El base, que supo comandar las grandes epopeyas albirrojas en el Ángel Sandrín, volverá a vestir los colores que lo hicieron feliz. Su casa, su barco y su gente. Detrás, como un anhelo, está el ambicioso proyecto de Lucas Victoriano, un DT que llegó para sacarle la espina al barrio. Ser campeón.
“Me escribió Lucas, me contó su forma de trabajar, que le gustaría que esté dentro del equipo, que él quiere también seguir creciendo y a él le gusta ganar. Su hambre de ganar, su competitividad de no querer perder a las bolitas, me llevó a pensar igual que él”, describe Gastón Whelan en una extensa charla con Enredacción.
El ex capitán todavía lleva grabado a fuego ese cuadrangular de la Liga Sudamericana en 2018, donde Instituto se hizo gigante ante Baurú, Flamengo y Minas Tenis en Río de Janeiro. “Nos daban dos pesos y claramente no éramos el candidato a pasar a la final y nos plantamos, jugamos bien, les ganamos a los tres equipos y era un descontrol, una euforia hermosa porque era ganar en Brasil a los tres brasileros”, se sincera.
Para no perder la costumbre de los últimos años, “La Gloria” no se quedó atrás en el mercado y ya confirmó cinco jugadores de jerarquía: Whelan, Nicolás Romano, Tayavek Gallizzi, Martín Cuello y Nicolás Copello. En la lista de pretendientes se encuentra Luciano González, otro conocido en Alta Córdoba.
Estuviste cuatro años en Instituto, siendo capitán, pero nunca pudiste gritar campeón. ¿Fue una razón importante a la hora de elegir volver?
Sin duda que fue una de las razones por las que volví, no fue la única. Son más las razones de haber vuelto a Instituto con lo que significa para mí el club, es el lugar que me abrió las puertas, qué me brindó la posibilidad de ser capitán en la última temporada. Coincido que está esa asignatura pendiente de haber disputado tres finales y haber estado tan cerca en las tres, es como que está esa espina ahí dando vuelta. Ojalá que este año sinceramente se pueda coronar con una gran temporada.
Jugaste la final del Súper20, de la Liga Sudamericana y de la Liga Nacional, ¿En cuál de las tres merecieron más?
Creo que la que más cerca tuvimos fue con San Lorenzo. La de San Martín fue un solo partido, que no nos sacaron de juego, con Franca en el tercer partido ellos tenían el aro como una bañera, entonces no los podíamos frenar y un séptimo partido con San Lorenzo, en cancha de ellos, también batallamos, estuvimos cerca y esa fue la que se nos escapó. Me parece que haciendo un análisis así por encima es la de San Lorenzo.
El equipo va tomando forma y cuentan con nombres importantes, ¿se puede pelear el título?
El roster que está armando Instituto da para pensar que el objetivo nuestro es el título, esa es la verdad. Después habrá que ver a la hora de empezar a entrenar, de delinear los objetivos grupales, cuáles serán los plazos que propone Lucas. Por supuesto que lo primero será conocernos, porque yo no tuve la suerte de jugar con el “Taya” o con Nico Copello, siempre los he enfrentado, pero bueno, habrá que vernos. La ventaja es que son todos jugadores con experiencia, con una inteligencia, que aceleran ese proceso de conocimiento.
Ojalá seamos un equipo sólido de acá a dos, tres meses y no antes de llegar a playoffs porque seríamos un equipo más amenazante, más competitivo desde antes del torneo. En Instituto siempre hay que ser protagonistas, así que se podría decir que tácitamente el objetivo está ahí, de campeonar.
Venís de ser dirigido por Leo Gutiérrez, un técnico similar a Lucas Victoriano, ya que ambos fueron integrantes de la Generación Dorada y tienen una facilidad para ponerse del lado de jugador. ¿Es una característica importante a la hora de trabajar?
Tanto Leo como Lucas han sido jugadores de jerarquía, representantes nada menos que de la Selección Argentina. Creo que tienen similitudes porque han sido de primer nivel, con esa sangre, con ese sentido de la competitividad de querer ganar todo. Leo ganó todo en nuestra Liga Nacional, es el jugador con más títulos, Lucas con su enorme carrera en Europa, son jugadores que han estado en la elite de nuestro básquet. Ahora tienen la oportunidad y la suerte de estar del otro lado del banco, donde ya han vivido y ya saben los gestos del jugador.
¿Es una ventaja entonces?
Sí, por ahí tienden a leer lo que va a pasar en el juego porque ya han estado, ya han vivido y tienen toda la experiencia del otro lado donde ahora estamos nosotros. Entonces ya corren con esa ventaja a la hora de ser entrenador, ellos saben qué le gusta al jugador, qué no le gusta, de qué manera llegarle, qué manera se puede sacar una ventaja dentro del juego. Después de un minuto ya saben dónde va a ir la pelota, tienen esa ventaja, tienen ese conocimiento previo de haber estado dentro de una cancha y haber tomado infinitas decisiones.
Tenes 25 años y una carrera por delante, ¿qué deuda pendiente te queda como jugador?
Quizás representar a la Selección Argentina mayor, un campeonato en nuestra Liga Nacional y tener una experiencia en una liga europea. Esos son los tres deseos, objetivo o sueños que todavía trabajo para lograr en algún momento. El más factible, ojalá, sea un campeonato este año y que repercutirá en una posible llamada a la Selección o el salto hacia una liga europea.
¿Qué te falta para dar ese paso?
Creo que puntualmente esa constancia en el lanzamiento. Si lo consigo me va a fortalecer como jugador, se va a notar más el crecimiento y después ojalá se pueda dar ese salto a una liga europea. Por supuesto que tendré que fortalecer el tema de la defensa, el liderazgo a la hora de jugar en un equipo, y si consigo una constancia en el lanzamiento voy a ser un jugador más completo.
¿Leo Gutiérrez te ayudó en esa mejoría en el tiro exterior?
Hay que decir que con Leo las mañanas eran de gimnasio y lanzamiento; había que tirar y tirar. Su filosofía pasaba mucho sobre la toma de tres puntos y también hay una cosa que también es cierta, que empecé a tomar más decisiones de ese tipo. A veces priorizaba hacer jugar más, dar más asistencias o que el equipo respete una idea, y la temporada pasada decía ‘si estoy solo tengo que tomar la decisión de tirar, porque es una buena decisión’. Podía meter, podía errar, pero tenía que animarme y dar ese paso de que podía convencerme a mí mismo que era una buena decisión.
¿Cómo fue jugar sin público la última temporada?
Se pierde un factor esencial como la emoción, porque al fin y al cabo presenciar un partido aunque sea de futbol, de básquet, lo lindo es el público, las reacciones, las puteadas mismas, porque las puteadas son parte de ese mismo folklore que uno dice. Uno empieza a ver la NBA y ve como se festeja un triple, una tapa, bueno toda esa parte linda que tiene el espectáculo.
En una nota con Pablo Espinoza, me comentaba que los planteles del interior contaron con cierta desventaja con respecto a los equipos porteños, ¿Fue así?
Me parece que sí. Los clubes de allá tenían su cancha, nosotros teníamos que hacer media hora en trafic para entrenar una hora y cuarto y después volvernos para el hotel. Nosotros teníamos gimnasios en uno de los salones del hotel, pero no es lo mismo, entonces se puede decir que contaban con alguna ventaja, después el factor psicológico, había equipos que por ahí aprovechaban de estar en un departamento, y nosotros estábamos encerrados en una pieza viendo la cara de mi compañero 24 horas.
¿Qué cambiarías para la próxima campaña?
Todos los protagonistas han hecho un esfuerzo enorme, pero pediría que no se repita ese formato. A lo sumo si se tiene que hacer de una manera parecida, que se haga como la Liga Argentina que son mini sedes, mini burbujas de una semana, diez días, donde jugas tres juegos y volvés a entrenar a tu cancha. Tenés la disponibilidad horaria que vos querés, podes estar con tu familia, todo lo que se asemeja a una temporada con normalidad.
—
>> Si estás de acuerdo con el periodismo crítico y comprometido, te invitamos a asociarte a ENREDACCIÓN, el sitio de noticias con información de Córdoba: INGRESÁ AQUÍ.
>> También podés comprar libros, información y cultura en La Tienda de ENREDACCIÓN.
>> ©Enredacción. Está prohibida la reproducción de este artículo.