Desde hace varios meses, se viene observando un proceso de estigmatización sobre los trabajadores en distintas partes del país, que llevan adelante legítimos reclamos laborales. Comenzó en Buenos Aires, con el caso de los docentes (un reclamo por salarios por debajo de la canasta básica alimentaria, algo indigno), luego sobre los trabajadores municipales y de EPEC (criticados por tener salarios dignos), luego sobre los choferes de colectivo de UTA (y los delegados) por paritarias dignas.
Diera la sensación, que para desviar la atención de los verdaderos problemas que aquejan al país, a los que hasta ahora evidentemente no le encuentran soluciones los gobernantes de turno (inflación, inseguridad, pobreza, despidos, falta de crecimiento de la economía, endeudamiento externo, avance del narcotráfico, entre otros); al igual que hicieron otros gobiernos, se terminó buscando un enemigo…: en este caso pareciera que son “los trabajadores”.
Se busca instalar la idea de que existen trabajadores que ganan mucho y son privilegiados, peligrosos y muy conflictivos, o trabajadores que son vagos, entre otras frases discriminatorias, descabelladas y desafortunadas que se escuchan.
En primer lugar, no existen trabajadores que ganan mucho. Existen trabajadores que gracias a la lucha de destacados dirigentes sindicales históricos (que a muchos de ellos les costó “sangre, sudor y lágrimas”), como fue el caso de Agustín Tosco; lograron importantes Convenios de Trabajo, es decir, fueron conquistas sindicales lo que es absolutamente meritorio por donde se lo vea. Es lamentable escuchar que se critique a trabajadores con sueldos dignos. ¿Qué mensaje directo o indirecto se busca imponer a la ciudadanía con esta idea? ¿Acaso los trabajadores son más buenos o mejores si tienen sueldos de miseria o por debajo de la línea de la pobreza?
En segundo lugar, no existen trabajadores peligrosos y muy conflictivos. Existen trabajadores que con dignidad, defienden sus derechos enérgicamente, sin arrodillarse a ningún gobernante para pedirle migajas. Pareciera que buscar tener un salario digno en este país o buscar mejores condiciones de trabajo, nos transformara en peligrosos o demasiados conflictivos a los trabajadores en la Argentina, un absurdo total. Deberíamos preguntarnos por ejemplo: ¿Si los trabajadores argentinos tuvieran salarios dignos y mejores condiciones laborales, deberían tener que salir a reclamar por sus derechos? El derecho a huelga es un derecho constitucional que debe ser respetado y garantizado.
En tercer lugar no existen trabajadores vagos. Todos nos levantamos, cumplimos nuestras tareas diarias, horarios de trabajo y nuestras obligaciones. Mediante el mismo, llevamos el plato diario de comida a nuestras familias.
Pareciera que en el fondo se busca profundizar la grieta entre los propios ciudadanos. Buscar confrontar trabajadores con trabajadores… ¿Divide y Reinarás?
Nuestros gobernantes, deberían avocarse a hacer mejor su trabajo, para que los argentinos vivamos dignamente, para que dejemos de vivir en una mediocridad generalizada, para que tengamos un país que funcione con normalidad, y para que salgamos del pozo en el que estamos inmersos desde hace años, con gobiernos de distinto signo político que han pasado, y con los mismos problemas sin resolver.
Ningún país serio del mundo funciona sin trabajadores. Ningún país serio del mundo tiene trabajadores con salarios de hambre. Ningún país serio del mundo estigmatiza los reclamos laborales. Ningún país serio del mundo dice que sus trabajadores son vagos. Ningún país serio del mundo ajusta el bolsillo de los jubilados.
Quizás deberíamos preguntarnos finalmente, si algún día seremos un país serio. Eso solo depende de los gobernantes.
CARLOS EMANUEL CAFURE
Abogado
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