La clase trabajadora argentina (incluyendo a los jubilados también), desde hace muchos años, está huérfana de representación sindical a nivel nacional en la C.G.T.
Históricamente, esta Central Obrera Nacional estuvo conducida por importantes dirigentes que dejaron su huella y trazaron el camino que se debía seguir, como es el caso del entrañable Saúl Ubaldini, Hugo Moyano, entre otros.
Pero desde hace un tiempo y hasta la actualidad, la C.G.T. tiene un Triunvirato en su conducción. Los resultados han sido totalmente negativos para todas y todos nosotros.
¿Dónde se ha visto que un cuerpo tenga tres cabezas? ¿Cuál de ellas conduce realmente? ¿Se imaginan con este antecedente, que por ejemplo todos los Sindicatos del país también, comiencen a ser conducidos por Triunviratos? Sí, es inviable.
¿Entonces, por qué se insiste en seguir teniendo una C.G.T. inviable? Tanto la C.G.T. como las organizaciones gremiales deben tener un único conductor. El Triunvirato no ha luchado en estos tiempos para resguardar los intereses de los trabajadores y de los jubilados. No han obtenido ni una nueva conquista obrera.
No han hecho nada trascendental, para que se reduzcan los elevados números de trabajo no registrado. Tampoco lo hicieron contra proyectos de leyes de reformas laborales, ni cuando se aprobaron leyes de recortes jubilatorios. No reclamó la creación de fuentes de trabajos registradas, ni salarios y jubilaciones que se ubiquen por encima de la canasta básica total. No exigió la no restitución de la aplicación del impuesto a las ganancias a los activos y pasivos. No se pronunció respecto a terminar con la inflación. No impulsó pedidos de planes de viviendas para quienes trabajan, entre otras cosas. No hicieron, ni lograron nada para quienes dicen representar, pero siguen atornillados en sus cargos.
Se han dedicado a reunirse, sacarse muchas fotos y acompañar políticas de ajuste de diferentes gobiernos de turno. Este Triunvirato de la C.G.T., no nos representa. Resulta llamativa, la posición moderada de un dirigente que fue combativo como Pablo Moyano, al observar la tibieza que demuestran los otros dos secretarios generales, a la hora de defender los derechos de quienes trabajan, y de quienes se jubilaron.
Somos muchos, los que consideramos que el compañero Pablo Moyano debería ser hoy en día el único conductor de la C.G.T. La pregunta es: ¿Hasta dónde se lo dejará gestionar en este espacio por parte de dirigentes cuestionados por todas y por todos?
Esta situación que genera tanto rechazo, mucha bronca, y debe llevarnos a pensar en la necesidad de trabajar para alcanzar una verdadera democratización de la C.G.T. Se tiene que lograr tener un único conductor en esta Central Obrera Nacional. Quien conduzca debe asumir la conducción por el voto directo, secreto y obligatorio de todas las trabajadoras y trabajadores de nuestra Nación.
También se debería poner un límite en el mandato, es decir cuatro años, y la posibilidad de una sola reelección. Posteriormente y de forma obligatoria, se tendría que dejar transcurrir un período de alternancia, para postularse nuevamente.
Necesitamos una dirigencia (integrada por mujeres y hombres en igual número de cargos en la C.G.T.), que esté del lado del trabajador y del jubilado; y no encolumnarse detrás de ningún dirigente político o espacio partidario. Si los integrantes de la C.G.T. quieren hacer más política partidaria que política sindical, deberían dejar sus cargos en esta Confederación General del Trabajo y continuar sus aspiraciones partidarias por fuera de ella.
Si pretendemos tener resultados distintos a los que se han tenido hasta ahora, hay que hacer cosas diferentes y con personas diferentes. Lo que muchas personas lamentamos es ver que quien pretendíamos sea el único conductor de la C.G.T. en base a un proceso de renovación dirigencial y generacional tan pedido desde las bases, como es el compañero Pablo Moyano, viene compartiendo la conducción en este nefasto Triunvirato con otros dirigentes que ya no cuentan con la aceptación, el acompañamiento y la confianza del pueblo trabajador, y que durante mucho tiempo fueron cuestionados hasta por el propio Pablo Moyano.
Los tiempos que se viven en Argentina para la clase trabajadora y para los jubilados, demandan un solo secretario General en la C.G.T., que demuestre estar a la altura de las circunstancias.
* Carlos Emanuel Cafure es abogado.
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