“Me estoy muriendo”, fue el mensaje Iair Said luego de muchos años sin ver a Flora Schvartzman, una tía abuela de 92 años, soltera y con una visión del mundo un poco pesimista.
Con su estatura, ella no llega al hombro de su sobrino nieto, sin embargo está a la altura del protagónico que Said creó a la medida de los dos para el documental. Se trata de “Flora no es un canto a la vida” y está disponible en la cartelera del Cineclub Municipal.
Este es el primer largometraje de Said, quien es actor, guionista y director de casting. “Lo que quiero mostrar es lo que está en la película, luego la lectura la hace cada uno. Lo lindo del arte es que cada persona saque su propia conclusión sobre lo que ve. Pienso que el cine sirve para eso, para que cada uno encuentre su explicación a esa obra, no que le den todo masticado”, le dice a Enredacción.
Para el recorrido temático y emocional sobre la muerte, la vejez y los vínculos familiares, utiliza como motor narrativo la intención de quedarse con el departamento de la mujer que no tiene herederos. “La película es de una ética dudosa y me parece bien que así sea”, confiesa.
¿Por qué un documental y no una ficción para contar esta historia?
Me gusta el límite y la duda que siembra esta película sobre si es ficción o documental. La gente necesita encasillarlo en un género y lo que pienso es ¿qué importa el género? ¿Qué necesidad tenemos de saber si es verdad o no? ¿Qué nos cambiaría? Si lo que siente el público cuando ve la película es genuino, para mí con eso alcanza. Me gustan nuevas maneras de contar, que no sea tan convencional el relato, y me parece que este proyecto rompe lo clásico del documental y de la ficción. Me gusta que la película tenga muchas texturas y un lenguaje propio, y sembrar la duda si es cierto o no.
No tenías guión antes de comenzar, se fue haciendo durante el montaje, ¿qué te hizo reconocer en esta historia una película?
Ella como personaje era particular, pero el vínculo que teníamos y la manera en que ella reapareció diciendo que se estaba muriendo me parecía algo muy cercano a lo cotidiano y al mismo tiempo era extraordinario, porque no conocía a nadie que le haya pasado lo mismo con un familiar. No es que me llamó una tía abuela y me trajo una noticia fuera de la común, reapareció y punto, no es que es una historia extraordinaria per se. En mi vida y rutina era novedoso. Ella es un personaje excéntrico, llamativo y magnético para contar algo nuevo.
¿Por qué asumir el riesgo de exponerte en la película?
Si no me expusiera no sería arte. Un artista que no se expone a mí no me interesa, me parece frío el resultado de alguien que no muestra sus vísceras y miserias. Me interesan los artistas genuinos con lo que quieren mostrar, no los que especulan. La película es de una ética dudosa y me parece bien que así sea. Todos podemos tener una ética polémica y ser contradictorios en nuestra manera de ser.
¿Por qué no podemos seguir trabajando con viejos? ¿Si dejan de ser productivos y se jubilan, dejan de ser interesantes? ¿No tienen proyectos, sueños?
¿Qué elementos la convierten en una película original?
Exponerme me parece original. Es un recurso que no lo he visto tanto, así tan desnudo en cuerpo y alma al personaje. También me parece original que sea una película sobre una anciana, que no hay tantas, y que esa anciana no es una tierna, esas que uno la ve y dice “ay, la abuelita”. Flora es bravísima y tiene una concepción sobre el mundo muy pesimista y poco empática. Al mismo tiempo es una señora llena de contradicciones, no es un personaje puro y blanco, al contrario es oscuro, cínico, pero aun así es querible. Eso me parece novedoso, particular y difícil de llevar a cabo. Querer un personaje bueno y frágil es fácil a la historia, en cambio uno oscuro y cínico es más complejo de mostrar.
¿Cómo manejaste el límite para no reírte/reírse de Flora?
Era algo que nos planteamos desde el principio porque es un camino fácil el de burlarse de alguien que no sabe qué se está haciendo con ella. Por eso, estaba claro si un chiste la exponía, no iba en la película, si en una parte hablaba de su vida íntima, tampoco. Es tentador, pero no, sería desleal y nos reiríamos de ella y no es la idea. No hago cine para reírme ni de ella ni de nadie, más que de mí mismo. En el film, no critico a nadie más que a mí.
¿Ayuda a poner sobre la mesa el debate en torno a la tercera edad y sus derechos?
Más que los derechos, habla del rol de la tercera edad en nuestra vida, qué son para nosotros los adultos mayores y que somos nosotros para ellos, como si fuéramos el centro del mundo y ellos nos rodean. ¿Por qué no podemos convivir? ¿Por qué no podemos seguir trabajando con viejos? ¿Si dejan de ser productivos y se jubilan, dejan de ser interesantes? ¿No tienen proyectos, sueños? Más que los derechos, lo que me llama la atención es quién se ocupa de ellos, de los que no tienen familia ni amigos, ¿no están a tiempo de hacerse amigos nuevos? ¿Cómo es?
No me gustan los documentales que son solemnes, sino los que están llenos de humor, los que no me bajan línea y que me trae un mundo nuevo.
¿Qué recepción tienen los documentales en Argentina?
No se estrenan en las salas comerciales, no están en las cadenas. Y aparecen diferenciados de otro tipo de cine, y eso está mal. No hay que diferenciar lo que es una película de ficción de un documental. Con un documental se puede concebir una historia hermosa y particular. Hay documentales bárbaros con humor, delicadeza y frescura, y no tienen espacios para ser mostrados. Además, la gente asocia el documental a algo solemne, baja línea, político y social, lo cual está mal porque hay un montón que no lo son. A mí no me gustan los documentales que son solemnes, sino los que están llenos de humor, los que no me bajan línea y que me traen un mundo nuevo. Tampoco me gustan las ficciones solemnes.
¿Qué reflexión te queda de la muerte después de la película?
Me acercó a la muerte con humor y realidad. La muerte la vamos a atravesar todos, la nuestra y la de alrededor, es inevitable. Nos vamos a morir y mientras estemos acá, hay que pasarla bien. El documental me parece que se ríe de eso y además me sacó el miedo a la muerte.
¿Qué tipo de viejo querés ser?
Uno que tenga proyectos, no me quiero sentir viejo, eso es fatal. Me da terror cómo es la vejez o cómo parecería ser. Necesito encontrarle a la vejez aristas más nobles, divertidas y menos trágicas.
Mirá el tráiler
Para agendar
Flora no es un canto a la vida
(Argentina, 2018, DCP, 64’, ATP)
Flora Schvartzman es una mujer soltera, de noventa años, que quiere morir desde que nació. Alejada de su familia, se pone nuevamente en contacto con sus parientes para organizar su propia muerte. Iair, su sobrino nieto, es el primero en interesarse por ella y por su departamento sin herederos.
Jueves 11, a las 18 y a las 23 horas; viernes 12, a las 15:30 y a las 20:30 horas; sábado 13, a las 18 y a las 23 horas; domingo 14, a las 15:30 y a las 20:30 horas; martes 16, a las 18 horas; miércoles 17, a las 20:30 horas.
En el Cineclub Municipal Hugo del Carril (Bv. San Juan 49).
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