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Martín Gill: “Tengo la convicción de construir una alternativa para Córdoba y voy a trabajar en ese sentido”

El intendente de Villa María, Martín Gill. (Foto: Gentileza La Voz).

“Tengo la convicción, la fuerza, las ganas, la capacidad de aprender, de escuchar y de sumar para construir una alternativa para Córdoba y voy a trabajar en ese sentido”, asegura Martín Gill. El intendente de Villa María, ex viceministro de Obras Públicas del gobierno nacional y referente central del Frente de Todos en la provincia, se manifiesta como integrante de los 23 años de gestión del justicialismo en la ciudad y la provincia. Desde allí plantea que “nuestra decisión como hombres y mujeres del justicialismo es hacer una propuesta que reclame y, ojalá se dé, un ámbito de participación, de internas, de debate hacia adentro del justicialismo”.

La conversación con Gill será extensa. Se produjo el viernes, en su luminoso despacho de la intendencia de la tercera ciudad de la provincia, marcada por la presencia de la principal cuenca lechera del país, y finalizó un par de horas antes de la llegada a la ciudad del ministro de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación de la Nación, Julián Domínguez.

Un enorme reloj con números romanos domina su oficina. Se acomoda en uno de los sillones, flanqueado por una pequeña mesa con un cuadro de Evita joven y sonriente, y unas calas a su lado. Pide un vaso de agua para tomar.

Desde allí dijo que “es la hora de los intendentes” y “del interior” y que “Córdoba tiene que tener un rol protagónico en el país”. Cuestionó al ex presidente Mauricio Macri (“hizo el gobierno más centralista de la historia”). Planteó que “independientemente de un sector político u otro, creo que está comprobado históricamente que cuando a la Argentina le va bien, a Córdoba le va mejor que al resto” y apuntó que “es posible, es viable y es necesario una Argentina que trabaje con Córdoba y una Córdoba que se considere plenamente integrada a un proyecto de Nación”.

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¿Qué vas a hacer en 2023? ¿Vas a ser candidato dentro del PJ cordobés o por fuera del PJ provincial?

Somos un espacio que se ha venido consolidando y creciendo mucho en los últimos tiempos, a pesar del difícil contexto. En ese desafío, nosotros creemos que hoy expresamos una posición de sectores del justicialismo, de sectores de Hacemos por Córdoba, de sectores del Frente de Todos, de sectores radicales progresistas, de sectores vecinalistas. También creemos que tenemos la responsabilidad de, al menos, más que sobre personas, tener la capacidad de hacer una propuesta para la Córdoba que viene. En esta elección de 2023 no sólo se va a evaluar lo que se pudo haber hecho en los últimos 20-23 años, lo que el Justicialismo pudo hacer en Córdoba, sino cómo somos capaces de generar una propuesta de transformación hacia adelante, profundizando lo que se ha hecho bien y asumiendo la agenda de lo que está pendiente. Para eso, nuestra decisión como hombres y mujeres del justicialismo es hacer una propuesta que reclame y ojalá se dé, un ámbito de participación, de internas, de debate hacia adentro del justicialismo.

“Nuestra decisión como hombres y mujeres del justicialismo es hacer una propuesta que reclame y, ojalá se dé, un ámbito de participación, de internas, de debate hacia adentro del justicialismo”.

Martín Gill. (Foto: Prensa).

¿Y si ese supuesto no se produjera?

Si eso no se diera, se analizará y se pensará cuál es el mejor camino.

¿Cuál es tu decisión personal?

En lo particular me he preparado todo este tiempo y he tenido la responsabilidad de estar en dos secretarías de Estado, en dos viceministerios muy importantes para el país que uno piensa y la provincia que uno piensa, como es la educación y en particular la educación universitaria; y la obra pública; también fui rector de una universidad pública, con lo que significa la educación para el territorio y la ciencia y tecnología para una provincia; y después la gestión municipal en sus diferentes roles, como concejal, como secretario y como intendente. Para mí viene el tiempo de los intendentes y los gobiernos locales. Córdoba tiene casi un cuarto de los municipios de la Argentina y esa es una distribución político-territorial que hace que los intendentes estén llamados a ser protagonistas de esa construcción. Los intendentes hemos demostrado mayor capacidad de reacción y mayor inmediatez en las transformaciones y me parece que esa gimnasia nos obliga a ser protagonistas en lo que viene. En mi caso, tengo la convicción, la fuerza, las ganas, la capacidad de aprender, de escuchar y de sumar para construir una alternativa para Córdoba y voy a trabajar en ese sentido.

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Durante la campaña electoral de 2019 había una palabra clave que era “discriminación”, sin embargo el gobierno nacional desde entonces ha puesto la relación con la provincia en un lugar central y, sin embargo, el “mal humor” social no cesó.  ¿Por qué al gobierno y el peronismo nacional les cuesta tanto hacer pie en Córdoba? ¿Por qué no pueden construir volumen político en la provincia?

Me parece que hay cuestiones que son estructurales y culturales en Córdoba, más allá de este proceso electoral. Ha habido desde el retorno de la democracia, si uno analiza los gobiernos con relación a las administraciones nacionales, existieron permanentemente situaciones de tensión que en algún momento se llevaron a un punto crítico, donde casi la lógica de la construcción electoral fue ese sparring generado entre lo nacional y lo provincial. Si sé cuá ha sido la decisión del presidente Alberto Fernández, no sólo por haberlo hablado, sino por haberlo escuchado en más de una oportunidad. Y después, por haber participado de una de las dimensiones de la ejecución del gobierno nacional en Córdoba. La decisión fue dar vuelta la página de desencuentros que existía y poder construir una lógica donde Córdoba se pensara como una herramienta muy necesaria para la construcción de una Argentina distinta. Está claro que el potencial cultural, científico, tecnológico, productivo, industrial y agropecuario, una provincia como la nuestra va en sintonía con los grandes objetivos de construir un país con más crecimiento y mejor distribución. Este es un gobierno que no apostó a la especulación financiera o al sistema financiero como la herramienta de acumulación o generación de riqueza. Este es un gobierno en el que todas sus políticas han apuntado a sostener la industria, la producción y la generación de trabajo como variables de crecimiento. Ahí no veo un disociamiento con lo que puede ser una provincia con herramientas fundamentales para alcanzar este objetivo. Me parece que no hemos logrado y no hemos sabido. A ello, hay que sumarle que  obviamente hay intereses electorales y políticos que también que buscan retomar esa confrontación, cuyo recuerdo existe en el inconsciente, de que hubo una política de discriminación sostenida.

“La decisión del gobierno nacional fue dar vuelta la página de desencuentros que existía y poder construir una lógica donde Córdoba se pensara como una herramienta muy necesaria para la construcción de una Argentina distinta”.

Martín Gill dice que “imposible construir un modelo de país sin la participación de la región central del país”. (Foto: Gentileza La Voz).

¿A qué responde esa política?

La discriminación responde a 200 años de historia de un modelo centralista en Argentina que es muy difícil cambiar en dos años y medio; y además, en dos años y medio de pandemia. Todos los indicadores hay mejoras sustantivas de la redistribución, de las políticas centrales en el territorio nacional, sin embargo hay una agenda que todavía hay que abordar y que no sólo alcanza a nuestra provincia de Córdoba, sino que alcanza, quizá, a la región central de la Argentina.

Por otro lado, la necesidad de ser interpelados por un proyecto político de anclaje nacional, como lo decía (Jorge) Capitanich hace unos días atrás de saber que es imposible construir un modelo de país entre una alianza de las provincias del Norte y el conurbano bonaerense. Es necesario, sentirse interpelado por la dinámica, la agenda, las necesidades, la cultura, la idiosincrasia del corredor central de la Argentina, y a partir de allí, entablar una capacidad de construir un proyecto nacional que incluya a todos. En ese sentido, creo que Córdoba tiene que ser un actor preponderante en esa instancia. Está claro que hemos tenido dificultades desde lo nacional, más allá de la gestión. Estoy seguro y me animo a discutir todas las variables, que desde la gestión nacional hay avances sustantivos con lo que ha sido la etapa de mayor centralismo político y económico que vivió la Argentina que fue la del gobierno de Mauricio Macri. Creo que hay un abismo con ese período, pero falta, hemos iniciado un proceso, pero me animo a decir que hay un camino y una decisión de construir un país mucho más federal en una lógica de centralismos históricos y que le hicieron mucho mal a la Argentina.

“Desde la gestión nacional hay avances sustantivos con lo que ha sido la etapa de mayor centralismo político y económico que vivió la Argentina que fue la del gobierno de Mauricio Macri”.

El intendente de Villa María, Martín Gill, y el gobernador de Chaco, Jorge Capitanich. (Foto: Prensa).

Construir un país federal no es sólo pensar Córdoba, sino Córdoba en un contexto más amplio. Nosotros formamos parte de un corredor central que casi podría expresar la autonomía en su máxima expresión, porque quizá si se diera un momento podríamos vivir con lo nuestro. Pero también somos parte de un proyecto de país donde hay sectores que son absolutamente inviables porque no han tenido la misma posibilidades productivas, industriales, tecnológicas o culturales que afortunadamente hemos tenido ese corredor de Entre Ríos, Corrientes, Santa Fe, Córdoba y Provincia de Buenos Aires o Mendoza. Hay que discutir un federalismo en serio, en diálogo con todos, donde la región central tenga mucho para decir, mucho para opinar y mucho para hacer.

“Nosotros, los cordobeses, formamos parte de un corredor central que casi podría expresar la autonomía en su máxima expresión, incluso podríamos vivir con lo nuestro”.

¿En qué debe interpelar el peronismo y sus aliados a los cordobeses?

Independientemente de un sector político u otro, creo que está comprobado históricamente que cuando a la Argentina le va bien, a Córdoba le va mejor que al resto. Cuando a la Argentina le va mal, a Córdoba también le va mal. Cuando en Argentina, la desocupación aumento, la pobreza creció, cayó la actividad industrial, se paralizó y desfinanció el sistema educativo y bajó el consumo, todas esas realidades se replicaron en Córdoba. Nuestra provincia no fue una isla. Cuando Argentina, tiene políticas de crecimiento, de generación de empleo, de disminución de la pobreza, de fortalecer el sistema educativo o de apoyar a la industria, a Córdoba le va mejor que al resto. Y le va mejor porque Córdoba tiene condiciones económicas, históricas, humanas, científicas, tecnológicas, productivas e industriales por encima de otras provincias. Por eso, cuando hay condiciones de previsibilidad para la recuperación de una industria, uno ve lo que está pasando con la industria automotriz, la industria del “blanco”, la metalmecánica o la alimenticia; se logran despegues muy por encima de los que son otras áreas. Entonces, si parto de ese supuesto no es cierto de que para que a Córdoba le vaya bien a la Argentina le tiene que ir mal, ni para que a la Argentina le vaya bien a Córdoba le tiene que ir mal. Por el contrario, es posible, es viable y es necesario una Argentina que trabaje con Córdoba y una Córdoba que se considere plenamente integrada a un proyecto de Nación.

“No es cierto de que para que a Córdoba le vaya bien a la Argentina le tiene que ir mal, ni para que a la Argentina le vaya bien a Córdoba le tiene que ir mal”.

Gill durante una actividad en Villa María.

Sin embargo pareciera que ese mensaje no se entiende o no se comprende. ¿Qué considera que le hace falta para conseguirlo?

Poder explicarlo y poder materializarlo. Hay que mostrar lo que sucedió durante el gobierno anterior y lo que sucede hoy con la producción. Por poner un ejemplo, hay que mirar lo que pasaba en la industria del “blanco” (productos electrodomésticos), en Alladio en 2018 y lo que está pasando hoy, con producción a pleno. Que pasaba con las banderas de remate de los campos en el 2001 y 2002 y lo que está pasando hoy con la actividad productiva de este sector. Por supuesto, el sector productivo agropecuario tiene una agenda, que hay que abordar en una mesa de diálogo, del consenso y de acuerdos estratégicos que den previsibilidad hacia adelante, pero que claramente hay mejores condiciones en casi todas las cadenas y sectores. En ese sentido, los cordobeses tenemos que animarnos a ser partícipes de construir un proyecto de país. Y a su vez, el peronismo a nivel nacional y sus aliados tienen que tener una mirada particular y especial. Es necesario darnos cuenta de esa realidad, con un sentido de autocrítica como proyecto nacional.

“Los cordobeses tenemos que animarnos a ser partícipes de construir un proyecto de país. Y a su vez, el peronismo a nivel nacional y sus aliados tienen que tener una mirada particular y especial”.

¿Cómo debe ser Córdoba y qué se ha hecho bien y mal hasta ahora?

Claramente, los 23 años del justicialismo con sus fuerzas aliadas en Córdoba han cambiado la historia de la provincia. La irrupción de José Manuel De la Sota en el gobierno, la continuidad dada en todos estos 23 años hasta llegar a hoy, nos muestra una provincia que ha logrado solidez; que ha podido aborda problemas estructurales como la construcción de la red troncal de gas. Esto ha sido un elemento que ha permitido generar condiciones de desarrollo óptimas. La consolidación del vínculo entre el sistema universitario y el sistema científico-tecnológico y las políticas públicas, el fortalecimiento de un perfil productivo e industrial en la provincia de Córdoba; y educativo, que son tres condimentos que ha habido, produciendo una relación virtuosa entre el sector público y privado. Claramente el plan y el programa de obra pública, fundamentalmente llevado adelante en la primera etapa del gobierno de Schiaretti y lo que fue la infraestructura educativa llevada adelante durante el gobierno de De la Sota. Más los derechos que se incorporaron, como el boleto educativo gratuito.

El intendente de Villa María, Martín Gill, señala que “los 23 años de gestión del justicialismo han cambiado Córdoba”. (Foto: Gentileza).

También lograr que una provincia que cuando tiene condiciones de crecer, genera mejores condiciones de distribución, han sido claramente distintivos en este tiempo.

“Los 23 años de gobierno del justicialismo con sus fuerzas aliadas en Córdoba han cambiado la historia de la provincia”.

¿Y cuáles son las cuentas pendientes?

Por supuesto que en ese balance quedan materias pendientes, como lograr una provincia con cada vez mayor competitividad; una provincia donde nos deberíamos preguntar cuáles son los componentes que hacen que tengamos todavía un costo de energía tan alto que impacta decisivamente en la producción, el consumo y el comercio; profundizar la agenda de las grandes obras que deben complementarse, por ejemplo, llegar a la conectividad total en la provincia de Córdoba; la mejora sustantiva de los caminos, profundizando la línea que se ha iniciado; y después, el gran desafío, que no sólo pasa por acá, sino también a nivel nacional, es lograr que una provincia como la nuestra no sólo sea pujante, próspera y crezca, sino que también sea justa.

“El gran desafío, que no sólo pasa por acá, sino también a nivel nacional, es lograr que una provincia como la nuestra no sólo sea pujante, próspera y crezca, sino que también sea justa”.

El intendente Martín Gill en la recorrida por el anfiteatro de su ciudad. (Foto: Archivo).

En ese sentido, los números de la provincia, en materia de pobreza, nos lastiman a todos. Los otros días decía, no es el momento de echarse culpas, es el momento de buscar caminos de solución compartidos. Si bien es un problema estructural, es un problema que en nuestra provincia se replica y que en algunos puntos hasta se agrava.  Córdoba tiene la capacidad de generar mayor empleo, que es la única herramienta que termina dando movilidad y sacar a las personas y familias de la pobreza estructural. Después creo que Córdoba tiene que liderar y cumplir un rol protagónico en la agenda nacional. Esto es clave, Córdoba tiene mucho para decir, mucho para hacer y mucho para aportar.

“Córdoba tiene mucho para decir, mucho para hacer y mucho para aportar en la agenda nacional”.

¿Cuál es tu opinión de los otros potenciales candidatos que tiene el PJ provincial, cómo Manuel Calvo, Martín Llaryora, Juan Manuel Llamosas y Natalia De la Sota?

A algunos los conozco más a que a otros. Son campañeros de ruta, hemos compartido muchas cosas en distintas etapas, hemos trabajado como colegas intendentes con algunos, hemos compartido espacios legislativos con otros, con otros tenemos un recorrido de militancia. Creo que cada uno de ellos, en sus áreas de gestión han sido superadores a la realidad que les tocó heredar. A eso lo veo en Río Cuarto y lo veo ahora en Córdoba Capital también. Me pone contento que una administración tenga una actitud de no dejarse vencer por las dificultades, sino que tiene la capacidad de tener iniciativa, de tener inventiva y de tener una agenda que va más allá de los problemas. Por un lado, me parece que el Justicialismo puede tener hombres y mujeres en condiciones de construir ese debate de la provincia que se quiere hacia adelante. Uno siempre está abierto al diálogo y al debate. Pero tampoco le tiene que tener miedo a poder confrontar modelos, opiniones o diferencias y construir la unidad en la diversidad. Para que haya unidad en la diversidad tiene que haber posiciones que deben respetarse y visiones que debiéramos compartir y reflejar. Si eso no se lograse en un marco de diálogo, creo que el camino de un proceso electoral interno también aparece siendo saludable y profundamente democrático. Ojalá que el peronismo se de esa instancia y se anime a dar esa instancia, no sólo para las elecciones de autoridades partidarias, sino que también se la dé, para el debate que tenga que dar a partir de la propuesta que intenta presentar a los cordobeses en los próximos 20 años.

Adelante, los intendentes de Córdoba, Martín Llaryora (primero a la izquierda) y Río Cuarto, Juan Manuel Llamosas (tercero desde la izquierda). Atrás, Martín Gill (primero a la izquierda). Fue durante el discurso de aperura de sesiones ordinarias de la Legislatura de 2022. (Foto: Prensa / Archivo).

Históricamente, los dirigentes del interior no pudieron gobernar la provincia. Salvo excepciones, siempre han sido de Córdoba capital. ¿Crees que esa limitante histórica puede romperse?

Estoy convencido. Estoy convencido que el interior le ha dado y le da muchísimo a la provincia de Córdoba; y que le ha dado a este proyecto político de 23 años que gobierna Córdoba, uno de los sustentos más importantes para su concreción como proyecto político y como proyecto de gestión. Por lo tanto, estoy convencido. Por eso hablo del tiempo de los intendentes y, esa lógica que vos planteas, justamente fue un villamariense por adopción él que la rompió. Amadeo Sabbattini fue quien logró gobernar Córdoba y ser uno de los grandes gobernadores que ha pasado a la historia. Yo tengo mucha expectativa y mucha esperanza de que el tiempo del interior y de los gobiernos locales definitivamente sea el que viene para Córdoba.

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