seguridad o gimnasio. Por eso, es clave preguntar cuál es el valor promedio mensual de las expensas antes de firmar, y entender qué parte corresponde a esos servicios.
Tener una idea realista del presupuesto mensual —alquiler más expensas— es imprescindible para no quedar corto a fin de mes. También ayuda a filtrar opciones que en la práctica no se van a usar, pero que igualmente generan costos.
Además de calcular el alquiler y las expensas, también conviene tener presente los requisitos para acceder al contrato, como el tipo de garantía que se pide. En este punto, el seguro de caución se ha convertido en una alternativa cada vez más utilizada cuando no se cuenta con una propiedad en garantía.
Cómo saber si los amenities valen la pena
Una buena forma de tomar la decisión es cruzar dos variables: por un lado, tu estilo de vida; por otro, el uso probable que vas a darle a cada servicio. Si pasás la mayor parte del día fuera de casa y no recibís visitas, difícilmente aproveches el SUM o la pileta. Si trabajás desde tu casa y no salís mucho, quizás prefieras silencio y buena luz natural antes que un gimnasio.
Tampoco hay que perder de vista los aspectos básicos del departamento en sí. La orientación, la calidad de los materiales, la cantidad de luz, el estado de conservación, la ventilación, los ruidos, la distribución: todos esos factores impactan más en tu día a día que un coworking decorado con muebles de diseño.
No se trata de rechazar los amenities, sino de ponerlos en contexto. En algunos casos, mejoran la experiencia de alquilar y justifican el costo. En otros, son apenas decorado. La clave está en evaluar con honestidad qué necesitás, qué vas a usar realmente y cuánto estás dispuesto a pagar por eso.
Buscar un hogar no es elegir una lista de servicios, sino encontrar un espacio donde vivir cómodo. Y eso, muchas veces, se define por detalles menos visibles: el sol que entra por la ventana, el silencio a la noche, el olor a comida casera de un vecino que cocina con ganas.
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