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Mariano Oberlín: “Los narcos están enojados con mi vuelta al barrio”

El cura Mariano Oberlín. Foto: Mariano Paiz / Archivo.

El cura Mariano Oberlín. Foto: Mariano Paiz.

El cura de barrio Maldonado, en la ciudad de Córdoba, volvió a la parroquia luego del incidente de fines de diciembre de 2016, cuando su custodio mató a un adolescente que intentó robarle una bordeadora mientras cortaba el césped de un terreno lindero con la parroquia. Sobre ese tema, prefiere que sea la Justicia la que defina qué sucedió la dramática tarde previa a la Navidad. Para él, no fue un caso de gatillo fácil. Mariano Oberlín habló de todo con ENREDACCIÓN. Sobre los narcos, la no tan tajante división entre “buenos” y “malos” cuando golpea la extrema pobreza, la connivencia policial, la política, sus referentes y sus preferencias. “No voy a hacer un acuerdo con los narcos”, afirmó. Contó que lo convocaron como candidato para las elecciones de octubre desde dos espacios distintos del kirchnerismo y que a ambos les dirá que no. A punto de ceder a la Provincia una propiedad que compró con dinero propio, el sacerdote sostuvo respecto de su “jefe”, el arzobispo Carlos Ñáñez: “Me gustaría que fuera más jugado en lo social”. Hijo de un dirigente gremial desaparecido en enero de 1976, Oberlín considera que, puesto en la situación de su padre, él también hubiera sido un desaparecido de la dictadura militar. A continuación, la primera entrega de una extensa entrevista, cuyo segundo tramo publicaremos en la edición de mañana jueves.

VER “ME PARECEN UNA BOLUDEZ LOS PLANTEOS DE LA IGLESIA SOBRE EL PRESERVATIVO”.

¿Cómo lo recibió el barrio, luego del ‘impasse’ que se produjo tras el incidente donde su custodio mató a un adolescente?

Yo iba realmente muy nervioso, tenía incertidumbre por cómo iba a ser la vuelta. Pensaba que iba a haber mucha gente enojada, y obviamente que la hay, algunos grupos políticos están enojados, y por supuesto los narcos están enojados, porque no quieren que esté ahí, pero fuera de eso, realmente muchísima gente me recibió. Incluso voy por las calles del barrio, a veces con la cabeza gacha en el auto, porque me da vergüenza, y me tocan bocina, me saludan, gente que por ahí antes no me registraba. Casi diría que después de eso – lamentablemente, porque a mí me destrozó la vida, le destrozó la vida por supuesto al chico, al mismo Armando (Murúa, el custodio que disparó), a quien conozco y sé que no tuvo ninguna intención de hacer eso-, el efecto es el contrario al que yo hubiera supuesto: se acercó mucho más gente a expresar su solidaridad y su apoyo.

¿El barrio está dividido entre “narcos” y “no narcos”? ¿Es así de tajante como se cuenta?

No, no lo percibo así. Cuando uno piensa en un “narco” se hace la idea de Pablo Escobar, y ahí los narcos son mucho más cercanos de lo que uno se imagina. Por ahí, hay gente que viene y me dice “che padre, quedate tranquilo, que los narcos no están enojados con vos, yo los conozco de cuando éramos chicos y jugábamos al futbol juntos, y hay un par que me dijeron que se quede tranquilo, que nadie está enculado”. Es gente que vos ves que laburan para ganarse el pan y, a veces, colaboran con nosotros. Y los conocen a los narcos, porque han sido amigos de la infancia. Entonces me parece que no es tan así la división. Hay gente que hace grandes negocios con esto, pero hay gente que se mete porque no tiene ni para comer. Hay vecinos que se enojan con esa gente, y hay vecinos que los entienden. No es tan clara la división.

¿La pobreza y la exclusión son un caldo de cultivo del narcotráfico?

Sí, sí. En esto yo siempre aclaro que creo que la pobreza es caldo de cultivo para esto, porque frente a la desesperación y la necesidad extrema, no siempre, ni todos, pero a veces, se terminan aceptando cosas que de otra manera no se hubieran aceptado. La contracara es que también es cierto que narcotráfico hay en todos los sectores sociales; hay gente que bajo ningún aspecto uno podría decir que está necesitado y lo mismo se mete en esto. Y después, la gran plata del narcotráfico no queda en el barrio. Se habla de no sé cuántos millones de dólares que se mueven al año, y esa plata no está en el barrio. En ninguno de los narcos que resuenan o de los que se habla, hay esa cantidad de plata.

El tractor del narcotráfico, es la plata”.

¿El barrio provee mano de obra menos calificada?

Sí, tal cual. Creo que el tractor del narcotráfico, es la plata. Creo que quien tracciona todo es algún capital muy grande, que a su vez se sigue llenado con lo que el narcotráfico mueve.

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¿Cree que hay una mirada ideológica en esto de ligar a barrios muy pobres como Maldonado, con el narcotráfico?

Hay un aspecto de la realidad que da de comer a la cuestión ideológica, porque sería ingenuo decir que en el barrio no hay droga. En el barrio se mueve mucha droga, hay una incidencia fuerte de parte del narcotráfico, y a veces, hasta aprietes para que se vendan casas para ganarse un territorio. Como se dice siempre, con algo de folclórico, pero mucho de realidad, que hasta pagan ‘la fiesta de 15’ de la nena. No es que todos los narcos le pagan la fiesta a los más humildes, pero sí hay casos concretos de eso.

“Nunca hable con un narco. No tengo acuerdos con ellos”. Foto: Mariano Paiz.

VER “ME PARECEN UNA BOLUDEZ LOS PLANTEOS DE LA IGLESIA SOBRE EL PRESERVATIVO”.

¿Se ha planteado la necesidad de hacer un acuerdo con ‘los narcos’ para poder seguir con su misión?

La verdad, es que nunca hablé con ninguno. Si he hablado, no sabía que era narco. O de golpe, puede haber ido a bautizar un chico y lo tenés ahí. Pero nunca he hablado ni nunca hemos hecho un acuerdo explícito ni tácito. Pero sí, nosotros no nos dedicamos a denunciar narcos, en primer lugar porque nuestro eje de trabajo está puesto en los chicos, nosotros queremos ayudar a los chicos. Y si el chico sospecha que vos  está usándolo a él para sacar datos y denunciar a los narcos, automáticamente desaparece. Lo que me importa es la vida de los chicos. Después, que la policía se encargue de los narcos. Por más que a nosotros se nos vincula con héroes, que estamos denunciando narcos, la verdad que no. Sí hemos expuesto situaciones que por ahí no se quieren ver, como que allí hay paco, y que evidentemente sí estamos trabajando con chicos que consumen, y que quedan en las redes del narcotráfico, pero no es que estamos todo el tiempo denunciando eso, ni nos dedicamos a dar nombres. Sin que hagamos un acuerdo de ningún tipo, los narcos a eso lo saben. Puede ser que algún distraído piense que estamos denunciando  y nos mande amenazas, como de hecho nos ha pasado, pero en general, los narcos saben que no estamos mandándoles a la policía. Con esto, no digo que está buenísimo que vendan drogas, que sigan haciendo mierda la vida a los chicos, sino que digo que nuestro eje, es otro. Por otro lado, uno se imagina que el narco es Pablo Escobar, que vive en una isla privada, que manda a sus hijos a una escuela no sé cuánto, que anda en limusina… no, en la mayoría de los casos, los hijos de los narcos terminan consumiendo y los mismos padres no saben qué hacer para sacarlos y varios de esos chicos terminan viniendo a nuestros talleres. Hay narcos, que sin que nosotros hablemos con ellos, gente que ha sido amiga de ellos, te dice que te quedes tranquilo, que los narcos no te van a hacer nada porque vos tenés al hijo de tal y tal en los talleres de oficio y reconocen tu laburo. Tampoco es que el narcotráfico sea una cosa demasiado institucionalizada. Capaz que hay dos narcos que nos bancan, en el sentido que los hijos están tratando de salir, y digo esto con temor y temblor, porque la verdad no me da ningún halago que un narco nos mande a decir que nos banca. Pero tenés otros que no. Nosotros quisimos instalar el tema de que existe el paco porque el paco tiene otro tipo de problemática y conflictividad. Hay que abordarlo de otra manera, distinto a cómo se aborda el tema de la cocaína y la marihuana, por la violencia que genera, por la situación que genera dentro de la familia, que termina expulsando a los chicos del propio hogar. Hay chicos que consumen paco y han empezado a alucinar, han querido acuchillar a la hermanita porque ven al demonio, han querido incendiar la casa.

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¿Por qué sigue existiendo la idea de que en Córdoba el paco no es un problema?

Por qué, no sé. Nosotros queremos que se asuma el paco en Córdoba y que se trabaje sobre esa realidad. Hasta he llevado pruebas a la Policía de que hay paco. Cuando empezamos a querer instalar esto, los que venden paco se encularon.

¿Sigue amenazado? ¿Tiene custodia?

Tengo custodia. Después de lo que pasó en diciembre, recibí amenazas por Facebook, bien formales, e hice la presentación en tribunales. Y luego de eso, hasta el día de hoy, no he vuelto a recibir amenazas.

¿Tiene miedo?

La verdad que sí, estoy mucho más atento a todo.

El índice de pobreza e indigencia en Córdoba es muy elevado ¿Qué observa usted en su tarea en el barrio?

Me parece que ha crecido la pobreza y la conflictividad social. Se ve en situaciones de violencia y delito, que ha ido creciendo. Creo que el tema de la droga también tienen que ver con eso. Vos me preguntabas por qué el gobierno no quiere reconocer que hay paco. No sé específicamente con el tema del paco, pero –y esto que voy a decir es una barbaridad, pero realmente lo creo- la droga mueve mucha plata, y no solamente por el circuito clandestino. Esa plata, tarde o temprano ingresa. Una parte ingresa por lugares en los que supongo estarán metidos los bancos, pero hay una parte que ingresa inmediatamente: el que vende droga va y compra un asado a la carnicería, verdura en la verdulería, comida en el almacén. Toda esa plata genera un circuito comercial, que si de golpe desapareciera, generaría un estallido social. Me parece que tampoco hay intención en trabajar esa cuestión porque no se está pudiendo resolver lo otro. Uno piensa en la gente, y yo quisiera que desaparezca la droga del barrio, pero también vamos peleando para generar fuentes de trabajo.

Nosotros queremos que se asuma que existe el paco en Córdoba y que se trabaje sobre esa realidad”.

¿Cree que la Policía de Córdoba está vinculada con el narcotráfico, que hay una connivencia institucional, como señaló la investigación periodística del “narco-escándalo” en 2013?

No puedo creer que el narcotráfico crezca con las dimensiones que ha ido creciendo si no hubiera un acuerdo, de alguna forma; no sé si institucional. A lo mejor, el jefe de Policía no sabe nada, o sí, no tengo idea. Ahora, que alguna parte de la Policía está dejando que esto pase, me parece que sí. No sé si por connivencia, por miedo, por acuerdo, pero sospecho que algún acuerdo hay. Si ves a los chicos consumiendo droga en una esquina, se levanta uno, va y compra, vuelve, no puede ser que nadie vea eso. Lo ve el vecino, ¿no hay un policía que lo vea? Me parece raro. Con absoluta irresponsabilidad, porque no debería decirlo, pero alguna gente me ha contado que ha visto policías ir a cobrar el canon a la casa del narco. No lo puedo asegurar, pero son comentarios.

¿Y a nivel político, hay “capitanes de la droga” en los barrios?

He escuchado muchas versiones, con nombre y apellido. No me animo a decirlo; si yo tuviera alguna certeza  no tendría ningún problema en denunciarlos, aunque después aparezca en una zanja.

¿Cómo es su relación con el gobernador Schiaretti?

He tenido una reunión con él, personal, y luego nos encontramos en algunos actos. Trato de llevarme bien con todos, tengo mi ideología, mi modo de pensar, he dicho públicamente que he adherido al kirchnerismo, y sigo adhiriendo. La verdad es que uno ve tanta necesidad en el barrio y tan destrozada la vida de los chicos, que si no interviene el Estado, esté quien esté, esto no cambia. El único que puede hacer una intervención a escala es el Estado, si es Mestre, si es Schiaretti, si es Macri, sea quien sea, tiene que intervenir y tiene la obligación de hacerlo. En la medida en que nosotros podamos trabajar en conjunto, lo haremos sin renegar de lo que uno piensa en términos generales y sin dejar de criticar lo que uno ve como negativo.

¿Ha recibido oferta para ocupar algún cargo político en el gobierno provincial o municipal?

Nunca. También he sido claro en decir que estoy bien donde estoy.

Pero candidaturas políticas sí le han ofrecido…

El anteaño pasado me ofreció ser candidato el kirchnerismo, pero muy en el aire. Ahora lo hicieron un poquito más formal. Sin embargo, por más que ése es el único lugar donde me sentiría identificado ideológicamente, siento que no es lo mío.

¿Las rechazó?

Lo pensé bastante tiempo. Me ofrecieron dentro del mismo partido, de dos lugares distintos. A una de las personas ya le dije que no, y a la otra persona no la he podido encontrar para decirle definitivamente que no. No lo digo como un desprecio, ni como un desplante, para mí es un honor. Si sintiera que es lo mío lo aceptaría, pero no es lo mío.

¿Teme perder apoyo de la gente en el caso de hacer un salto a la política?

Pienso que puede pasar eso y no quisiera. Por otra parte, también hay gente que nos ha ayudado y ha colaborado con nosotros porque soy cura o porque piensa que no tengo una ideología, y que de golpe salga con otra cosa… me da cierta pudor. Esto que le voy a decir, lo digo casi por primera vez: Nación nos ha pedido que traspasemos la propiedad del edificio donde se está haciendo el CePLA (Centro Preventivo Local de las Adicciones) que es una propiedad que conseguimos con una plata que me dio mi familia. Compramos una casita, la reciclamos, la pusimos en valor, la cambiamos por esos galpones, con la tierra y todo lo que hay ahí, y después Cedronar empezó a construir un edificio. Eso que nosotros habíamos construido con muchísimo esfuerzo, en cuatro años de laburo, se lo vamos a donar a la Provincia para que termine el edificio, y la verdad que me parece buenísimo, porque es el Estado el que se tiene que hacer cargo, sosteniendo estas actividades. Lo que nosotros conseguimos, más lo que aportó Nación, todo lo donamos a Provincia para que se termine el edificio y esté al servicio de los chicos.

Los obispos Angelelli y Romero y el “Cura Vasco” son sus referentes en la Iglesia. Foto: Mariano Paiz.

¿Quiénes son sus referentes en la Iglesia?

(Enrique) Angelelli, sin duda. El obispo (Oscar Arnulfo) Romero. Y en Córdoba, el cura Vasco, lo conocí de chiquito y fue un gran referente.

¿Qué opiná del arzobispo Carlos Ñáñez y la curia local?

Me gustaría que fuera más jugado en lo social. Hay cuestiones con Ñáñez que las he discutido y hay otras en las que estoy de acuerdo. Me parece que le falta jugarse en lo social. No coincido con su encuadre ideológico, pero lo respeto porque a mí y a otros curas nos ha bancado.

En términos sociales, la verdad que el Papa Francisco se ha expresado de una manera con la que me siento muy identificado.

¿Y cuál es su consideración sobre el Papa Francisco?

No me puse contento cuando él fue elegido Papa, hasta te diría que me puse triste. Desde el lugar ideológico donde uno está parado, me parecía que estaba en las antípodas. Pero para ser honesto, vas hacia atrás y siempre me pareció muy comprometido con los pobres y bancó a los curas villeros. Pero me parecía que eso que él vivía en lo micro, a nivel nacional lo planteaba de un lugar opuesto, en cuestiones políticas concretas. Sin embargo, desde el día que salió al balcón y habló como obispo de Roma y no como Papa del Mundo, ya me empezó a llamar la atención. Luego, con cada mensaje que iba diciendo, para mí fue fantástico. Hay cosas que son parte de la Iglesia y que él no las va a cambiar, pero en términos sociales, la verdad que se ha expresado de una manera con la que me siento muy identificado.

VER “ME PARECEN UNA BOLUDEZ LOS PLANTEOS DE LA IGLESIA SOBRE EL PRESERVATIVO”.

¿Es peronista?

Siempre me he considerado más de izquierda en términos ideológicos. Me gustaría decir que soy peronista. Mi viejo desapareció antes del proceso, el 8 de enero de 1976, bajo el mando de Isabelita (Martínez de Perón). Me cuesta decir que soy peronista, aunque estoy más identificado con el peronismo que con el radicalismo. Diría que soy más kirchnerista que peronista.

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