Cuando el pueblo vota se acaban todas las cortinas de humo y las operaciones y sólo queda la realidad. La cruda imagen del día después del resultado electoral del comicio legislativo de este 26 de octubre, es la clara victoria de La Libertad Avanza (LLA), que se quedó con cinco diputados nacionales, y dejó afuera del Congreso a otras dos fuerzas del espacio de centro-derecha que le dieron forma a Juntos por el Cambio entre 2015 y 2023: El Pro y la UCR. Al punto que el radicalismo cordobés no tendrá legisladores nacionales propios por primera vez desde 1983. De hecho, el único que sobrevive en el parlamento es el radical con peluca y ex intendente de Jesús María, Luis Picat, que festejó en el bunker libertario como un integrante más de la tribu mileísta.

El triunfo del oficialismo nacional no es novedad en una provincia que ha sido sostén de todos los experimentos de centro-derecha desde el regreso de la Democracia en nuestro país. En ese sentido, hubo un comportamiento lógico del electorado cordobés, que cambió sin complejo el amarillo del macrismo por el violeta de Javier Milei. En medio de una crisis económica y política, que sólo pudo ser sorteada por el “salvataje” financiero de Estados Unidos en las dos semanas previas de la elección, el 42,35% de los cordobeses apoyaron la boleta de LLA.
Son muchos menos que el 56,32% que obtuvieron JxC y LLA en 2021, la anterior elección de medio término: -14pp. Traducido en votos, en 2021 los ahora integrantes de la coalición de gobierno se alzaron con 1.108.815 sufragios, mientras que este domingo lograron 822.240, una pérdida de 286.575 voluntades. Una revelación de que nadie es inoxidable a las crisis, en este caso atada al brutal ajuste del gasto público, las medidas de desregulación y apertura económica, y las denuncias de corrupción que acumula la gestión libertaria desde diciembre de 2023.
La primera capa de lectura indica que Gabriel Bornoroni, con terminal en Karina Milei y Martín Menem, es el ganador interno, a la par que fortalece a ese polo del triángulo de poder político nacional, integrado, además, por Javier Milei y Santiago Caputo. En esa línea, el delfín de Bornoroni, Gonzalo Roca, otro empresario de estaciones de servicio, fue electo diputado nacional. Sin quitarle merito a ninguno de los dos, dado que el volumen de los dirigentes se construye en base a los logros, imagen y relato que alcanzan y transmiten, su aparición y posicionamiento inicial es una consecuencia de la transferencia de imagen y votos de Milei. También está claro que luego de 2023 y 2025, ambos quedaron sentados en la primera fila del sistema de poder local.
Otra capa de observación, con la aclaración de que 2027 está demasiado lejos, indica que el senador Luis Juez (Frente Cívico), con su apoyo sin fisuras a los candidatos de LLA en Córdoba y al propio presidente, queda posicionado como un aspirante privilegiado para intentar una nueva candidatura a la gobernación cordobesa. Es el candidato de ese espacio con mejor imagen y caudal de votos propios, pero es obvio que, sin Milei, en soledad, sus posibilidades disminuyen abruptamente. Mientras que el radical Rodrigo De Loredo se apuró en saludar el triunfo del gobierno en todo el país, pero el haber sido derrotado internamente dentro de la UCR en su intento de anudar una alianza con LLA lo dejó relegado frente al poder libertario.
Dentro de este mapa, una consecuencia del resultado es que como si fuera una aspiradora, la mayor parte de los dirigentes de los viejos aparatos políticos serán absorbidos por LLA. El ostracismo es una enfermedad maldita para el sistema político en estos tiempos, por lo que es probable que haya importantes migraciones con destino al edificio libertario.

el diputado electo, Gonzalo Roca, y el diputado nacional, Gabriel Bornoroni, ambos de La Libertad Avanza (LLA). (Foto: Prensa).
EL “CORDOBESISMO”
Formalmente, Provincias Unidas puede hacer alarde de haber reemplazado la fuga de Natalia De la Sota y haber sumado un diputado nacional extra. El “cordobesismo”, la alianza del PJ cordobés con radicales, macristas, socialistas, vecinalistas y liberales tendrá un bloque de seis legisladores, que en el marco de la necesidad de acuerdos que tendrá el gobierno nacional serán valuados como de oro y diamantes. LLA junto al Pro y la UCR, tendrá 108 escaños, 21 menos que los necesarios para tener quórum, por lo que la bancada que tendrá como líder al ex gobernador Juan Schiaretti, tendrá un rol clave en ese proceso.
Si Provincias Unidas preserva unidad y pasa de un frente político electoral a una construcción política centrista y federal, la bancada llegaría a 20 legisladores. Pero nada indica, por el momento, que esa metamorfosis pueda producirse con facilidad, ya que el triunfo libertario tiene una fuerza centrípeta innegable y es difícil que los gobernadores radicales o el macrista chubutense, Ignacio Torres, permanezcan lejos del sistema de poder central.
Aquí pesa que el experimento de Provincias Unidas cosechó 1.140.000 votos en todo el país, un 4,96%. Ese porcentaje no es suficiente para aspirar a disputarle un lugar a la polarización entre libertarios y peronistas. Se le agrega que Schiaretti fue derrotado por LLA en Córdoba, lo que, además, deja al espacio sin una referencia o liderazgo definido; que el gobernador santafesino Maximiliano Pullaro fue vencido por LLA y el peronismo; y que el bonaerense Florencio Randazzo no llegó al 3% de los sufragios. Se puede concluir que el experimento de los gobernadores chocó contra un muro y el efecto inmediato será la retracción a sus territorios.
También es relevante que el sueño presidencial del ex gobernador cordobés no logró levantar vuelo pese a que la lista del oficialismo provincial obtuvo 58 mil votos más que en la elección de medio término de 2021 (549.839 sufragios versus 491.969, equivalente a 28,32% versus 24,99%).
Por otra parte, la elección del domingo no dejó tranquilo a nadie en el centro cívico cordobés. Con los resultados obtenidos, es evidente que el 2027 será tan o más complejo que el 2023, donde el gobernador Martín Llaryora derrotó a Juez por tres puntos de diferencia. El único matiz que permite entrever este comicio legislativo, es que la bancada de diputados nacionales le permitirá al oficialismo provincial sentarse en la mesa de negociaciones con la administración nacional, con posibilidades de obtener recursos que garanticen el funcionamiento básico de la gestión. Regresará, nuevamente, como en 2015 o 2019, la lógica de alambrar la Provincia.
Pese a ello, surge un interrogante, y es la debilidad del desempeño oficialista en la Capital provincial, que padece la falta de recursos económicos para potenciar la administración. La victoria del “cordobesismo” en 2023 fue asfaltada por la generosa entrega de recursos económicos en forma de obra pública de la gestión Schiaretti a la de Llaryora. En aquella oportunidad, el interior sostuvo a Juez y la Capital a la alianza oficialista. Ahora, el ajuste nacional bajará inexorablemente a las provincias, por lo que el desafío político y económico para la gestión de Llaryora será mayúsculo.
Otro dato sustantivo, que no por conocido haya sido tenido en cuenta lo suficiente, es que los acuerdos de superestructura -léase la suma de dirigentes-, no dieron los frutos esperados en la elección. Una gran parte de los intendentes de la UCR, vecinalistas y del viejo Pro jugaron con la camiseta de Schiaretti, pero “no movieron el amperímetro”, como dijo un veterano operador del PJ. El factor Milei resultó, en esta oportunidad, más fuerte que los acuerdos territoriales.
DE LA SOTA
Natalia De la Sota salió de la estructura del “cordobesismo” y logró su objetivo de mínima que era la reelección como diputada nacional. Con 169.951 votos ocupó el tercer lugar y obtuvo el 8,75% de los sufragios. Una cosecha que no es menor, pero que no es suficiente para darle volumen de figura política para terciar en soledad frente a los grandes aparatos políticos. Sí demostró lo que en la rosca política se categoriza como “capacidad de daño”. Si se tiene en cuenta que Llaryora fue electo por apenas 3 puntos de distancia sobre Juez, los casi 9 puntos de la hija del ex gobernador José Manuel de la Sota, representan una potencia significativa e ineludible para 2027. Allí residirá ahora su poderío y proyección.
También se ubicó como la principal opositora a Milei en la Provincia, un territorio que tenía muchos jugadores, pero ninguno con el volumen electoral que alcanzó De la Sota. Si sigue ese sendero, los efectos de la política económica nacional en una provincia industrial como Córdoba, le permitirán ensanchar su influencia y potencial electoral. Su experimento en solitario le puede abrir espacio al desarrollo de una eventual fuerza con identidad peronista o bien, aportarle a la alianza oficialista local un perfil que no tiene, en un escenario que todavía es de “ciencia ficción”, pero que necesitará de “jugadores” con este posicionamiento para ensanchar su base de electores.

La reelecta diputada nacional, Natalia De la Sota. (Foto: Prensa).
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