EL RECORTE A LOS JUBILADOS – Ni en House of Cards, los guionistas hubieran incendiado semejante relación de poder, exitosa hasta la medula desde 1999 hasta la fecha. Sin embargo todo puede suceder, tanto en las series como en la vida real. El presidente Mauricio Macri encontró en Juan Schiaretti un aliado fundamental para quebrar al peronismo y el gringo, una oportunidad para ser él, un dirigente con nombre propio en la escena nacional: por eso asegura que se terminó el tiempo de Cristina Fernández de Kirchner en el peronismo. Pero una cosa es la relación institucional (Nación-Provincia) y otra que el cordobés haya sido el principal articulador de un interbloque federal para restarle poder al PJ/FPV y de yapa, empujar al rincón, al bonaerense, Sergio Massa, socio principal de José Manuel De la Sota. Para colmo, las que se paran en los dos extremos del escenario político de esta semana enloquecida de diciembre, son las mujeres de ambos: Alejandra Vigo (de Schiaretti) y Adriana Nazario (de De la Sota).
De la Sota, que tiene el derecho de autor de la victoria de 1999 frente al imperio radical de Córdoba, abrió un local de ropa de diseño para hombres en Río Cuarto y se dedica a jugar a los modelos y al comerciante. O a sacarse selfies en cada ciudad del mundo donde recala o asado que organiza en su casa. Hasta se animó a desfilar hace algunas semanas atrás con una figura física de tres décadas antes. Suele decir que quiere reubicar su mirada y pararse en el lugar de un ciudadano. Vivir lo que viven los que no hacen política o están fuera del poder. Agrega un condimento: “A mí no me interesa el poder”. Todos saben (o creen) que no será para siempre y que regresará al escenario político pronto, para iniciar su enésima carrera presidencial. Al fin y al cabo, nadie puede negar ni su olfato político, ni su terquedad detrás de los objetivos que se propone. Y uno de sus sueños sin alcanzar es el de la presidencia de la Nación.
Adriana Nazario, su mujer y una empresaria reconocida en la provincia, hasta la semana que pasó había sido un miembro de número de la Cámara de Diputados de la Nación. Fiel a su bajo perfil, no dejaba de participar en la vida legislativa, pero su voz era poco conocida. Dice sobre ella un viejo operador peronista del massismo: “Adriana trabaja, trabaja y trabaja. Siempre está. Se nota que no le gusta aparecer y tampoco habla demasiado. Lo justo”.
Dijo pocas palabras, pero muy precisas en una entrevista que concedió a Cadena 3 el 7 de diciembre:
-No fui al interbloque porque nadie me invitó, pero me siento cómoda en la bancada del Frente Renovador y voy a seguir ahí. Fue una decisión mía. Las cosas siguen como están, hemos tenido buena relación con todo el mundo, estoy trabajando muchísimo.
-Que yo esté de un lado o del otro, no significa que no piense en Córdoba.
-Pertenezco a Unión por Córdoba; la creó mi marido.
-Yo no voy a votar que se le siga sacando plata a los pobres jubilados.
Alejandra Vigo ha sido -y sigue siendo- el artífice de la política social del gobierno de su marido. Dentro del gobierno era una ministra sin cartera, quizá la única con poder para definir acciones políticas en discordancia con alguna opinión del gobernador. Metódica, trabajadora y militante 24 horas no va a tener un rol secundario en Buenos Aires.
La tirantez es tan grande entre militantes de uno y otro sector, que este fin de semana circuló como si fuera agua bendita, un whatsapp con un video de la campaña electoral, en que Martín Llaryora es protagonista. Allí el ahora diputado nacional asegura que no votará con aumentar la edad para jubilarse, un paso que el proyecto oficialista introduce.
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También hizo furor una cadena titulada “Por nuestrxs trabajadores jubilados”. Dice: “Mandales un Mensaje de Texto, de Whatsaap, de Telegram o llamalos y pediles que no voten la ley contra los trabajadorxs jubiladxs y los niñxs de Córdoba, ni del país, que no traicionen, a lo mejor reflexionan. Se dicen peronistas, quien te dice que por un llamado cordial y convincente a tiempo, páramos la reforma previsional y el saqueo”.
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En el medio, Schiaretti no viajará a Buenos Aires para la foto con el presidente. Está preocupado por el efecto hacia el interior del PJ cordobés y enojado con el presidente porque Elisa Carrió es la que manda. Fuentes del gobierno nacional afirman que los gobernadores habían dado el sí al DNU (Decreto de Necesidad y Urgencia). Algunos dicen que para evitar más costos políticos como los que están pagando estos días, que además tenía una ventaja adicional: cerraba el problema y dejaba solo, frente a la opinión pública, al presidente. “Les vamos a dar apoyo para que saquen la ley, pero no queremos sobreactuar”. Hasta la medianoche, el gobernador tenía programada una nutrida agenda en Córdoba para no viajar a la capital argentina, que será un hervidero.
Los dos saben lo que hacen: “El gringo” se aferra a la gestión para evitar una zancadilla que lo eyecte del poder. Cree también que se abre un ciclo neoliberal y pone todas las fichas en ese sentido. “El gallego” no tiene que gestionar y sabe que hay medidas que la gente no olvida ni perdona: una de ellas es hacerles pagar a los jubilados el ajuste del presupuesto estatal. En ese resquicio, imagina que la política le puede devolver en algún momento una posibilidad.
Ni Schiaretti, ni De la Sota han hablado en público sobre el otro, ni ha habido cambios, ni tampoco modificaciones en el esquema de poder del gobierno provincial. La interna que desata la relación con el presidente y el voto a favor del recorte a los jubilados, se produce en algún cruce entre funcionarios o legisladores que responden a ambos, por whatsapp y entre las mujeres de ambos, que hoy levantarán la mano, una a favor, y la otra en contra.
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