Como siempre, y más que nunca, nos afirmamos en los valores y principios de la cooperación.
Los cooperativistas celebramos un nuevo aniversario de la Revolución que dio lugar al nacimiento de la Patria. Aquellos hombres y mujeres tuvieron conciencia que debían tomar la historia en sus manos y había llegado la hora de rebelarse contra un orden colonial caduco, en pos de abrir paso a una nueva época americanista, signada por nuevos tiempos revolucionarios de independencia nacional, y anticolonialistas.
Desde esa visión ideológica, impregnada de audacia, se generó la ruptura histórica, declarando ante su propio pueblo y el mundo la determinación de construir una “nueva y gloriosa nación libre de España…”, con el agregado posterior del decisivo y tan cargado de futuro “… y de toda otra dominación extranjera”.
La evocación de la fecha patria y de nuestros hombres y mujeres fundadores, reviste una notable importancia y vigencia en nuestro propio tiempo. El homenaje, por su sentido histórico, nos orienta en pos de la afirmación de nuestra identidad como Nación Soberana, la preservación de la memoria, y el devenir de las luchas de nuestro pueblo por liberarse de aquel colonialismo anacrónico, primero, y de las potencias dominantes posteriores.
Aquellos constructores de la Argentina naciente se nutrieron con lo más avanzado del pensamiento de su época. Su gran mérito fue incidir sobre el sentido común dominante y acumular fuerzas para que las utopías emancipadoras se hicieran realidad.
Entonces, como en la actualidad, las ideas de justicia distributiva han tropezado con los intereses del privilegio y las pretensiones hegemónicas de los poderosos de adentro y de afuera.
Por aquellos tiempos no se hablaba de la batalla cultural o la concentración mediática, pero la confrontación de ideas y la necesidad de estimular el pensamiento crítico ya formaban parte de la agenda prioritaria a la hora de cimentar el camino hacia la Independencia definitiva. El ejemplo más elocuente es el del secretario de la Junta, Mariano Moreno, quien, a los pocos días de 25 de mayo, conocedor del papel de las ideas y la comunicación en la formación de la conciencia ciudadana, decide fundar “La gaceta de Buenos Aires”, con el propósito de que “el pueblo tiene el derecho de conocer la conducta de sus representantes y defender las ideas de nuestra gloriosa Revolución”. Su primera tirada fue de 500 ejemplares.
No se trata entonces de evocar las alegorías y simbolismos del acontecimiento, vaciados de sus aristas diversas y sus inevitables contradicciones, sino de valorarlos profundamente a partir de los intereses e ideas de los sectores sociales que concurren a la disputa y que inevitablemente utilizan su bagaje ideológico y cultural en pos de sus objetivos políticos.
Como entonces, hoy debemos asumir el reto de despojarnos de la cultura de la dependencia y subordinación, que en todos los tiempos se presenta como lo “lógico y responsable”, y consecuentemente las transformaciones son imposibles frente al orden instituido. Nuevamente, apelamos al pensamiento “belgraniano”: “Es preciso que despertemos de la inacción, que sacudamos el yugo extranjero, y que tengamos presente que a nuestra inercia debe éste su preponderancia. La Nación está abatida con tanto desdoro: apliquemos todos a buscar los medios de sacarla de este estado con todas nuestras fuerzas siguiendo los pasos de la naturaleza, esta madre sabia, que ha depositado en cada país una riqueza para que trabajando el hombre lo haga poderoso y fuerte contra quien lo quiera oprimir”.
Una vez más debemos reivindicar el valor de la historia, recreando el pensamiento y el camino transitado por nuestro pueblo, demostrativo que, de las crisis sociales y culturales, se puede y debe salir apoyados en la potencia y la participación ciudadana, generando los cambios hacia el progreso social y la soberanía de la Nación. Como en otros momentos se intentó instalar el sofisma del fin de la historia, ahora aparecen cultores de irracionalismos antidemocráticos, que entre otros ruidosos señalamientos reivindican que viniendo de la nada, “somos lo nuevo”, como si existiera una suerte de vacío histórico. Se niega el devenir de nuestro pueblo, cargado de luchas con sus momentos de unión y desencuentros, incluyendo a los fundadores de mayo y julio.
Los cooperativistas del Instituto, inspirados en el pensamiento goriniano, continuamos en estos momentos tan difíciles para nuestra Nación y el pueblo, sosteniendo el ideario cooperativo que tiene como norte la solidaridad y la igualdad social y cultural. Ese debe ser el fundamento de la vida y el verdadero sentido de la libertad. Los frutos del trabajo y de nuestra generosa naturaleza, deben repartirse con un nuevo sentido de justicia, y una renovada concepción de la Democracia, sustentada en la participación efectiva del pueblo en la gestión y control de la cosa pública.
Así llegamos al presente, con debates obligados por la crisis integral del actual sistema económico-social. ¿Cómo garantizar el bienestar de la humanidad? ¿De qué modo preservar el planeta? ¿Cuál debe ser el contenido de la democracia en el Siglo XXI? ¿Cómo lograr la unión de las mayorías para luchar por una Argentina para todos y todas?
Los cooperativistas nucleados en el IMFC sostendremos nuestras ideas a partir de los valores y principios de la cooperación, nutridas con una profunda visión humanista y cargadas de un auténtico sentimiento patriótico.
Vamos por las metas inconclusas que se propusieron los fundadores de la Patria. En esta celebración nos afirmamos en el ejemplo y el idealismo de los revolucionarios de Mayo, que confluyeron en la independencia, para concluir su lucha junto a San Martin y Bolívar en Ayacucho, que determinó el final del colonialismo español. Lo hacemos conscientes de los gigantescos desafíos para resolver. Entre ellos, para ver “en trono a la noble igualdad”, es necesario profundizar la democracia, llenándola de participación y movilización del pueblo; vencer las resistencias de los poderes que se oponen a la distribución de la riqueza y la democratización de la palabra; sumar voluntades para consolidar la integración regional, afirmar la soberanía nacional y garantizar el cumplimiento pleno de los derechos humanos para nosotros y para nuestra posteridad.
Consejo de Administración del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos Coop. Ltda.
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