Dos años después, ya casi no quedan marcas en la cara de Noemí Carmelita Baldini. Una noche de fines de noviembre de 2015, en un oscuro camino de tierra que conduce al cementerio de La Para, un pequeño pueblo de no más de 3.000 habitantes, Carmelita fue encontrada por la Policía en el interior de su Ford Ka, con un disparo de calibre 22 en la boca. La herida no fue mortal.
El revólver estaba en el medio de los dos asientos, y sentado en el lugar del acompañante, el cadáver de su novio, Miguel Ángel Loza, de 42 años.
Ahora, ante los jueces de la Cámara 8° del Crimen de Córdoba, la mujer sigue sosteniendo que lo que pasó en el interior del auto aquella noche fue un pacto suicida, que falló cuando ella sintió una milésima de miedo y disparó cruzado.
Pero para el fiscal de cámara Hugo Almirón, la prueba que llegó a juicio desmiente esa versión. Mañana, la mujer podría ser condenada a cadena perpetua. Está imputada de “homicidio agravado por el vínculo” y la causa sostiene que asesinó a su pareja cuando supo que este quería terminar la relación. Después de matarlo de dos disparos, la mujer se hirió de un balazo y sobrevivió.
Mañana, las partes harán sus alegatos y luego los jueces deberán pasar a deliberar para dictar sentencia. La imputada ya manifestó que desea ampliar su declaración indagatoria.
“La prueba incorporada en el juicio hasta ahora se corresponde con la acusación, se va ratificando la hipótesis del homicidio”, sostuvo el fiscal Almirón. “Dada la postura de la defensa, que sostiene la hipótesis del pacto suicida, las pericias sostiene que no hay ningún elemento que permita inferir que la víctima haya tenido voluntad de suicidarse”, agregó.
La hipótesis en contra de Baldini es sostenida por el Ministerio Público Fiscal casi desde el inicio de la investigación. Pese a que la escena era confusa, había una certeza: todo había sucedido dentro del auto. El primero en llegar fue el hijo de la víctima, que esa noche recibió un mensaje de Baldini en su celular para que fuera hasta el camino del cementerio. Cuando llegó, antes cerca de las 20.30, vio en el auto a su padre muerto. Dijo que se puso nervioso y que salió a dar aviso a la policía. En su estado, no recuerda si la mujer también sangraba, cree que no.
Un rato más tarde, cuando llegó la Policía, encontraron a Baldini con una herida en la boca. Fue internada, pero siempre estuvo fuera de peligro. La autopsia sobre el cadáver de la víctima determinó que Loza tenía dos disparos: uno en el pecho y otro en la cabeza.
El fiscal Cristian Griffi, quien instruyó el caso, rápidamente recopiló una serie de testimonios más algunos datos clave aportados por los peritos de la Policía Judicial. Loza le había dicho a Baldini que quería terminar con la relación sentimental entre ellos. Él era oriundo de La Para, mientras que ella tenía domicilio en la localidad de San Guillermo, en la provincia de Santa Fe. Aunque en un principio pareció tomar bien la ruptura, Baldini le pidió dos días después que se juntaran. Fue entonces que se encontraron, arriba del auto de él y fueron a conversar en proximidades del cementerio de La Para.
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